En las garras del demonio (EDITANDO)

Capítulo 40

—¡Jace no es mi primo pendejazo, es mi novio!—. Dijo Valtiel tornando sus ojos a rojo.

El silencio sepulcral que le siguió después de esa aclaración tuvo más que ver con el cambio en sus ojos que el impacto de las palabras en sí. La expresión de Jason delataba su sorpresa y desconcierto ante la situación lo que parecía no permitirle reaccionar.

—¿Q-Qué...? —Soltó Jason de manera entrecortada.

Y antes de que pudiera decir algo para explicar lo que sucedía el cuerpo de Jason se desplomó sobre mí impidiendo que cayera directo al suelo. Miré asustado a Valtiel que mantuvo su mano extendida hasta que finalmente la bajó mientras sus ojos volvían a su color habitual.

—¡¿Qué hiciste?! —cuestioné exaltado.

—Sólo está inconsciente, no tienes que verme de esa forma —aclaró Valtiel acercándose.

Observé con extrañeza como lo incorporaba y pasaba el brazo Jason por su cuello dejando la otra mano en un costado para sostenerlo.

—¿Qué vas a hacer? —Le pregunté un poco más relajado.

—Por ahora vamos a sacarlo de aquí, lo dejaré en su casa y luego... —Lo interrumpí antes de que continuara.

—No. Llévalo a mi casa, primero tenemos que solucionar este problema.—

—¿Qué? Podemos sólo dejarlo en su casa, ¿por qué a nuestra casa? —preguntó confundido.

—¿Nuestra casa? —le cuestioné aún más confundido que él—. Cómo sea, no podemos dejarlo tirado en su casa como si nada. Hasta que no arreglemos lo que hiciste no podemos dejarlo solo. Llévalo a la casa y ahí intentarás solucionar esto. —Terminé.

—¿Por qué solo yo? —reprochó indignado.

  —¿Quién es el que lo dejó inconsciente? —le recordé con algo de dureza.

—Está bien —gruñó.

Vi que avanzó con Jason hasta la puerta.

—¿Qué estás haciendo? —pregunté con nerviosismo.

—Me dijiste que lo llevara a la casa —farfulló.

—No puedes salir por la puerta como si no llevaras a alguien inconsciente —musité con desconcierto.

—¿Entonces cómo quieres que lo haga?

  —Eres un demonio, tú sabrás qué hacer. Voy a buscar a Cosette, espéranos en el auto —le pedí.

—De acuerdo —comentó. 

Salí del baño y volví a la sala a buscar a Cosette. Le expliqué brevemente la situación para después llevarla conmigo al estacionamiento. Nos acercamos al auto de Jason en donde Valtiel nos estaba esperando con una expresión de molestia e impaciencia.

—¿De verdad lo hiciste? —preguntó  Cosette sorprendida.

—Era necesario —se excusó Valtiel con aires de grandeza.

—No lo hubiera sido si alguien se hubiera controlado —le recordé molesto—. Hay que irnos rápido.

Fui a la parte de atrás del auto en donde se encontraba Jason inconsciente. Iba a subir pero Valtiel me detuvo.

—¿Qué crees que haces? —Cuestionó desde el asiento del piloto.

—¿Qué parece que hago? —comenté subiéndome completamente.

—No irás con ese bastardo, ven aquí. — Sentenció.

—¿Me estás dando una orden? Oh, no, claro que no. Nadie me da órdenes, ¿me oíste? Si estamos en esta situación es por tu maldita culpa así que solo conduce de una puta vez para poder llegar a casa rápido y arreglar esta mierda. —Terminé irritado.