Capítulo 53

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La sangre comenzó a brotar y deslizarse a lo largo de la barra de metal que el propio padre de Valtiel le había encajado con facilidad, su mirada perdida en el suelo lo hacían parecer alguien en estado catatónico ante un accidente; el padre de Valtiel no se inmutaba en ayudarlo ni mucho menos, solo miraba a Aamon como alguien inferior.

—¿Crees que solo soy uno más del puto montón?—. Musitó Aamon con dificultad.

—Uno más, uno menos, finalmente eres una mierda—. Le respondió el hombre de pie.

—Tú hijo es peor... yo por lo menos me preocupaba por tu legión... ese idiota de allá se enamoró de un maldito humano ¿Y aún así prefieres castigarme a mí?—. Señaló  Valtiel que seguía tumbado en el suelo.

—Lo sé y por eso será reprendido en su debido tiempo, pero tú Aamon, no volverás a ver el mundo al que estabas acostumbrado—. Se inclinó y tomó el mentón de Aamon para que lo mirase.

—Qué gracioso...—. Susurró Aamon con algo de sarcasmo.

Sus ojos resplandecieron de su naranja característico pero no solo fue su iris sino que sus ojos se iluminaron completamente, todo el globo ocular estaba en un naranja intenso; abrió su boca y de ella comenzó a salir el humo que ellos tres solo podían generar pero este humo era distinto, era más oscuro y más denso que hasta el papá de Valtiel logró percibir y con ello se alejara unos cuantos pasos.

—No hagas algo de lo que te vas a arrepentir Aamon—. Dijo Astaroth en una posición defensiva.

El humo cada vez fue inundando más el entorno hasta volver imposible la vista, un gran rugido fue emitido en alguna parte del sitio, su estruendo solo lo pude asimilar al trueno de una tormenta en otoño. No podía ver nada en absoluto y eso me aterraba, quise moverme pero el dolor era aun insoportable en mi cuerpo; el humo se disipó con una ventisca violenta dejando ver todo aquello que se ocultaba, una figura casi tan grande como la que anteriormente se había presentado estaba de pie en el centro, una criatura que se desplegaba con unas alas alargadas de color grisáceo, lucía como una estatua tallada a la perfección, su cabeza a pesar de que estaba cubierta por grandes escamas se asemejaba a la de un búho y al final de su espalda se mostraba una gran cola igual a la de una serpiente.

—Es suficiente...—. Le dirigió Astaroth una mirada retadora.

Aamon no respondió pero lo miraba fijamente; su presa que desconocía podía terminar con él; era el veneno mortal de una serpiente que podía matar tan solo de un movimiento a ese gran búho. De pronto la misma secuencia comenzó a situarse y ahora se mostraban dos criaturas mirándose fijamente en medio de todo el caos, todo mi cuerpo latía a un ritmo de miedo y las nauseas no se hicieron esperar, a lo lejos veía como Valtiel se intentaba levantar. Quería correr a su ayuda pero no respondían mis piernas ni brazos, giré la cabeza y vi como Cosette jalaba a Jason a un rincón para ocultarse de la lucha que estaba a punto de comenzar, tomé un gran respiro y me esforcé por levantarme con ayuda de la pared,  la pelea entre ambos titanes comenzó y con ello un gran estruendo, cada golpe que daban era como un relámpago a pocos metros de mi, el olor a azufre era insoportable y el aire cada vez menos respirable.

—Valtiel...—.Susurré dando pasos cortos mientras apretaba mi estómago con la mano.

Quería llegar a él pero algo impactó de nuevo mi cuerpo haciéndome volar varios metros, un ruido de algo pesado se escuchaba cuando caí al suelo y al mirar vi que era la cola de lo que suponía era Aamon quien forcejeaba con el padre de Valtiel ferozmente.

—Maldito caos...—. Musite  con esfuerzo.

Me incorporé para avanzar cada vez más hacia Valtiel pero está vez lo hice con más cuidado para no ser lanzado nuevamente e incluso herido. Valtiel fue poco a poco poniéndose también de pie pero la herida en su espalda seguía generando una hemorragia severa, solo quedaban menos de 5 metros para llegar a él cuando Aamon y Astaroth cruzaron frente a mi ahora en su forma humana, ambos sangraban pero al mirar con más detenimiento me di cuenta que al padre de Valtiel le hacía falta su ojo derecho, su cuenca vacía y de la que brotaban chorros de sangre era algo crudo de ver pero a él no parecía importarle, por su parte Aamon estaba en un estado de frenesí; ambos seguían forcejeando pero bastó un movimiento que Astaroth hizo para que le arrancara un brazo a Aamon como un niño el ala a una mosca. Algo de sangre me salpicó en la cara y la escena parecía verla con lentitud y analizando cada detalle de manera impecable, una sonrisa por parte de Astaroth se dibujó y Aamon en su lugar emitió un gritó de dolor espeluznante.

En las garras del demonio (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora