Capítulo 6

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Mi padre se acercaba a la cocina y Valtiel seguía sentado mirándome alegremente, solté lo que tenía en mis manos y corrí a la puerta pero se abrió antes de que llegara.

—Jace, ayúdame por favor, guarda las verduras en la nevera mientras yo voy a cerrar las puertas del coche—. Al decir esto mi padre salió como si no hubiese visto a Valtiel que seguía ahí sentado.

—¿Cómo es que mi padre no te vio?—.Le pregunté a Valtiel con total asombro.

—Eso no te importa, ¿ya está listo?—.Contestó tomando el sándwich sin terminar.

Lo ignoré y comencé a guardar las cosas en la nevera mientras pensaba en como había sido capaz de invocar a un demonio de la nada. Al terminar me giré notando que Valtiel ya no estaba, me molestaba que todo el tiempo estuviese desapareciendo de la nada ya que no quería que le hiciera algo a mi padre si este lo veía.

Aunque estaba pensando por el paradero de Valtiel me dio igual buscarlo ya que tenía tarea por hacer. Subí las escaleras con el mismo temor con el cual las había bajado minutos antes imaginándome lo peor, abrí la puerta de mi habitación poco a poco comenzando a ver a alguien recostado en mi cama.

—No te quedes ahí afuera—. Escuché la voz de Valtiel en mi cabeza.

Entré rápidamente cerrando la puerta y colocándole el seguro, Valtiel estaba recostado en mi cama como si se tratase de un chico normal.

—No fue el mejor sándwich pero estoy satisfecho—. Comentó sentándose en la cama.

—Oye, debes de explicarme por qué razón mi padre no te vio si estabas frente a sus narices—.

—Ya te lo dije, eso no es de tu incumbencia—.Dijo de nuevo con su ceño fruncido.

—¿Que no es de mi incumbencia? ¿Sí sabes de quien es esta casa, verdad? ¿Y aun así me dices que no es de mi incumbencia?—. Le reproché con valentía y un poco de timidez.

Al terminar de decírselo se levantó y dio un par de pasos hacia mí haciendo que chocara con mi escritorio, se quedó mirándome un par de segundos, cerró los ojos y volvió a darse la vuelta.

—Bueno, te lo diré y aunque es muy sencillo, no quiero que te sientas especial por ello—.

—¿Eh?—.

—Yo puedo mostrarme ante las personas que yo quiera— Explicó con lentitud, mientras yo ponía total atención.— Para aquellas que no deseo que me vean les soy invisible, es por eso que tu padre no me veía ¿Alguna otra pregunta Jace?—.

—¿M-me vas a ha-hacer algo? Digo, t-te hice un sándwich y tú mismo dijiste que no estuvo mal—.

—Por ahora no tengo intención de matarte, confórmate con saber eso—. Murmuró sin interés.

Lo miré de manera desconcertante, algo dentro de mí tomó la poca valentía que aún me quedaba, tomándola tablilla y lanzándola al suelo.

—¡¿Cómo estaré tranquilo sabiendo que me vas a matar?!—. Exclamé exaltado.

—Mira, niñato de mierda, será mejor que no vuelvas a hacer eso o no tendré compasión, te voy a sacar los malditos ojos y te haré comértelos—. Mientras me decía eso sus ojos se tornaban color rojizo.

Aún con el coraje en mí sangre me giré molesto y susurré alto para que Valtiel me escuchara.

—Maldito demonio...—. Pero al mirar por el rabillo del ojo me di cuenta que ya no estaba ahí, de nuevo.

Aproveché a que no estuviera para investigar en mi celular sobre como deshacerse de un demonio, pero todo eran estupideces que la gente inventaba. Me senté en el borde de la cama frustrado pensando en como podría quitarme a Valtiel de encima pero mi mente estaba en blanco hasta que miré unos libros que había en mi mesita de noche.

—¡La librería!—. Exclamé entusiasmado tomando mí chamarra para salir ya que la tarde estaba nublada.

En el camino tenía la sensación de que alguien me venía siguiendo pero cada vez que miraba hacia atrás no había nadie ocasionándome escalofríos repentinos.

La librería estaba a unos quince minutos de mi casa lo que hizo que llegara rápido. Entre yendo directamente a la sección de libros sobre mitología y esoterismo con la esperanza de encontrar algo útil.

—¿Hadas? No lo creo... Hmm ¿Voodoo? Tampoco... Debe de haber algo aquí... ¡Oh! Tal vez este tenga algo —. Tomé un libro delgado que llevaba por titulo "Rituales y Simbología".

Me fuí a sentar a una mesa lejana para que nadie me viera a pesar de que nadie iba a la librería los sábados. Comencé a leer las páginas con rapidez centrándome en los subtítulos y oraciones que tuvieran la palabra "demonio" pero no encontraba nada. Así fue hasta que cerca de las últimas páginas había una que ponía "Ouija". Leí detenidamente cada palabra impresa.

"Aquel que juegue con la tablilla mágica tendrá una conexión con el inframundo y el limbo, si el espíritu o en dado caso, un ente inhumano se manifiesta con la o las personas que lo hayan invocado se verán afectadas.

Algunos consejos para romper la conexión es:

*Quemar el tablero un 7 de cualquier mes, es necesario que lo quemen todas o la persona que haya estado en la sesión.

*Colocar el tablero en una caja color rojo con un espejo adentro y una gota de sangre de los jugadores, enterrarla en un terreno baldío.

*Volver a contactar con el espíritu o entidad y al lograrlo decir 3 veces el Salmo 23 de la Biblia. "

Mientras leía atentamente escuché una voz junto a mi rostro, lo que me hizo saltar de mi asiento.

—Suena prometedor el último, pero sinceramente creo que todo es una mierda—. Era la voz de Valtiel.

—¿Qué haces aquí?—. Le dije ocultando el libro entre mis brazos aunque él ya lo hubiese visto.

—Bueno, estaba curioso de saber que harías en la biblioteca y veo que encontraste pura basura—. Tomó el libro y al leer el titulo lo dejó caer como si se tratase de basura.—Si quieres saber porque estoy a tu lado, sera mejor que te regreses a casa y me prepares algo delicioso como pago—.

—¿Qué? ¿Estás bromeando? ¿Y yo qué gano con eso?—. Cuestioné enojado.

—Bueno, digamos que te daré más días de vida e incluso puede que te diga como deshacerte de mí...—. Musitó con una leve sonrisa.

Sabía que mentía pero si no cooperaba con él podría morir en un segundo, cosa que no quería así que tomé mis cosas y salí junto a él sintiendo la mirada de varias personas.

En las garras del demonio (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora