Capitulo 43

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Al término de la canción fuimos  a sentarnos lejos de la gente para poder platicar con tranquilidad pero Cosette interrumpió la charla con un sonido extraño que nos hizo voltear a ambos.

—Uyyy, parece que ya está todo bien entre ustedes dos—. Comentó con un vaso en la mano y una sutil sonrisa cómplice adornando su rostro.

—Creo que ya fue suficiente por esta noche Cosette, llevamos aquí dos horas—. Dijo Valtiel mientras situaba su brazo detrás de mí cuello.

—Cierto, ya me duele un poco la cabeza por el ruido. ¿Vas a ir a mi casa?—. Le cuestionó.

Aunque la pregunta había sido tan simple fue como un balde de agua fría para mí, me iba a sentir incómodo de que Valtiel prefiriese quedarse más tiempo con Cosette a pesar de haber arreglado conmigo las cosas. Tardó un poco en decidir, solo esperaba a su respuesta mientras se mostraba dubitativo pero bastó un choque de miradas para que diera su veredicto.

—Iré con Jace, claro vamos a dejarte en tu casa primero—. Le respondió firme.

—Hmm… Vale, iré al baño y después nos vamos—. Se volvió a levantar dejando su trago en la mesa.

—Gracias...—. Le susurré mientras me recargaba en su hombro.

—¿Por qué me agradeces?—. Preguntó confundido.

—Porque he sido un maldito contigo... Y a pesar de mis acciones me perdonas, yo... Estoy agradecido por tenerte en mi vida—. Musité con nostalgia.

—¿Le agradeces a un demonio que quiere tu alma? Cada vez me sorprenden más los humanos—. Rio por su comentario.—Pero contigo es distinto Jace, contigo he experimentado emociones que no sabía que existían en mí.

—¿A qué emociones te refieres?—. Pregunté con incertidumbre levantando un poco la mirada.

—Afecto, amistad, empatía, celos... tristeza y amor—. Soltó con pena.

—¿En serio todo eso te he hecho sentir?—. Lo miré con una sonrisa.

—Sí... pero no te sientas tan especial por eso, además de que también me has hecho enojar algunas veces ¿Qué te parece si hoy dormimos juntos?—. Me propuso.

Aunque la idea era un tanto atrevida accedí con total acuerdo, quería sentir otra vez su presencia cerca de mí. Al poco rato Cosette llegó y nos hizo el ademán de que nos levantáramos para irnos, un auto nos estaba esperando en la entrada del bar para llevarnos, al final decidió dejarnos primero y luego dejar que su chofer la llevara a casa; bajamos del auto una calle antes para que Valtiel pudiera confirmar si mi padre se encontraba en casa, mientras caminábamos lentamente sobre la acera fue inevitable ver la fachada de la casa de Jason quien se encontraba sentado en las escaleras con su celular. Al vernos fingió demencia por unos segundos hasta ponerse de pie para dirigirse a nosotros con algo de inseguridad.

—Jace... ¿Puedo hablar contigo?—. Murmuró en un tono bajo.

Tocaba sus manos con una ansiedad notable y mantenía la mirada en el suelo, no sabía si debía de responder algo pues el asunto con Valtiel había sido por él así que solo me limité a voltear a ver a mi demonio con una expresión de duda.

—Ve, te esperaré adentro—. Me dijo con una sacudida en mi cabello.

—Vale... No tardo—. Le respondí con una sonrisa.

Vi como este se dirigía a la casa con confianza, para cuando entró me volví a Jason quien me miraba con timidez.

—¿Qué sucede Jason?—. Le pregunté serenamente.

—Te quería pedir una disculpa Jace... Sobre el beso en el cine. Yo sé que no estuvo bien pero era porque no sabía de tu relación con Evan—. Se tocó el cuello con vergüenza.

—Sí... Tampoco quería decírtelo porque aún no estaba muy seguro de estar con él. También no quise que supieras de alguna relación que tuviese con él por miedo al rechazo, sinceramente eres el primer amigo que tengo en el vecindario —. Le sonreí con empatía.

—¿Aún somos amigos?—. Preguntó con duda.

—Por supuesto, el pasado ya no importa. Preocupémonos por el presente, quiero que sigamos siendo amigos—. Le di un golpe en el hombro amistosamente.

—¿No crees que Evan se enoje? Digo, aunque seamos amigos a él parece que no le agrado en absoluto—. Comentó un poco incómodo.

—Evan podrá ser un poco temperamental pero es buena persona. Yo creo que ambos van a poder ser amigos—. Le dije con algo de motivación.

No sabía que mis palabras habían sido lo que impulsó a Jason a darme un abrazo que me sorprendió en esos momentos, no era un abrazo cualquiera; podía sentir el arrepentimiento y la calidez que expresaba Jason con tan solo ese gesto de amistad que de igual manera correspondí.
Tras despedirnos me dispuse a ir a mi casa un poco cansado por la noche en el antro, una vez entré vi a Valtiel con un emparedado en las escaleras que ya se iba a terminar.

—¿Ya terminaste?—. Preguntó con la boca llena.

—Sí... Ehm ¿Quieres que haga algo para cenar? Ese trago que tomé no me cayó muy bien—. Le dije con algo de asco pues el aliento me sabía a vodka, tal vez debería lavar mis dientes después.

—No— Se acercó a mí.—Tal vez deberíamos de subir a acostarnos... Estoy un poco cansado—. Tocó suavemente con sus dedos mi cuello.

—¿Y sabes que sería mejor?—. Le comenté.

—¿Qué?—. Dijo en mi oído con un tono un tanto erótico que me provocó un breve escalofrío.

— Que me cargues para evitar subir las escaleras, me duelen las piernas—. De igual manera le susurré al oído con cierto humor provocando que soltara una carcajada, y verlo alegre me animaba.

—A tus órdenes —. Se separó de mí con una sonrisa para luego llevarse el último trozo de su emparedado en la boca y cargarme como una pareja de recién casados.

Fue algo inimaginable pero que había experimentado en esos momentos, bastó con un segundo para ver cómo pasábamos de la entrada al cuarto en un abrir y cerrar de ojos. Me bajó con cuidado para después tirarse en la cama con pesadez, solo me limité a soltar una corta risa antes de ir al baño a cambiarme; unos cuantos minutos me tomó colocarme todo para salir y poder tumbarme en mi cama. Valtiel ya tenía el mismo conjunto color  vino con el que dormía y su cuerpo ya se encontraba situado en una mitad de la cama, al verme me hizo una señal de que fuera a acostarme con él.

Sintiendo mis mejillas calentarse un poco me acerqué hasta acomodarme a un lado suyo, ambos manteníamos nuestros cuerpos de costado para observarnos de frente. Valtiel levantó la cobija para taparnos a los dos y pasando su brazo por mí cadera me acerco más a él, cerré los parpados cuando me dio un corto beso en los labios y después en la frente. Al estar tan cansado por la falta de sueño durante estos días me quede dormido con rapidez, tener de vuelta a Valtiel conmigo hizo que me sienta mejor.

Todo se encontraba gris, demasiado lúgubre. La calle se hallaba solitaria en ese momento, o eso parecía, pues de un momento a otro algo se movió rápidamente. El escenario cambió de repente, había alguien a mitad de la calle mirándome fijamente, yo no podía verlo porque una niebla densa me impedía distinguir bien aquella figura pero sabía que me observaba pues aquellos ojos color naranja brillaban con intensidad. Entonces comenzó a acercarse, avanzando lentamente hasta salir de la niebla que poco a poco empezaba a dispersarse. Se trataba de Aamon, y la frialdad que destilaba en su mirada solo podía provocarme aún más terror, fue en ese preciso momento cuando desperté totalmente exaltado notando el sudor en mi cuerpo, miré con desesperación toda la habitación buscando a Valtiel, pero él no estaba.

En las garras del demonio (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora