Capítulo 1

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—¿No tienes amigos con los cuáles salir? Diablos, eso es patético para tu edad.— escuché la voz del demonio detrás mío, sentí un escalofrío recorrer toda mi espalda.

—Cierra la maldita boca.— le contesté harto de sus palabras estúpidas.

—Solo digo la verdad, es sábado ¿Y tú te encierras a estudiar? Aburrido....— decidí ignorarlo.

¿Cómo es que yo, un simple estudiante de universidad, llegó a encontrarse en esta situación con un demonio que no hace más que burlarse de mí? Bueno para empezar retrocedamos una semana antes.

Mi primer día en la universidad había comenzado, con una actitud tan pésima traté de levantarme de la cama para arreglarme pero por dentro quería seguir durmiendo hasta que cumpliera setenta años y poder morir tranquilo. Lamentablemente no fue así.

—Jace, se te hará tarde, apresúrate que no te dará tiempo de desayunar .— dijo mi padre del otro lado de la puerta de mi habitación.

Vivía solo con mi padre ya que mi madre había muerto hace siete años por un cáncer, a pesar del estereotipo sobre el padre soltero que se tiene hoy en día él pudo llevarlo bien, aunque tuviese que lidiar con alguien como yo.

Tardé quince minutos y bajé las escaleras viendo a mi padre en la sala mientras veía la televisión, me acerqué a él y me senté a su lado recargando mi cabeza en su hombro.

—¿En verdad tengo que ir? ¿No puedo tan solo estudiar en casa? .— pregunté con voz apagada.

—No, tu madre siempre quiso que terminaras la universidad y yo quiero lo mismo así que ve a desayunar para que puedas irte—. me miró con esos ojos de desacuerdo.

—¿Y si se burlan de mi otra vez? A pesar del año en el que estamos la gente sigue siendo ignorante por no decir idiota.— me crucé de brazos.

—Por favor, por lo menos tienes ojos y puedes ver perfectamente, muchas personas desearían poder ver.— comentó su postura. 

Había nacido con heterocromia, mi ojo derecho era grisáceo y el izquierdo de un café claro, a pesar de que siempre me gustaron mis ojos los demás parecían verme como un insecto raro, ese era el motivo por el cual nunca había querido estudiar en colegios pero tenía que ir a estudiar a la universidad de todos modos. Me levanté del sofá y me dirigí a la cocina en donde ya había unas tostadas y un café en la barra, me senté en el taburete alto y comí un poco pues estaba muy nervioso, comprobé la hora y decidí irme.

El transcurso había sido tedioso como los últimos 3 años, baje del autobús y entré al edificio donde las miradas hacia mí no tardaron en aparecer, estaba tan acostumbrado a todo esto que tenía la esperanza de que algo diferente sucediera pero mis deseos no iban a volverse realidad.

Todo el día había sido lo mismo, presentarse como si estuvieras en la primaria, no hablar con nadie y salir lo más rápido posible al escuchar el timbre, como si fueran las instrucciones de mi día a día.

Salí de la escuela tranquilamente, me molestaba que no pararan de verme indiscretamente como un fenómeno o algo por el estilo, de alguna manera me hacía sentir deprimido a pesar de que soy una persona fría que no le importan las opiniones de los demás.

Llegué a casa un poco cansado ya que me había acostumbrado a despertarme tarde, fui a la sala y dejé mi mochila junto al sofá mientras tomaba el mandó del control encendiendo la televisión. Me tiré en el sillón con total pereza sintiendo mi cuerpo pesado, no me di cuenta cuando me quedé dormido. Me desperté después de un rato cuando las luces de la sala de encendieron, papá las había encendido cuando llegó, miré la hora en el reloj de mi celular marcando ya las 9:34 de la noche lo que hizo que me levantara y fuera a terminar mi tarea.

Cuando me levanté en la mañana fui a darme una ducha rápida, papá no me había llamado para bajar por lo que supuse que ya habría salido primero. Me vestí con un pantalón de mezclilla gris y una camiseta blanca; arriba de ésta una camisa de cuadros negro y blanco.

Bajé para desayunar, en la mesa de la cocina había un plato con unos croissants y una taza con café, dejé la taza en el fregadero pues no tenía mucha hambre, sólo comí un poco de croissant viendo una nota de mi padre pegada en la puerta de la nevera, me acerqué y la tomé.

"Jace, saca la basura cuando salgas a la universidad.Qué te vaya bien."

Con pesar fuí junto a la puerta trasera donde se encontraba la bolsa ya preparada para tirar, la levanté y la llevé a la entrada principal. Me coloque la mochila que había estado descansando a un lado de las escaleras, cerré con llave cuando salí y caminé un par de cuadras donde se encontraba el contenedor pero me detuve dando una respiración profunda al notar que lo habían movido de lugar casi a la esquina de la acera de enfrente,. Crucé casi arrastrando la basura y abrí el contenedor escuchando que algo había caído provocando un sonido hueco; al bajar la mirada encontré una caja de madera, dándole un vistazo alrededor tirando la bolsa de basura dentro, levanté la caja y la observé un momento. No era una caja... más bien era una de esas raras tablas de ouija con su apuntador, no le di importancia y la metí dentro de mi mochila que por suerte era lo suficientemente grande para que entrara. Viendo la hora una última vez en mi celular retomé el camino a la universidad.

En las garras del demonio (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora