Jimin parpadeó lentamente y abrió sus ojos. Tomó con cuidado su celular y vio la hora: las tres de la mañana. Eran tantos sus nervios, que ni siquiera la medicación que había tomado le servía de ayuda para poder dormir. Se sentía débil y muy cansado, pero no podía evitar despertarse cada media hora. Su cabeza ya empezaba a doler.
La luz del velador sobre su mesita de noche estaba encendida. Todavía no se animaba a apagarla, pues temía no poder ver si había alguien desconocido dando vueltas por su cuarto. Chequeó el mismo con la mirada y suspiró con alivio al ver que estaba solo.
Bueno, no del todo.
El pelirrubio alzó su cabeza. Yoongi y él aún seguían abrazados. Este se encontraba profundamente dormido. Sus cabellos estaban despeinados y sus labios entreabiertos dejaban escapar unos ronquidos casi inaudibles. Jimin se incorporó un poco, de una forma en la cual no podría molestarlo y lo miró fijamente. Tenía en ese momento muchísimos sentimientos en su interior. Por un lado, no quería que tuviera que irse; por otro, sabía que algún día debía dejarlo ir.
Ya sea por una obligación o por cosas del destino, era sabido que tendría que separarse de Yoongi. Lo sabía porque todas las personas se separan alguna vez por algo, no necesariamente siendo por una mala causa. Y también sabía que tenía que aprender a soltar y volar por su cuenta, que no podía depender de él por siempre... pero le dolía. Un triste suspiro se escapó de entre sus labios.
Yoongi frunció sus cejas suavemente y frotó uno de sus ojos, abriéndolo después.
—¿Jiminnie? —preguntó con voz ronca— ¿Ya es la mañana?
—No... siento mucho haberte despertado.
—No lo hiciste, tranquilo —lo abrazó más fuerte— ¿No puedes dormir?
—No.
—¿Necesitas algo? Podría ayudarte.
—No necesito nada, gracias —sonrió mínimamente—. Vuelve a dormir, hyung.
—Está bien, pero despiértame si necesitas algo.
Yoongi no lo quiso así, pero se quedó dormido de nuevo. Jimin volvió a recostar su cabeza sobre el hombro del mayor y dejó un pequeño beso en su barbilla, haciendo que este sonriera apenas, incluso sin estar consciente. Este gesto removió miles de sentimientos en su interior ¿De verdad había llegado a pasar tanto en tan poco tiempo? Aún no creía que fuera posible que un desconocido haya hecho hasta lo imposible para salvarlo a él, que era un desconocido. De todas formas, había pasado.
Por el momento, el pelirrubio intentó pensar nada más en eso. Quiso enfocarse en la bella relación que había creado con Yoongi, en lo bien que le hacía, lo cálidos que eran sus brazos y sus caricias que ese día habían logrado calmarlo bastante. Así, él también se durmió.
La mañana llegó bastante rápido. Ambos jóvenes se enteraron de ello por la alarma que habían programado la noche anterior. Jimin dio un salto en su lugar, por poco golpeando a Yoongi, quien despertaba lentamente. Aún se asustaba con algunos ruidos repentinos. Avergonzado, bajó su mirada a las sábanas y escondió su cara en el pecho del mayor, quien besó su cabeza.
—Buenos días, Jiminnie.
—Buenos días.
—Me temo que hoy no hay mucho tiempo para quedarse un rato a descansar aquí —presionó juntos sus labios— ¿Cómo te sientes?
—Yo... —se sentó en la cama— no lo sé. Siento tantas cosas, que hasta parece que no siento nada.
—Todos estaremos ahí para apoyarte, ¿Sí? Hoy se resolverá todo.
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Who are you, Park Jimin? [Yoonmin] ©
Fiksi PenggemarUna foto y un nombre. Sólo con eso contaba Min Yoongi para emprender una importante y riesgosa búsqueda. La búsqueda de un completo extraño.