capítulo 24

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—¿En qué etapa estás? ¿Qué tan grave es?...

Gona pensó sus palabras, aunque estaba seguro que el final o el resultado sería el mismo: un Luh enojado, se tomó unos segundos en plantearse su respuesta.

—Cuidado personal. No necesito medicinas ni nada de eso, es... Sólo dejar el vicio. –suspiró al terminar.
—¿Vicio?

Luh pensó estas palabras, no le cabía en la mente que su Gona, Gonzalo, tuviera algún vicio con el cigarro. Era casi imposible de pensar para él.

—Mi padre tiene lo mismo, fue heredado.
—¿Y eso qué significa?, entonces, ¿no tienes vicios? –preguntó Exo uniéndose a la conversación.
—Pues, sí. Tengo vicio, pero lo heredado: es simplemente que me es más probable tener cáncer pulmonar, no lo heredo directamente. –explicó Gona, con tranquilidad.

Luh se apartó un poco y miró por la ventana.

—¿No te advirtieron sobre fumar y la enfermedad? –preguntó Luh.
—Sí.
—¿Entonces?
—Lo ignoré por completo.

Todos parecían decepcionados del menor, lo miraban con pena. Desde arriba. Cuando Sara mencionó:

—Dios mio, Gona... ¿Por qué fumabas entonces?

Gonzalo, sin saber si decirlo o no... Se lo pensó más de cinco veces si revelar sus verdaderas intenciones, sabía que de cualquier manera lo culparían o daría pena. Sin embargo, sólo miró a los otros y accedió a contarlo.

—Fumaba antes de grabar con Luh, para liberar tensión y no notarme pesado con él. Además de librar con la carga de que nunca seríamos nada más y de su novia. –finalizó con pena, escondiéndose entre sus manos.

Exo, Sara y Luh se miraron apenados, sentían la carga emocional de Gona. Todos se acercaron a él y le dieron un gran y cálido abrazo.
Todos sonrieron inconscientemente, sintiendo al otro protegiéndolo y estando ahí. Tan perfecto.
Se separaron y se miraron.

—Bien, creo... Que yo me iré con Gona, para vigilarlo. –aclaró Luh
—Tienes trabajo, ¿o no? –preguntó Sara.

El mayor recordó esto y comenzó a pensar otras salidas, además... Su familia, ¿qué pensarían de él?... Eso era lo que más le preocupaba a Luh, pues era lo más preciado que tenía, y no quería perderlo.

—¿Alguien puede ir con él en lo que arreglo cosas en mi hogar, y regreso con Gona? –miró a Exo y Sara.
—Creo que yo. –Sara se ofreció.
—¡No soy un niño pequeño, me sé cuidar! –se quejó el menor.
—No lo parece. –la mirada de Luh se oscureció, y su tono de voz se hizo más grave y tenebrosa. Haciendo a Gona quedarse callado.

Estaban armando planes tan concentrados que Gona sólo se centraba en tratar de seguir el plan de sus amigos, lo que estaban proponiendo.
Tuvieron que irse Gona, Luh y Sara a sus habitaciones para guardar sus cosas y finalmente irse.
Apenas y les llegaba para el boleto de avión, el dinero ya no les daba para más días en el hotel.

Se reunieron fuera del hotel, Gona fue el último en salir. Se subieron a un taxi y se fueron al aeropuerto, todo iba muy bien. Risas y conversaciones salían como antes: graciosas y normales.
El vuelo que iban a tomar era hasta más tarde, por la culpa de Exo que se había quedado dormido en la mañana y se habían atrasado. Por lo que ya no era posible tomar el vuelo, sino hasta el siguiente.

Aprovecharon y fueron a una cafetería cercana del lugar. Realmente no tenían hambre, pero tenían que echarse algo en el estómago para el viaje, sino se  estarían quejando de la comida durante el vuelo.
Se pidieron algo ligero, como unos sándwich, rebanada de pastel, un smothie, etc. Bueno... El concepto de ligero para cada persona es diferente.

Luego fueron a caminar, pues todavía quedaba tiempo. Se fueron a pasear por las calles del lugar.

Tomando algunas fotos, y contando anécdotas, chistes, y todo lo que se les ocurriera... Pues era el momento de aprovechar AL MÁXIMO a sus amigos. Antes de que fuera un poco tarde.
En el camino, encontraron a una chicas, Exo babeando por ellas, fue interrumpido en su trance por Gona.

—Eh, andas muy fijo en ellas... Quizás deberías pedirles su número. –el menor dio un golpe a Exo.
—Pues... No lo sé.

Gona lo ánimo y lo acercó a empujones, haciendo quedar un poco avergonzado a Exo.
Desde lejos miraban a Exo como trataba de comunicarse con ellas, pero apenas habían recordado que en el lugar casi nadie hablaba el idioma, por lo que Exo hacía señas extrañas tratando de hablar.

—Inglish. ¿Do you speak it? –se escuchó decir a una de las chicas, confundida.
—Eh..., ¿yeah? –afirmó Exo, tratando de hablar, ahora en inglés.
—So, you can speak inglish. Uh. –dijo la chica, en inglés pero en acento francés.
—Uhm... Little... Uh, yo...
—¿You are here for our numbers?
—Pues...
—¿Or just are playing a joke with us?
—Yes.

Sin saber qué dijo, la francesa se enojó y le arrojó una tremenda torta, haciendo que se escuchara con claridad desde el lugar donde estaban los otros mirando. Causando unas risas incontrolables en estos.
Se alejó junto con sus amigas, sin mirar atrás y levantando la frente. Exo se quedó parado unos minutos mirando al suelo y caminó de nuevo con sus amigos.
Estos seguían riéndose, mientras señalaban a Exo con la mancha roja en su rostro.

—No es gracioso, no supe cómo contestarle. Es difícil entenderle con ese acento. –justificó Exo mientras se acariciaba su dolor.
—Uy, sí. –se burló Gona.
—Intentálo tú. –retó Exo a Gona.
—No gracias.

Siguieron con su tarde con tranquilidad, quedaban algunos minutos para el despegue. Se apresuraron a irse al aeropuerto.
Miraron la puerta y se abrazaron, esperando lo mejor.

Luh sintió con delicadeza el tacto de Gona, poniendo su mano encima de la de su pareja. Tocándola como so fuera lo más preciado... Y lo era. Se miraron directamente a los ojos, con ternura, sentían que se irían a morir de ternura en cualquier momento, sus ojos grandes, dilatados...mirándose mutuamente, sonriéndose.
Pero parece que esto les incomodó un poco a los otros pues Exo habló viendo lo que querían hacer.

—Pueden... Pueden esperar a estar a solas, ¿por favor? –dijo Exo, cubriéndose los ojos– Está bien que se quieran, pero...
—¡Pero si tu eres el que inicia las insinuaciones! –regañó Sara.
—Es de broma, joder.

Perdón Por Enamorarme.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora