La pequeña salida al parque no había durado demasiado. Debido al frío, los chicos habían tenido que regresar a la casa de los Park, quienes dejaron a solas a su hijo y a Yoongi en la habitación que estaba bajando las escaleras. Jimin miró la hora en su celular y dejó salir un largo suspiro.
—Ya faltan dos horas.
—Lo sé.
—Me dejarás acompañarte, ¿Verdad?
—¿Viajarías hasta Daegu nada más para despedirme?
—Iré exclusivamente para eso.
—Es un largo viaje, ¿Cómo volverás, después?
—Taehyung ya regresó a su casa. Le preguntaré si puedo pasar allí la noche. Además, hablé con mis padres. Ellos me buscarían en la mañana. Sé que aún no puedo viajar solo.
—¿Estás seguro de ello?
—No podría estar más seguro. Quisiera estar contigo el mayor tiempo que se pueda. Es... también una forma de agradecerte por todo. Si no hubiera sido por ti, los culpables no habrían sido descubiertos ni habrían ido a la cárcel. Creo que tampoco estaría con vida. Y sé que lo he dicho miles de veces, pero no dejaré de repetirlo.
—Gracias, Jiminnie.
Yoongi sostuvo las manos del menor entre las suyas sin decir nada. Ese simple acto lo cargaba de emociones completamente distintas. Unas eran tristes, le recordaban que disponían de poco tiempo; otras eran felices, hacían que se sintiera como el hombre más afortunado del mundo. La sola compañía de Jimin hacía que el dolor de su partida disminuyera increíblemente, aunque también sabía que este aumentaría de un segundo al otro en cuanto tuviera que irse.
Ninguno dijo mucho en ese lapso de dos horas. No hacían falta muchas palabras. Y también sabían que hablar podría ponerlos aún más sentimentales. Por eso, luego de haber estado todo ese tiempo casi en silencio, subieron las escaleras y se despidieron de la familia Park. Estos abrazaron a Yoongi con muchísimo cariño, haciéndole saber que sentían que ya formaba parte de su círculo más cercano; que se había ganado todo su aprecio y confianza, tras haber realizado la heroica tarea de haber hallado a su hijo.
El camino hacia Daegu tampoco fue tan ruidoso. Lo único que podía escucharse de fondo, era el sonido de la música que Yoongi había descargado en su celular, y que estaba sonando a través del estéreo, luego de haberlo conectado. Y Jimin no quería que fuera así. Quería hablar, conocer muchas más cosas de Yoongi, hacerle preguntas y hablar de lo que fuera hasta que llegaran a su destino, pero eso no pudo pasar. No tenía idea de cómo hacer que el ambiente fuera más ligero, ni cómo evitar romperse en medio de una charla.
Cerca de una hora más tarde —luego de haberse detenido en la casa de la familia Min, para que el joven se despidiera de sus padres—, el vehículo de Yoongi se detuvo en su casa. Jimin bajó junto a él del auto, e ingresó a la casa. Se cruzó de brazos y miró con atención todo a su alrededor. El pelinegro cerró la puerta de entrada y vio al otro muchacho, quien parecía estar pensando demasiado.
—¿Sucede algo, Jiminnie?
—Tengo vagos recuerdos de cuando estuve aquí. Casi nada, en realidad. Y estar aquí es raro. Sé que ya están todos encerrados, pero soy consciente de que aquí pasó todo. Aún no lo creo —sacudió su cabeza.
—No debe ser muy bonito estar aquí —dijo mientras iba a su habitación por sus cosas.
—No lo malinterpretes. Mientras que esté acompañado, no importa mucho el lugar.
—Por suerte, estarás con Taehyung esta noche.
Yoongi salió de su cuarto con una mochila. Esta contenía las cosas necesarias que debía llevar con él. Luego, tomó asiento en una de las sillas del comedor. Jimin hizo lo mismo, acercando su silla a la de él, como si la reducción de espacio entre ellos fuera completamente necesaria. Y así era para él, de hecho.
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Who are you, Park Jimin? [Yoonmin] ©
FanfictionUna foto y un nombre. Sólo con eso contaba Min Yoongi para emprender una importante y riesgosa búsqueda. La búsqueda de un completo extraño.