A lo largo de las décadas fui creando un juego en el cual yo era la pieza principal, forjé las reglas que quise con quien quise; domine a otros demonios, algunas almas perdidas en el limbo me temían y también era reconocido entre los practicantes de magia negra pero dentro de todos esos individuos existía una raza que me gustaba en especial, los humanos. Su miedo me era placentero cuando contactaban conmigo mediante el tablero, demasiado rostros que reconocería en cuestión de segundos pero había uno en particular, diciéndolo de otra manera era mi "personaje" preferido dentro de mi juego, Jace.
Conocí hombres que se dedicaban a la pintura y deseaban ser como Leonardo Da Vinci, músicos y cantantes que negociaban su alma a cambio de fama y fortuna; la avaricia los dominaba y eso era lo que me fascinaba de ellos pero no todos eran iguales, Jace había perdido a su madre e incluso deseaba en un rincón de su corazón no haber nacido con esos ojos pero en todo el tiempo que he estado viviendo con él no me ha pedido que la traiga de regreso o quitarle lo que para él es una deformidad, creí que el tiempo hablaría por Jace pero no era así; de cierto modo me gustaba estar con un humano sin ambición.
Las discusiones se habían vuelto algo habitual entre los dos y más cuando le jugué aquella broma en el baño de su escuela, ese día conocí a una chica de nombre Cosette que de principio me agradaba y a pesar de que ella había descubierto mi verdadera naturaleza sentía que ambos teníamos algo en común, una curiosidad tan grande como el mismo mundo pero sucedió lo inevitable...
En el infierno crecí alrededor de otros demonios renegados que no seguían las reglas, comencé a hacerme de una reputación como el demonio más frío y sádico entre nuestra comunidad pero esa reputación desaparecía cuando los de alto rango aparecían, entre ellos existía uno que me dedicaba su odio; su nombre era Aamon y había sido el responsable de meterme al tablero.
La discusión sobre Cosette había afectado tanto a Jace que esa tarde salió a caminar para despejar su mente pero yo tenía un mal presentimiento de dejarlo solo, las horas transcurrían y él no regresaba por lo que comenzaba a preocuparme hasta que decidí ir en su búsqueda. Al cruzar un callejón pude notar a un rostro conocido que me enervó la sangre al instante pues tenía a Jace tomado del cuello, corrí hacia él tan rápido como pude para derribarlo, después de eso recordaba sólo en pedazos.
Dentro de mi trance escuchaba a Jace pedirme que lo soltara pero mi enojo seguía presente, acordamos estar más alerta desde ese momento para evitar que lo mataran a él y a mi me regresaran al infierno nuevamente, claro, hasta que otra persona me contactara pero no quería eso. Seguí en contacto con Cosette sin decirle a Jace aunque tenía la ligera sospecha de que le daban celos que hablara de ella, me había invitado a una fiesta pero negué su invitación cuando supe que Jace iría; quería darle tiempo a solas.
Acepto que me molesté cuando lo vi irse con el vecino pero lo que menos quería era seguir discutiendo con él, esa noche llegó a casa ebrio y alterado, sabía que había ocurrido pero no se lo dije. Mientras lo desvestía de un momento a otro nos besamos, el tiempo se había detenido para mí lo cual era extraño, no sabía por qué pero estaba centrándome en ese beso más que otra cosa hasta que me aparté de él.
A la mañana siguiente intenté saber si recordaba algo de la noche anterior pero lo negó, siendo verdad o no me fui de ahí pensando seriamente en lo que me estaba pasando, ese día me di cuenta de que ya no era lo mismo, mis reglas se habían vuelto inútiles e inservibles debido a la atracción que comenzaba a sentir y que el juego que había construido por mucho tiempo debía de terminar.
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En las garras del demonio (EDITANDO)
RomantizmJace, un simple estudiante universitario, se ha visto envuelto en la tarea de lidiar y convivir con un demonio encantador , luego de haberlo invocado una noche por una extraña ouija, poco a poco se darán cuanta que no era lo que esperaban... (No com...