Perdón Por Enamorarme.

capítulo 36

Continuó llamado, ahora también por computadora. Por skype exactamente.
Intentaba e intentaba una vez tras otra, sus lágrimas inevitablemente seguían saliendo y saliendo mientras su mano cliqueaba de nuevo al contacto de Gona para intentar contactarlo.

Se relajó un poco y decidió rendirse por ahora: quizás le estaban tratando de hacer una broma y él había caído inocentemente.
Miró la imagen una vez más y dejó su móvil.

Salió con suma lentitud a comprar algunas bebidas, sentía que las necesitaba.

Al regresar a su hogar, con varias latas en su posesión se sentó frente al computador de nuevo, aunque sus emociones eran etéreas en esos momentos: decidió ver de nuevo la imagen que el contacto de Gona en Whatsapp le había enviado. Pero, a juzgar de el cómo se muestra el texto de: "Ahora es mío" y la mujer a un lado, eso definitivamente lo envió ella. Tal vez era... Real...

—No, no debo dejarme llevar por una bromita de mal gusto como esa. –respiró varias veces, tranquilizando su pulso y pensamientos.

Ya estaba un poco tranquilo pero inseguro, por lo que contactó con Sara: que ésta contestó de inmediato. Parecía que esperaba la llamada.

—Sara... Perdón por reaccionar de esa manera ayer  frente tuyo.
—No te disculpes, hay otra persona que lo debería hacer.
—No, mujer, he pensado que tal vez sólo es una broma... ¿No?, podría ser. No creo a Gona capaz de algo así... –decía Luh, mirando a un lado, desconfiando de sus palabras.
—Lo dudo, deberemos hablar con él para confirmar... Sólo que, hay algo que... No cuadra.
—Iba llamarlo, pero no... No estaba preparado y vine contigo para tranquilizarme y hablar con él.
—Bueno pero, ¿ya estás mejor?
—Supongo. –Luh tomó un sorbo de la lata que tenía ahí.
—¿¡Estás bebiendo!?
—Todas las personas lo necesitan de vez en cuando, Sara. –no le dio mucha importancia.

Colgó la llamada, siguió bebiendo con lentitud y pensaba el qué decir. Pensaba todo con gran detalle, para no alterar nada y no hacer esto un gran malentendido.
Cerró sus ojos y de nuevo comenzó a respirar profundamente. Buscó el contacto de Gona y... Lo llamó.

De pronto, apareció en línea haciendo agitar el corazón del mayor. Esperó pacientemente y la llamada comenzó a conectarse. Aunque, primero hizo una movidas en su PC antes de conectar la llamada con Gona..., haciendo que el monitor de nuevo mostrara una cosa extraña. Como fallando.

Mientras tanto Gona...

Los cuatro se encontraban hablando en la sala, sobre lo que había pasado últimamente.
Gona, al ver que Clara tenía ocupados a sus padres hablando: él fue a su habitación. Clara lo siguió con la mirada, sospechando.
El de lentes se sentó en su silla verde y prendió su PC, esperó y vio que tenía bastantes mensajes de Sara, y que lo llamaban en Skype.
Atendió la llamada, se preocupó un poco... Pues las notificaciones llegando a su teléfono, los mensajes y la llamada de Luh en esos instantes significaba que algo pasaba. Y no era exactamente bueno.

Atendió la llamada y esperó a que conectara. Estuvo neutral, aunque sonrió un poco por hablar con Luh. Escuchó un chiste en la sala, que le hizo reír. La llamada conectó cuando terminaba de reír.
Luh se mostraba indiferente, casi... Odiando con la mirada a Gona, alertando a Gona. Alzó su ceja el menor y miró detenidamente la imagen de su pareja en el monitor.

—¡Hola, Lurl!, ¿sucede algo?
—Pues... Yo... –de pronto la seguridad de Luh se había desvanecido, estaba muy enojado y triste para recordar lo que vio. Parecía que en cualquier momento caería entre lágrimas.
—Puedes decirme, mi Lurl. –esas palabras dieron en el blanco, haciendo bajar la mirada al mencionado.
—Es que, me sucedió algo... Ayer en la noche...

De pronto, Clara apareció en el marco de la puerta mirando directamente a Gona. Este notó la presencia y la miró, Luh se quedó expectante, esperando que algo pasara por el repentino giro de Gona.

—¿Gona?... –preguntó Luh en el monitor.
—¿Quién es, Gona? –Clara se acercó un poco, pero no entraba en la percepción de la cámara.
—Ah, se trata de Luh... –Gona giró un poco, enseñando al mayor en la pantalla.
—Oh... –Clara con indiferencia y con seguridad caminó hacia Gona, se sentó en las piernas de este, abrazándolo del cuello y mirando directamente a su rostro.

Luh recordó esa sonrisa, esa maldita sonrisa, sus ojos verdes y el cabello rojo como del demonios... Se quedó paralizado. Comenzó a sentir como una sensación inexplicable de ser impotente. Estaba completamente tieso.
Se quedó para mirar aquella mujer, esa mujer...

—¡C-Clara! –Gona quedó avergonzado, tratando de apartar el rostro pues quedó frente a frente de la mujer, tenía un leve sonrojo en las mejillas.

Clara comenzó a darle besos por su rostro y cuello haciendo reír y avergonzando más a Gona. Mientras Luh estaba callado mirando todo, su mueca de dolor comenzaba a aparecer. Sus ojos seguían las acciones de la horrenda mujer que le había quitado a su hombre... O eso es lo que creía. Mientras se convertían a cristalinos. Su vista se nublaba por las lágrimas acumulándose en sus ojos.

—Luh... –Gona miró a la pantalla.
—Gracias por confirmar. –Luh colgó con la mirada baja.

Gona se dio cuenta de lo que había pasado, y dejó de reírse. Miró con seriedad a Clara, la tomó de la cintura y la bajó de sus piernas.

—¿Por qué hiciste eso?... –dijo enfadado Gona.
—¿No puedo?
—¡Claro que no, somos amigos!

Gona la ignoró y se sentó en la computadora de nuevo, intentó devolver la llamada, pero... El contacto se bloqueó. Gona probó por mandar un mensaje, pero no se le permitió.

—No, Luh... Ay, dios... –Gona acarició su cabeza.

Mientras tanto Luh...

Sus lágrimas mojaban su móvil, que estaba en su regazo, mientras se mantenía viendo imágenes de él y Gona. Su corazón se retraía en su pecho, era un dolor horriblemente agudo...
Sus lágrimas seguían y seguían saliendo. Sus gritos y lamentos inundaban su habitación, haciendo eco.
Su estómago dolía al igual que su cabeza...

Doliendo terriblemente, se sentía demasiado débil, no se creía capaz de levantar una sola mirada a la pantalla. Se mantuvo mirando al suelo, y sus pedazos de alma que acababa de hacerse pedazos cayendo al piso. Parecía que no podía tragar saliva, sus vías estaban casi tapadas.