Capítulo 27

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—Vamos, no es para tanto. Lo he hecho tantas veces que una más no iba a matarte —soltó sin más.

—No lo digas cómo si no fuera nada, es parte de mi privacidad lo que pienso. Pero claro —murmuré entre dientes—, las emociones humanas son cosa que nunca entenderías, por eso te da igual —terminé con amargura.

Mi comentario pareció molestarle aún más, sin embargo no respondió, se quedó en silencio con gesto pensativo.

—Esto es ridículo —musité dirigiéndome al baño para no seguir viendo su estúpida cara.

Cerrando la puerta tras de mí recargue mi espalda contra la madera por un momento meditando mi reciente comportamiento. ¿Qué rayos estaba haciendo?

Lo que estaba haciendo no estaba bien, actuaba de forma infantil, pero... quiza se debía a que Valtiel se volvió alguien importante en mi vida, donde por momentos lo veía como un buen amigo y no al ser endemoniado tras esa forma humana. Además, eran demasiadas emociones las que daban vueltas en mi cabeza; después de todo lo que había pasado últimamente con Aamon.

Mi vida cambió por completo desde que encontré la ouija e invoqué a Valtiel, necesitaba relajarme un poco. Me acerqué a la bañera y abrí la llave del agua caliente, comencé a desprenderme de mi ropa para entrar en la ducha. No entendía como es que al contacto con el agua, las personas nos sentimos más tranquilos, como si toda energía negativa fuera descargada de nuestro cuerpo.

Era agradable sentir como tu mente se despejaba de cualquier preocupación, sin duda era lo que necesitaba en ese instante. Salí de la ducha veinte minutos después. Mientras me secaba con la toalla me había percatado de una cosa, no había traído ropa para cambiarme.

—Carajo —dije con molestia.

Sin muchas opciones, recurrí a la única que no implicaba salir desnudo frente al demonio en mi habitación.

—Valtiel... —murmuré para llamar su atención, asomándome por la puerta del baño. Él me miró un tanto confundido—. ¿Podrías pasarme algo de ropa? —Estaba muy avergonzado, tener que pedirle algo después de nuestra pequeña discusión no me hacía quedar muy bien.

—Claro. —Se levantó de la cama para ir a mi cajonera.

Cerré la puerta para que él no notara el sonrojo que cubría mi rostro. Escuché unos ligeros golpes en la puerta, volví a abrirla y vi a Valtiel acercándome una bola hecha de ropa.

—Gracias —susurré con la intención de tomarla, sin embargo, al momento de hacerlo sentí la intensa mirada de Valtiel sobre mí lo cual me empezaba a incomodar—. ¿Me darás mi ropa o no? —le cuestioné.

Saliendo de su trance volvió a reaccionar para darme mi ropa completamente, al cerrarle la puerta me quedé nuevamente recargado en esta mientras pensaba en el comportamiento tan extraño que Valtiel tenía hacia mi cuando nos encontrábamos tan cerca. Al terminar de secarme completamente y vestirme salí del baño con la sorpresa de que Valtiel ya tenía puesta su ropa de nuevo lo cual me confundió bastante.

—¿Qué haces?—le dije confundido.

—Tengo que salir, regreso en unas horas —dijo para ir a la puerta.

—¿Salir? ¿A dónde? ¿Y por qué a estas horas? —le hacía pregunta tras pregunta.

—No te preocupes, no tardo. —Salió apresurado del cuarto.

Me quedé pensando unos segundos la situación pero me parecía normal además de que me había dicho que regresaría de alguna forma, estaba por acostarme pero cuando iba a  hacerlo me di cuenta que mi laptop estaba encendida. Abrí el aparato para ver el porqué estaba encendida pero mi expresión cambió de incertidumbre a enojo cuando vi la conversación de un foro que ya había visto.

«Cosette, ¿estás ocupada?» Decía el primer mensaje mandado por mi usuario.

«¿Eres Jace o Valtiel?» Le contestó aquella chica extraña.

«Soy Valtiel, quería hablar de algo contigo»

«¡Claro! ¿Te parece si vamos por unos tragos mientras platicamos?»

«Cómo sea, mientras podamos hablar».

«Vale, nos vemos en el bar de la vez pasada».

Leía apretando los dientes con fuerza, podía pasar el cinismo de Valtiel e incluso su actitud arrogante y egocéntrica pero algo en mi se estaba cansando de su relación con Cosette, tal vez estaba exagerando pero me parecía injusto pensar que quisiera verla cada vez más seguido. Mi celular comenzó a sonar con el tono de llamada, al levantarlo y ver la pantalla una sonrisa se formó en mi rostro de la nada, era Jason.

—¿Hola? —dije con timidez aunque ya conociera el contacto.

—¿Cómo estas Jace? Creí que me mandarías mensaje —contestó Jason.

—Oh, lo lamento, Jason, estaba arreglando unos asuntos y se me olvido —me excuse apenado.

—No te preocupes. ¿Sabes? Estaba jugando videojuegos y me preguntaba si no te gustaría venir a jugar un rato. Claro, si no estas tan ocupado.

Estaba por negarme pero mi mirada enfocó la computadora así que respondí sin pensar mucho recordando aquel dicho: "combate fuego con fuego".

—Sí, necesito despejar un poco mi mente. Te veo en unos minutos en tu casa—. Respondí.

—¿En serio? Ah, sí, claro, está bien. Yo te espero aquí en mi casa, no tardes ja ja ja —rió un poco extraño antes de colgar.

Apreté mi celular con resentimiento, si Valtiel podía hacer lo que quería con su amiga entonces yo podía hacer lo mismo. Tomé mi chamarra y salí de mi cuarto no sin antes mirar por última vez la pantalla de la laptop con seriedad.

En las garras del demonio (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora