Cuando regresé a casa luego de la universidad, fui directamente a mi habitación dejando la mochila a un costado del escritorio, me acosté sin importarme la tarea que tenía por hacer. Estaba demasiado agotado que no tenía ganas ni de cenar.
Desperté en medio de la noche, miré el reloj despertador de mi mesa de noche, marcaba las 3:47 de la madrugada. Me volví a recostar para intentar dormir pero se me había ido el sueño. Decidí levantarme cuando recordé que tenía tarea que hacer. Salí de la cama y tomé asiento frente al escritorio encendiendo la pequeña lámpara, abrí mi mochila y saqué los libros pero me percate de la extraña tabla de ouija que encontré en la basura esta mañana, la tomé poniendo atención a las letras y el diseño; nunca había visto una salvó en las películas de terror.
La dejé arriba de mi cama saliendo de la habitación; bajé las escaleras y caminé hacia la cocina buscando algo para comer y volví a subir. Me senté en el borde de la cama frente a la ouija y la giré en mi dirección, no estaba seguro de cómo usarla ya que no me interesaban estas cosas y tenía poca información al respecto. Le di una última mordida a mi sándwich mientras tomaba el celular que estaba en la mesita de noche y busqué en internet información sobre los rituales de ouija.
—Qué tontería.— murmuré mientras continuaba leyendo.
No creía que fuera a suceder nada, todo eso de los espíritus eran inventos de internet y el cine de terror. Me acomodé en el centro de la cama entrelazando mis piernas y coloqué el indicador en medio de la tabla, supuestamente se debe de calentar el tablero antes de iniciar una sesión por lo que tomé el indicador y lo froté varias veces en el tablero.
—¿Hay alguien aquí?.— dije torpemente pues no sabía como comenzar, escéptico ante la situación.
No sucedió absolutamente nada a pesar de que mi corazón latía algo rápido y sentía escalofríos constantes en mi cuerpo. Dejé todo a un lado pensando en mi estupidez y lo incredulo que me veía haciendo eso en la madrugada pero cuando iba a agarrarla para quitarla de la cama el indicador se movió un poco ocasionándome un sobresalto. Me cubrí la boca por la sorpresa y lentamente acerqué mi mano al tablero sintiendo el sudor frío en mi espalda y una sensación de miedo a lo que pudiese pasar.
—Emm ¿Hay alguien ahí?.— volví a preguntar pero esta vez la voz me temblaba y el escepticismo que tenía se esfumaba lentamente.
Sucedió lo que temía, tan pronto como pregunté el indicador se comenzó a mover lentamente haciendo que mi corazón latiera de forma más acelerada, viendo como se dirigía a la palabra "Sí". Estaba a punto de quitar las manos del tablero y lanzarlo pero algo en mi se contuvo lo suficiente para seguir preguntando.
—¿Cuál es tu nombre?.— mi curiosidad seguía presente a pesar de la situación con aquel pedazo de madera.
El indicador no se movía por lo que supuse que ya no sucedería nada pero fue bajando poco a poco a la letra "V" después a la "A" y así fue hasta formar la palabra "VALTIEL".
—¿Valtiel? ¿Te llamas Valtiel?.— inquiri, el indicador me condujo al "Sí".—¿Qué más puedo preguntarle?.— murmuré para mí mismo sin dejar de ver la superficie del tablero.
—¿En dónde estás?.— tenía demasiado miedo por la respuesta hasta que el indicador fue formando la frase "Junto a ti".
Jamás en mi vida había dado un salto tan grande de la sorpresa, la tabla salió volando para después caer en el suelo, ya no quería seguir más pero la despedida era lo principal para poder terminar la sesión. Mi sugestión era tan obvia que tragaba saliva cada dos segundos tomando la tabla y volviéndola a colocar en mi cama para acabar con todo y dormir un poco temeroso, si es que era posible.
Volví a pasar saliva por mi garganta pero esta vez sentí como aquel líquido que yo mismo producía se quedaba en medio, resistiéndose a caer para aliviar mi estrés; coloqué el indicador y lo posicioné en el centro para continuar el "ritual" que yo mismo había comenzado, me arrepentía con cada segundo que pasaba.—¿Puedo irme?.— quería que el indicador sólo avanzará a la palabra "Goodbye" en la parte inferior, pero en cambio fue formando otra frase "Nos vemos después".
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En las garras del demonio (EDITANDO)
RomansJace, un simple estudiante universitario, se ha visto envuelto en la tarea de lidiar y convivir con un demonio encantador , luego de haberlo invocado una noche por una extraña ouija, poco a poco se darán cuanta que no era lo que esperaban... (No com...