Valtiel #4

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El tiempo resulta ser  aparentemente relativo para los seres humanos, buscan en que matar el tiempo antes de que el tiempo los mate a ellos. Solo los que se dan cuenta del verdadero propósito de su vida pueden disfrutar del destino que les espera pero para los demonios esto es casi imposible; vivimos para la misma eternidad y solo podemos ver más allá de la muerte como si de algo normal se tratase pero yo había logrado encontrar un verdadero propósito para pasar mi tiempo y era un joven humano.

Después de todos esos conflictos que había tenido con él sobre Cosette y su " lindo vecino" me había intentado acoplar más a su estilo de vida, resultaba tan opuesta su actitud con la mía pero eso suelen decir los humanos; los opuestos se atraen. La interesante sensación de ir a la escuela con los humanos me parecía fascinante además de que tenía a mi lado a Jace y Cosette, a esta última la había vuelto mi cómplice ya que sabía lo que comenzaba a sentir  por el chico de ojos distintos. Una mañana al ir hacia el instituto dejé a Jace para encontrarme con la chica rubia pero fue la oportunidad perfecta para que ese idiota pudiera estar a solas  gran parte de la mañana con lo que me pertenecía, o eso quería pensar.

—¡Valtiel! ¿Cómo has estado?—. Me preguntó al verme.

—Normal, dejé a Jace porque quería hablar contigo sobre él —. Me senté a su lado.

Iba a comenzar mi charla con ella cuando sentí la presencia de un chico que se posicionaba frente a la banca en la que me había sentado, miré con pesadez para encontrarme con un sujeto que aparentaba rudeza pero tenia la cara llena de barros y un olor desagradable a sudor y mugre.

—Idiota, ese es mi asiento —. Me dijo con un tono amenazante.

Reí junto a Cosette un poco antes de postrar mis ojos en los suyos, mi instinto demoniaco de intimidarlo y hacer de su miedo un espectáculo para mi comenzaba a dar frutos.

—¿Idiota? Jajaja, quiero que vayas a tu casillero y lo golpees tan fuerte con tu cara hasta reventar esos asquerosos barros y lo harás en estos momentos antes de que doble ese torso tuyo como un pedazo de plastilina ¿Me entendiste?—. Me puse de pie lentamente.

Su reacción era lo que esperaba ya que tan pronto como me puse de pie él retrocedió hasta irse del salón. Continuando con mi charla volví a sentarme para proseguir acomodando un poco mi chamarra de cuero.

—Maldito pedazo de mierda seca—. Dije con molestia obteniendo una carcajada de Cosette. —Quiero hablar de Jace—. Tranquilice mi voz.

—¿Qué haz sentido por él últimamente?—. Preguntó con una sonrisa de complicidad posicionando sus codos en el pupitre.

—Es muy contradictorio, Jace se comporta conmigo un poco bipolar; es verdad que he sentido celos por el idiota de su vecino pero es debido que lo quiero proteger—. Le dije.

—¿Proteger eh? Celoso, sobreprotector, creo que te esta comenzando a gustar mucho Jace—. Sonrió con sarcasmo.

—¿Quieres decir "enamorar"?  Pfff es solo que quiero proteger su alma, me pertenece pero quiero reservarla para un mejor momento—. Me giré.

—Entonces no te molestaría que saliera más con Jason ¿O si?—. Escuché por su parte.

—¡No!—. Me giré un tanto enojado. — Él no tiene nada que hacer con ese idiota—.

Pasadas esas horas me había metido en una discusión nuevamente con Jace, con solo ver a ese bastardo con nombre Jason me hacían quererlo masacrar pero sentía mas coraje saber que a Jace le importaba. Esa tarde fuimos a un lugar que había propuesto Cosette, mi perdición había sido tomar demasiado e ir a casa con Jace en un estado tan peligroso para él pero intenté mantenerme en mis 5 sentidos hasta poder llegar; una vez ahí entré a casa queriendo acostarme sin ser interrumpido y así fue durante 10 minutos hasta que comencé a sentir calor, en un intento fallido quise quitarme la camisa pero mi desesperación no me dejó finalizar la acción dejando una parte de mi abdomen al descubierto.

Esa noche fue casi perfecta para mi de no haber sido por el padre de Jace, mis impulsos sexuales querían tener al joven humano encima de mi. El calor se había extendido a todo mi cuerpo a tal grado de hacer que nuestros miembros chocaran algunas veces, mis ganas de morder sus clavículas se intensificaban con cada roce; esa noche no sucedió nada pero quería liberar toda la carga así que tuve que hacer lo mismo que había hecho Jace en el baño de su escuela solo que en esta ocasión me arrepentí de hacerlo.

—Perdoname Jace—. Le dije antes de provocarle un corto letargo.

No habían pasado ni 2 minutos cuando me transporte al baño, sin titubear saqué mi miembro y comencé a proyectar visiones de lo que pudo haber pasado esa noche; un ligero gemido se escapó de mi boca cuando estaba a punto de llegar al orgasmo cuando escuché la puerta del cuarto abrirse lo que me hizo quedar en una posición de alerta.

—¿Jace? Hmm ¿quien habrá sido entonces? —. Escuché desde el exterior.

Volvió a cerrar la puerta, por un momento pensé en ser descubierto por su padre y la situación me había hecho soltar una pequeña risa. Su padre abriendo la puerta y viéndome con los pantalones abajo y mi expresión de asombro era tan aleatoria y divertida que solo lavé mis manos para volver a dormir.

El fin de semana transcurrió y hasta volver a llegar al dichoso lunes, antes de ir a clase con Cosette le di un beso a Jace que fue una acción intencionada para ver la reacción del mismo. Mi clase con Cosette iba tan aburrida que le comenté mi gusto por la carne y mis ganas de comerla a lo que ella llamó a Jace para avisarle pero algo de eso no me daba buena espina, al escucharlo  noté su inquietud en el lugar donde estaba y también una presencia indeseada para mi que lo acompañaba, Jason.

En las garras del demonio (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora