Capítulo 19

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Era temprano en la mañana. El auto de Yoongi se detuvo frente a la casa de los Park. Bostezó y frotó sus ojos, cansado, pero intentó despabilarse en cuanto recordó para qué había ido allí. Bajó del vehículo y tocó el timbre. Segundos después, Jimin abrió apenas la puerta. En cuanto vio al mayor, salió y la cerró detrás de él.







—Buenos días, hyung.

—Buenos días ¿Descansaste bien?

—No mucho.

—Tranquilo, todo saldrá bien, ¿Sí?

—Gracias... —miró a su alrededor— ¿Iremos caminando?

—Como tú quieras. Aquí tengo el auto.







Jimin se cruzó de brazos y debatió internamente durante varios segundos. Suspiró.







—Tendré que volver a ir solo los demás días, así que sería bueno ir caminando. De alguna forma, tengo que acostumbrarme a esto.

—Si no te sientes bien con--

—Quiero intentarlo.







Yoongi asintió y comenzó a caminar por la vereda, siendo seguido por el más joven, quien miraba temeroso todo lo que lo rodeaba, como si fuera esa la primera vez que salía al mundo.







—Yoongi...

—¿Sí?

—¿T--te molestaría tomar mi mano?

—No, claro que no.







Yoongi se detuvo, y con delicadeza tomó la mano de Jimin. Ya lo había hecho antes en un intento de reconfortarlo, pero no podía evitar sentir una extraña pero agradable calidez en su interior. Las mismas eran pequeñas y suaves, muy suaves. Hacían que él quisiera sostenerlas por siempre.

Cuando comenzaron a caminar de nuevo, Jimin suspiró, y el otro muchacho lo miró.







—¿Pasa algo?

—Soy un cobarde, no puede ser... tengo veintiún años, no puedo necesitar que alguien me de la mano para caminar en la calle, no soy un maldito bebé —negó con la cabeza—. No puedo tener miedo de caminar solo, no--

—Sí puedes. Lo tienes. Tienes miedo, y es normal luego de todo lo que pasó, pero no por eso eres un cobarde. Creo que un cobarde jamás habría optado por caminar en vez de ir en auto.

—Pero lo hice porque debo hacerlo tarde o temprano. Todo esto me desespera. Este no soy yo.

—Ya serás tú de nuevo. Lo sé.

—Ah... eres tan dulce, Min Yoongi... desde el inicio has sido la persona más buena del mundo conmigo.

—Tú te lo ganaste —se encogió de hombros.

—¿Cómo?

—Tus amigos me hicieron conocerte, y luego lo hice yo por mi cuenta. Todo eso hizo que quedara encantado contigo.

—¿Encantado?







Yoongi se sonrojó.







—Sí, bueno, ya sabes...

—No, no lo sé.

—Sólo escuché maravillas de ti.

—Pero no las viste.

—Sí las vi. Eres genial.







Yoongi lo miró de reojo y sonrió mínimamente, pensando en que también quería decirle lo hermoso que era, pero prefirió no hacerlo. Temía incomodarlo, pues no tenía idea de cómo fuera a tomar aquello. No tenía idea de sus preferencias, y prefirió callarse antes que decirle algo que podría darle a entender que había empezado a gustarle, aunque de hecho fuera así.







—¿Sabes qué? No sé qué piensas al respecto, pero estuve pensando en los viajes que mencionamos el otro día —dijo, cambiando de tema—. Si estás de acuerdo, podríamos hacerlo. Aunque sea un fin de semana a un lugar cercano.

—¿De verdad?







Jimin lo miró, atónito. Él había creído que el tema de los viajes había sido un tema aleatorio para distraerlo un rato de sus problemas, pero vio que no era así. El hecho de que Yoongi lo tuviera tan presente hizo que sus ojos brillaran, y que una pequeña sonrisa apareciera en sus labios.







—Ah, qué lindo... creo que es la primera vez que te veo sonreír.

—Y... ¿A dónde iríamos? —preguntó, sonrojado.

—No sé... ¿A dónde te gustaría ir?

—Tal vez... a mí me encantaría pasar la tarde en la montaña, ver el sol ocultarse y el cielo pintado de anaranjado... es muy bonito. Sólo una vez fue mi familia de paseo a un lugar como ese, pero me había enfermado y me había quedado en casa. Después, simplemente no fuimos más y me quedé con las ganas. Vi un par de fotos que ellos habían sacado. Debe ser lo más lindo y relajante del mundo.

—Suena precioso. Te llevaré a un lugar así, entonces. Te llamaré para ver cómo estás para que podamos ir algún fin de semana, ¿Te parece?

—Sólo si me dejas invitarte a la próxima salida. Has hecho mucho por mí, debería hacer algo por ti. Quiero hacerlo.

—De acuerdo —sonrió.







Jimin alzó la cabeza y se sorprendió demasiado al ver que ya habían llegado a la universidad. Se detuvo y miró hacia atrás, a la calle.







—¿Qué sucede?

—No me había dado cuenta de que ya habíamos pasado esa calle en donde el auto me había llevado... creí que no podría.

—Pues... lo hiciste. Sabía que podrías hacerlo.

—Gracias —volvió a caminar hacia el interior del establecimiento— ¿Llegarás bien a tu trabajo?

—Sí, es muy temprano aún.

—No quisiera causarte problemas.

—No lo haces, tranquilo.

—¿Jimin?







Ambos voltearon a ver hacia su derecha. Yoongi frunció sus cejas y sostuvo con más fuerza la mano de Jimin. Lo escondió detrás de él en un intento de protegerlo. El pelirrubio se extrañó, ya que sabía que Yoongi lo protegería, que intentaría ayudarlo si se veía en alguna situación de peligro o de temor por causa de sus experiencias anteriores, pero ahora no lograba comprender el porqué de sus acciones.







—¡Jimin! ¡Has vuelto! ¡Y estás bien!







El muchacho corrió hacia ellos y Yoongi retrocedió. Jimin, extrañado, salió de su escondite, soltando la mano del mayor, quien se inquietó ante aquel gesto.







—No pasa nada, lo conozco —avisó con voz suave y una mínima sonrisa—. Hola, Seung Ho hyung.

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Who are you, Park Jimin? [Yoonmin] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora