Capítulo 26

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—Jace, perdoname por dejarte solo esa noche, pero alguien me distrajo y ya no pude ir por ti —dijo mi piloto con arrepentimiento.

—Aunque fue algo grosero de tu parte, creo que no fue tu culpa el que me pusiera ebrio —comenté tímidamente.

—Fui totalmente responsable de lo que te pasó, yo te dije que te regresaría a tu casa pero te fallé. —Soltó un suspiro al terminar—. Espero que eso no afecte nuestra amistad.

—No lo creo, no soy tan intenso —terminé con una sonrisa.

Ambos nos miramos y sonreímos pero estuvimos así unos segundos hasta que me di cuenta regresando la mirada al frente con un rubor en mis mejillas, Jason rió un poco para regresar la mirada al camino. Después de diez minutos más de completo silencio llegamos a nuestro vecindario, bajé de su coche y cerré la puerta; al girarme vi hacia mi casa y noté una figura en mi ventana la cual resultó ser Valtiel que me estaba espiando, recordé su huida con Cosette por lo que fui hasta donde se encontraba Jason y lo abracé para agradecerle mientras miraba con discreción la ventana de mi habitación.

—¿A qué se debe eso? Jaja. —Jason rió un poco con confusión.

Debido a que no estaba consciente de lo que hacía regresé la mirada a Jason que me veía con una sonrisa, al instante me aparté de él disculpándome por el acto.

—P-Perdón, Jason, es que es m-mi... Es mi forma de agradecer. ¡Sí, es mi forma de agradecer! —Inventé con rapidez.

—No fue problema, yo fui quien se ofreció a llevarte. —Sonrió nuevamente.

—B-Bueno, nos vemos luego. —Me despedí agitando la mano para luego irme.

Caminaba hacia casa con inseguridad pues sabía que desde atrás me estaba viendo Jason y que en mi hogar se encontraba Valtiel. Al llegar creí que Valtiel estaría esperándome pero se escuchaba un silencio aterrador, fue cuando cerré la puerta que escuché la voz de Valtiel viniendo desde mi cuarto.

—Jace, ¿podrías subir? —Escuché el tono de voz serio de Valtiel.

Subí las escaleras con algo de temor pero firme ya que él tampoco estaba en una buena posición conmigo, al cruzar mi puerta lo vi mirando por la ventana el exterior.

—¿Qué fue eso? —me preguntó.

—¿Qué fue qué? —dije irónicamente.

En ese momento Valtiel volteó a verme con seriedad y molestia debido a mi tono. Entré completamente a la habitación dejando despreocupadamente mi mochila encima de la cama, segundos después la puerta se cerró fuertemente.

—¿Qué no piensas explicarme lo que sucedió con ese imbécil? —me preguntó enojado.

—No creo que deba, ¿o sí? ¿Acaso tú me vas a decir a dónde fuiste con Cosette? —respondí serenamente.

—No puedo... Es personal. —Giró el rostro.

—¿Lo ves? Si no me tienes confianza entonces yo no tengo porqué decirte. —Tomé asiento en la silla de mi escritorio.

—Es diferente Jace, Cosette es solo mi amiga. —Se cruzó de brazos.

—Pues el vecino para mí también es un amigo, no sé porqué dices que es diferente. — Lo miraba sin apartar la mirada.

—Por supuesto que no es igual; he visto la forma en la que lo miras, le hablas y hasta los pensamientos que tienes sobre él. —Se acercó a mí—. Fue en él en quien pensaste aquella vez en el baño, ¿no?

—Eres un maldito Valtiel, deja de recordar eso y ya dejame en paz, yo ni siquiera te digo con quien salgas. —Me levanté para encararlo.

—¿O sea que no te molestaría que me acueste con Cosette o algo por el estilo? —dijo sarcásticamente.

Eso me provocó un sentimiento repentino, aquellas palabras me habían golpeado el pecho a tal punto de sentir una necesidad de llorar pero no sabía porqué, así que intenté mantenerme estable y reí como si no me hubiese afectado tal interrogante.

—Puedes hacer lo que tú quieras, no es como que ella tuviera miedo de ti. —Me senté nuevamente.

—Puedo hacer que me tenga miedo así como puedo provocartelo a ti. —Tomó una postura egocéntrica.

—Si es cambiar tus ojos de color entonces no servirá de nada, ese truco ya me lo sé. —Crucé los brazos dignamente.

—No tenía pensado mostrarte eso, de hecho es algo que te fascinará. —Se alejó casi al centro de la habitación.

Quedó de espaldas y en silencio, por mi parte solo veía sin interés pues no hacía nada pero poco a poco comenzó a emanar de su cuerpo una especie de humo denso color negro que apestaba a amoníaco. Tardaron unos cuantos segundos para que mi cuarto se llenara de aquel humo que no me dejaba ver más allá de mis manos y que empezaba a provocarme asco por el olor.

Enfocando la vista pude ver una silueta más alta que yo acercarse a mí, aquella cosa despejaba el humo cada vez que se acercaba más pero no podía mover ningún músculo para poder largarme de ahí. Frente a mí tenía por las pocas cosas que pude notar antes de desmayarme a una criatura con una piel escamosa de tono grisácea, observándome con lo que parecían cuencas vacías en lugar de ojos en la que se podían apreciar destellos rojos, una sonrisa de dientes afilados se mostraba en su rostro con malicia, sus manos contaban con huesos puntiagudos en lugar de dedos y su cabeza cargaba un par de cuernos que hacían verlo como una cabra.

Después de eso, quedé inconsciente.

Aproximadamente una hora más tarde, la voz de Valtiel llamándome con preocupación me despertó. Al visualizarlo frente a mi, por inercia retrocedí en la cama recordando rápidamente la escena anterior.

—Qué bueno que estás bien, por un momento pensé que morirías, literalmente, del susto —comentó con calma.

Por mi parte no dejé de observarlo cauteloso, totalmente enmudecido. Repitiendo la misma imagen en mi cabeza, como si fuera el fragmento de una pesadilla de la que acababa de despertar.

—No me mires así, Jace —pidió después de unos largos minutos en silencio. —Me excedí, fue demasiado.

—¿Acaso eso es como una disculpa? —cuestioné para después negar contrariado —. ¿Qué pasó exactamente?

—Te desmayaste —respondió.

—¡Ah!¡No me digas! —exclamé con sarcasmo—. ¿Cómo pude desmayarme al presenciar a una criatura del mismísimo infierno?

—Te desmayaste de la impresión, una reacción normal —contestó irritado, otra vez íbamos a discutir...—. Sólo intentaba asustarte, nada fue real, sólo una ilusión... Los humanos son fáciles de asustar —dijo con un poco de burla en su voz.

—¿Qué? ¿Manipulaste mis pensamientos, otra vez? —volví a cuestionar con molestia, ignorando su tono de burla.

∆Vean la imagen del primer capítulo para que vean bien al nuevo Jace Mason ;D∆

En las garras del demonio (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora