Valtiel #5

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Esto iba a ser mi último y más preciado recuerdo, verlo acostado junto a mí mientras dormía me hacía estar más tranquilo, despejaban cualquier recuerdo que inquietaba mi cabeza. Sin duda había aprovechado cada segundo que estuve con él desde que salí del tablero; acaricié con el dorso de mi mano su mejilla que se sentía cálida, no quería separarme de él pero era necesario para su bienestar; eran casi las 8:30 cuando por fin abrió los ojos, lo primero que vio fue mi torso hasta que fue subiendo su mirada para encontrarse con la mía, sus ojos, amaba sus ojos.

—Hola—. Musitó aún con sueño.

—¿Cómo dormiste?—. Le pregunté al tocar su cabello.

—Estupendo, quiero dormir así cada noche a partir de hoy—. Al terminar de decir eso bostezó.

—Yo quiero despertar y verte cada día—. Me acerqué a él y le di un corto pero placentero beso.

Una vez que ambos decidimos levantarnos él fue al baño a asearse, por mi parte comencé a arreglar la cama y al terminar yo igual entré al baño. Abrí lentamente la cortina y fui introduciéndome sin que él se diera cuenta, una vez adentro lo abracé y recibí una bofetada de su parte.

—¿Qué quieres desayunar?—. Me preguntó mientras bajábamos las escaleras.

—Esta vez elige tú, comeré lo que tú quieras—. Le sonreí.

En ese momento ambos nos detuvimos por el ruido de la puerta principal, alguien había tocado y a través del vidrio se veía una silueta.

—Quédate aquí, yo abriré—. Le dije antes de bajar.

Estaba más preocupado en lo que le pudiera pasar a Jace que no tuve tiempo de presenciar a la persona que se encontraba afuera pero no sentía amenaza alguna como la sentía con Aamon, abrí la puerta y me encontré a Cosette con una sonrisa afuera y detrás de ella estaba Jason cruzado de brazos.

—¡ Val ! Vinimos a desayunar con ustedes—. Me abrazó con fuerza.

—¿Q-Qué hacen aquí?—. Le dije con gesto confuso.

—Queremos estar junto a ti, tú eres el único que nos puede proteger. Además, Jason quiere hablar contigo—. Respondió.

—¿Jason?—. Dijo Jace desde las escaleras.

—Si... Necesito hablar contigo, Evan o Valtiel, o como te llames... Quiero saber algo—. Se dio la vuelta Jason.

Ambos entraron y aunque la incomodidad que había entre Jason y yo era evidente era momento de que dejara a un lado mi actitud egoísta y presumida para concentrarme en qué salieran con vida, si a él le pasaba algo seguro Jace se pondría triste y no quería eso. Nos sentamos en la mesa de la cocina y Jace sirvió jugo de naranja con pan recién sacado de la tostadora y junto a esta el frasco de mermelada, tocino frito y huevos revueltos que olían bastante bien; todos comenzamos a comer y al principio sólo se escuchaba el sonido de los cubiertos chocando con los platos de porcelana y el crujir del pan y el tocino, finalmente quería hablar de mi plan con ellos.

—Bien... Quiero hablar del plan que tengo para detener a Aamon—. Dije dejando mi trozo de pan en el plato.

—Espera un momento Valtiel. ¿Acaso los demonios sí pueden morir?—. Cuestionó Cosette.

—Realmente no, solo podemos ser desterrados de nuestras legiones y vagar por la eternidad en el mar de las almas atormentadas, ese es el castigo de los demonios en el infierno aunque varía el infierno—. Expliqué.

—¿Entonces qué propones?—. Me preguntó Jace.

—Quiero intercambiar mi lugar en el tablero por ese idiota, por fin sería libre pero para eso debo de conjurar algo mientras él está inconsciente—. Comenté. —El problema es que si alcanza a alguno de ustedes morirán y es lo que no quiero que suceda.

En las garras del demonio (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora