capítulo 20

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Todo se quedó en silencio, Luh esperaba alguna respuesta de el menor. El silencio era un poco incómodo, aplastante.

—Luh... –Gona miró la rosa sobre la mesa.
—¿Sí? –Luh miraba a Gona, con esperanza.
—Te quiero.

Luh sonrió, se levantó y fue a abrazar a Gona. Se abrazaron fuertemente, tal vez por unos segundos, unos minutos... Pero fue un gran abrazo, era muy cálido. Los dos finalmente se sentían completos, seguros.
Los dos inconscientemente sonrieron en el hombro del otro.

Se separaron y se miraron unos segundos, se fueron acercando al rostro del otro, mientras miraban sus labios. Sus labios se unieron en un tierno, lento y apasionado beso. Sentían la gloria en la boca del otro, era refrescante ese sabor, la boca de tu amado...  Luh se separó y comenzó a besar todo el rostro del menor. Haciendo reír a Gona, por las cosquillas.

Sus ojos brillaban mirando al otro, iban a explotar de ternura. Su corazón latía fuertemente, su boca pintaba unas sonrisas pequeñas pero grandes a lo que sinceras se refieren, sus mejillas estaban un poco rojas, sentían que morirían de amor, de calor, de frío... O de todo.
Se volvieron a abrazar, Gona se acurrucó un poco más y Luh aprovechó para darle un beso en su cabello. Acariciando su espalda, y su cabello. Mientras Gona apretaba más fuerte, era una de las veces en las que mejor se había sentido.

Se llama felicidad, se debe aprovechar al máximo. Apretarlo y estrujarlo, exprimir todo lo que puedas. Pues no muchas veces se suele disfrutar de tal sentimiento de calidez, de ternura y seguridad con una persona.
A quien no le encanta ser adicto a eso, a eso que se llama felicidad.

Se sentaron a comer, mientras hablaban y bromeaban sobre las situaciones, parecía como si todo se hubiera desaparecido al mundo de la nada, y sólo existieran ellos dos.
Sus miradas tan conectadas, sus palabras tan fluidas, sus risas tan sinceras, su posición de interés... Todo decía que le encantaba estar con el otro.
De pronto pudieron notar que el tiempo pasó, y tuvieron que irse, para regresar al hotel.
Regresaron tomados de la mano, algunas personas los miraban, pero a ellos les importó poco. Sólo les importaba su felicidad, y si las otras personas no estaban de acuerdo con eso, podían irse al demonio.

Regresaron al hotel, y no estaba ni Exo ni Sara, por lo que entraron a la habitación de Luh. Y se quedaron ahí.
A Gona le preocupó las bebidas en el suelo, y el desorden, pero finalmente lo ignoró.

—Crees que... ¿Quieres hacerlo? Si no quieres no debemos hacerlo, por eso pregunto, es que realmente me... –Luh se puso muy nervioso.
—Sí, Luh. Lo quiero. –Gona calló la preocupación de Luh, con esas palabras.

Le daba vergüenza a Luh, por lo que se levantó de la nada y muy tieso.

—Eh, yo... Voy a la alguna tienda, o farmacia, o... Para, ya sabes...
—Sí, sí sé a lo que te refieres. –rió Gona.
—Ahora regreso. -Luh corrió fuera de la habitación, se escuchó agitado.

Gona miró al techo, estaba contento, ¿realmente pasaría?... Pareciera que sí.

Seguía sonriendo, puso sus manos en su nuca y comenzó a moverse impaciente en la cama.

Después de unos minutos, llegó Luh de nuevo corriendo, ahora se escuchaba una bolsa.
Al entrar, cerró la puerta rápidamente.

—No sabía cuáles tomar y pues tomé varios... –Luh indagaba entre la bolsa.

Gona miraba con ternura a Luh, se notaba demasiado nervioso. Era bastante más torpe. Eso le encantaba.

—También compré, lubricante, para no lastimarte...
—Sí Luh, estoy seguro de que no me lastimarías a propósito.

Los dos se sonrieron tiernos. Luh vacío la bolsa sobre la mesa y se acercó a Gona con lentitud.

Continuará...































(Terminará con resultados sexuales 7w7)
Lemon en el próximo capítulo.

Perdón Por Enamorarme.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora