Capítulo 8

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Ya no escuché respuesta de Valtiel hasta quedarme dormido. Desperté un par de horas después con algo de pesadez debido a la pesadilla, pero me percaté de que Valtiel no estaba en ningún lugar. Me levanté con normalidad y fui al baño para darme una ducha con la incomodidad de que Valtiel me estuviese viendo o algo así, sin embargo, todo se encontraba calmado.

Cuando me dispuse a salir todo seguía igual, sin la presencia de Valtiel. Pensé que tal vez se habría ido a otro lugar pero así fue en todo el día, no lo había visto desde la madrugada y a pesar de llevar poco tiempo de conocerlo me sentía extraño de no verlo por ahí molestándome.

Me fui a dormir temprano sin haber hecho algo importante en mi día libre, me sentía agotado y un poco melancólico por la pesadilla, en verdad no quería recordar a mi madre de esa manera y mucho menos que Valtiel se metiera a mi cabeza, pero si él quería yo no podía hacer nada, sólo soy un simple humano, supongo.

Pasaron tres días y no había rastro de Valtiel aún. Siempre miraba el tablero encima de mi escritorio antes de irme a la escuela y cuando llegaba de ella, antes de irme a dormir y al despertar pero no se encontraba en otro sitio. Ese jueves por la noche volví a tomar el tablero, pero esta vez ya no tendría miedo, claro, si es que Valtiel me respondía.

-¿Hay alguna presencia aquí conmigo? - dije más seguro comparado a la vez anterior.

El indicador no se movía, volví a preguntar lo mismo pero este no respondía, pensé en aquel dicho de "la tercera es la vencida" aunque esta vez se me ocurrió agregar el nombre de Valtiel.

-¿Estás en esta habitación, Valtiel? - El indicador se dirigió al "no".

La piel se me erizó al instante, pensé en el humor que tenía Valtiel por hacerme sufrir pero no sabía si esto también era una broma suya así que seguí hablando con él.

-¿Por qué no has estado aquí?¿Debo de dejar de preocuparme en que te llevaras mi alma? -dije dudando un poco.

El indicador rápidamente formo la frase "No soy Valtiel". Si en verdad no era Valtiel le podía preguntar dónde estaba ya que temía por mi vida o peor aún, tal vez ya estaba muerto y todavía no me daba cuenta.

Dejé la tabla encima de mi cama y fui corriendo al cuarto de mi padre quien se encontraba limpiando sus lentes para leer el periódico semanal, me acerqué a él y dije su nombre casi gritando, de inmediato se giró a verme.

-¿Qué sucede Jace? Nunca me habías llamado por mi nombre.

-No, no es nada, ¿ya cenaste? Porque yo no y tengo mucha hambre, haré algo, ¿vale? - Al terminar de hablar salí caminando aceleradamente de su cuarto.

Aclarando mis dudas de si estaba muerto o no fui a la cocina a preparar pan tostado con mermelada y dos vasos de leche tibia. Terminando de cenar con mi papá subí a mi habitación para dormirme e ignorar la situación con la ouija.

La sensación de ser observado me despertó en la madrugada haciendo que mirara a todos lados en caso de ver a Valtiel pero no había nadie o por lo menos no veía a nadie; volví a dormir hasta que amaneció y la luz del sol matutino iluminó mi cara. Sentado en una silla frente a mi cama se encontraba Valtiel con una mirada de preocupación.

-¡¿Valtiel?! ¡¿Qué haces aquí?! ¡¿Dónde estabas?! - le dije con asombro a pesar de haberme despertado hace unos segundos.

-Estás en problemas... ¿De casualidad utilizaste la ouija? -dijo seriamente.

-Sí... Quería saber donde estabas pero otra cosa me contestó.

-No soy una cosa... Y respecto a eso temo decirte que tal vez ahora sí mueras de verdad...

Ante sus duras palabras abrí mis ojos con completo temor, la última cosa que quería escuchar al comenzar mi día era que "tal vez" iba a morir.

-Espero y sea otra de tus bromas absurdas -le contesté con nerviosismo.

-No, ahora es verdad, y será mejor que te prepares porque ir al infierno no es lindo - me dijo Valtiel con despreocupación.

-Todo por tu maldita culpa...-dije al aire.

-¿Por mi culpa? ¿Por mí ahora resulta que vas a morir? -Valtiel dijo esto con asombro.

-De alguna forma sí es tu culpa ya que quería saber donde estabas y sólo te podía contactar con la tabla -hablé sin mirarlo.

-¿Y para qué querías saber donde estaba? Si supuestamente quieres deshacerte de mí...

-¡Porque ya me había acostumbrado a verte! Además, yo no sé cuando te llevarás mi alma.

Al decir esto pude notar que Valtiel abrió un poco los ojos por el asombro, asombro que intento ocultar con una sonrisa sarcástica que siempre hacia cada vez que me hablaba.

-Bueno, ya que te preocupaste por mí, te ayudaré.

-¡En serio! Pfff, pero... ¿qué quieres a cambio? - le dije con disgusto pues sabía que no sería gratis.

-Quiero que prepares una cena para ambos, con velas y todo eso, quiero celebrar mi amistad con un patético humano.

-¿Y por qué me ayudarás si de igual manera me vas a matar? -le pregunté con curiosidad.

-Porque quiero y puedo, así que no cuestiones lo que decido... -dijo mientras se dirigía a la puerta- Y ya levantate que es tarde y quiero desayunar.- Valtiel salió del cuarto.

En las garras del demonio (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora