capítulo 19

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Luh al tener aquella idea, corrió al pasillo, se tropezó varias veces y tocó con fuerza a la puerta de Sara. Despertándola.

—¿Qué pasa? –salió de su habitación obscura, tallando sus ojos.
—Sara, Sara. Por favor, dejame entrar.

Sara se sobresaltó y dejó que pasara. Se acomodaron en el cuarto donde Sara estaba dormida y Luh respiró, pensó detalladamente el cómodo explicar el plan a Sara.

—¿Y?, ¿qué sucede?
—Tengo un plan.
—¿Sobre qué?

Luh hizo una mirada, tratando de hacer entender a Sara a lo que se refería. Al entender se alegró y comenzó a agitar las manos.

—Tranquila, mira... Recuerda lo que te he dicho antes. Y, este es mi plan...

( . . . )

Sara estaba demasiado emocionada, comenzó a abrazar a Luh y a brincar. Corrió a lavarse el rostro.
Luh la tranquilizó para ver si el plan tenía algún fallo, pero aparentemente no. Por lo que se llevaría a cabo el mismísimo día de mañana.

—Bien, todo está. Supongo que dormiremos finalmente contentos. –Luh estiró los brazos y bostezó.
—Tienes razón.
—Vamos, me voy, que necesitamos el día de mañana.

Luh corrió a dormir, lo antes posible. Pero la misma emoción le causaba insomnio y no podía tener la postura para dormir perfectamente.
Se quedó mirando al techo, imaginando a Gona y sus momentos... Ah, suspiró y quedó dormido.
Mientras tanto, Gona en su habitación, seguía despierto, sus pensamientos no lo dejaban dormir.

«Maldición, no creo que todo vaya a acabar... Y ni siquiera llegué a otra base con Luh, me cago en mis muertos, en ningún momento nos dejaron ser felices. Joder. »

Se sentía miserable, las situaciones empeoró todo y nada llegó a más. Todo fue un completo desastre, por las circunstancias.
De igual manera encontró la posición más cómoda que encontró y durmió. Cada sonido hacía que se despertase, pero volvía a dormir.

( . . . )

Despertaron a golpes a Gona, se levantó rápidamente        y abrió la puerta. Era Exo, solo.

—¿Qué sucede, por qué esa cara? –preguntó Gona que estaba confundido.
—Vamos a dar nuestro último paseo antes de irnos, vas a acompañarme. –
—No men, creo que hoy me quedaré en el cuarto.
—No era pregunta. –agregó Exo contento.

Dejó vestirse a Gona, y lo acompañó a una tienda a comprar alguna ropa más decente.

—Pareciera que me estuvieras preparando para una boda.–bromeó Gona.
—Quizás... –dijo en voz baja Exo.

Continuaron de un lugar a otro, distrayendo a Gona de sus pensamientos. A lugares de maquinitas, de juegos, plaza de cosas frikis y comidas.
Gona realmente se la estaba pasando bien. Era bastante divertido, todo eso que estaban haciendo.

—¿Por qué Sara no vino? –apenas se acordó Gona después de unas horas.
—Tenía otros asuntos que resolver... No te preocupes, pronto sabremos que eran esos asuntos. –rió un poco Exo.

Continuaron caminando, mientras veían a las demás personas. Exo miró su reloj.

—¿Qué te parece si vamos a ver la torre Eiffiel?, nunca fuimos a verla. –dijo Exo, apuntando a la Torre a lo lejos.
—Sí, claro, vamos. –Gona siguió a Exo, mientras se escabullía entre la gente.

El sol se había ocultado, pero no en su totalidad. En el cielo había una combinación de azul, con morado y naranja haciendo ver a las nubes perfectamente hermosas. Gona se quedó mirando al cielo, anonadado.

—Puedes decirme qué viste para yo también verlo. –se paró Exo.
—Es sólo... El cielo. Es hermoso.
—Es verdad. Ven, vamos a subir a la torre para ver mejor el cielo.
—¿Se puede?
—Claro, ven. Sólo mira.

Exo se acercó a una de las personas que vigilaban a las escaleras y el ascensor de la Torre, con unas palabras y una checada a una pequeña libreta, dejaron subir a los dos. Gona estaba sorprendido, Estaña realmente emocionado por estar ahí arriba.

—Te vas a enamorar. –dijo Exo melancólico, mientras se acercaba al piso donde iban.
—Ya lo creo.

Gona estaba esperando con ansias ver cómo se sentía todo desde arriba.
El elevador terminó, y Gona salió corriendo directamente a la primera valla de la orilla, se quedó mirando a abajo, viendo detalladamente el cielo. Había un pequeño puesto de comida en el centro, pero no le importaba y lo ignoró. Sus ojos brillaron al ver las nubes y el sol ocultándose, sentía el viento acariciando su pelo y piel. Era tan relajante.

—Es demasiado bonito. –se acercó Exo a mirar el cielo junto a Gona.
—Sí... Gracias Exo.
—¿Por qué me agradeces?
—Por traerme aquí. Por todo.
—Yo no fui el de la idea.
—Entonces, ¿quién fue?
—Él.

Exo se giró y apuntó al otro lado del piso, estaba Luh parado frente a una pequeña mesa elegante, vestido de traje y con una rosa en sus manos, sonriendo.

—¿Luh?... –Gona retrocedió unos pasos.
—Te prometí traerte aquí. –sonrió dulce.

Gona sólo lo miró y estaba comenzando a irse caminando a sus espaldas, sin apartar la mirada enfadada de el mayor.

—Gona, no te vayas, por favor. Tenemos qué hablar.
—No sé si deba escuchar, ya lo he hecho demasiado. –Gona arrugó su nariz.
—No, por favor. Escucha.

Gona no dijo nada más, Exo puso una mano en su espalda y dijo:

—Es mejor que lo hagas, Gona.

Gona se lo pensó y se acercó más tranquilo a Luh, Exo se retiró y gritó: "¡Arreglen todo!"
Luh se acercó por atrás y acomodó la silla de el menor, dejando la rosa a un lado de la mano del mismo.

—Bien, creo... Que lo primero que tienes que escuchar, es lo de distanciarnos.
—Lo escuché, sí.
—Pero no todo.

Gona se confundió, no sabía a lo que se refería.

—Continúa. –ordenó Gona.
—Bien, yo estaba diciendo que no creía lo que... André me dijo. Esa mañana, me llamó. Él me había dicho que me alejara de ti, que habrían consecuencias. Al principio reí por tal estúpido comentario, luego me amenazó: no me importó, lo que me asustó... Fue cuando amenazó con asesinarte si no me alejaba de ti. –Luh apretó el mantel.
—Por eso estabas tan raro...
—Exactamente, me lo estaba pensando... Qué debía hacer. Fue entonces cuando me decidí y te llevé a un lugar donde André nunca nos había visto. Y ahí contarte todo, pero... Hubo un malentendido. Entonces acepté que tal vez era lo mejor, ya no molestarte.
—Luh...
—Pero tuve el valor de tomar un camino diferente y contarte esto, para alejarnos de aquí para siempre. ¿Qué dices?

Gona se pensó eso, era plan de André. Por tal razón parecía que lo seguía a todas partes, que convenientemente se lo encontraba en casi cualquier lado. Tenía sentido.

—¿Y por qué mentiste sobre nuestra cita?
—Era lo que quería hacer por ti, pero... Sólo se quedó como "querer" y me fastidió no poder hacer nada más por ti.

Realmente todo cuadraba.

Perdón Por Enamorarme.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora