Who are you, Park Jimin? [Yoonmin] ©

Capítulo 23

Era ya de noche. Jimin se encontraba frente a su ordenador mirando fijamente los mensajes que aparecían en la pantalla. Después de mucho tiempo, había logrado hablar con Hoseok, con quien no había tenido contacto desde antes del secuestro. El pelirrubio se sentía más que feliz de haber vuelto a enviarse mensajes con él, y también el otro muchacho, quien lo extrañaba muchísimo y quería volver a verlo.

Jung Hoseok

¡Vamos, Jimin!

¡Hagamos una videollamada como en los viejos tiempos!

¡De verdad quiero verte!

El muchacho dirigió su mirada a la parte superior de la pantalla, sobre la cual había una cámara que estaba tapada con una cinta oscura desde que había vuelto a su hogar. Sabía que Hoseok era su amigo, que no le pasaría nada, pero era una cámara. Él aún no olvidaba que lo vigilaban todo el tiempo, que lo controlaban, que lo amenazaban... negó con la cabeza.

Lo siento, ¿Lo podemos dejar para después?

Jung Hoseok

Bien... ¡Pero la próxima lo harás! ¿De acuerdo?

Lo voy a intentar.

Jimin estuvo a punto de escribir algo más, pero se oyeron golpes en su puerta. Poco después, Ji Hyun la abrió y bajó hasta la mitad de las escaleras. Después de haberlo visto, agradeció internamente, ya que quería dejar de pensar en todas esas cosas. Aunque Hoseok fuera una compañía fabulosa, él prefería poner una pausa en esa conversación y seguirla cuando su mente estuviera más tranquila. Pidió disculpas a su amigo, cerró sesión en la red social que había abierto y se paró, acercándose al más chico.

—¿Estás ocupado, hyung?

—No, realmente ¿Qué pasó?

—Mamá y papá te llaman. Quieren hablar contigo sobre algo.

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Jimin se encontraba sentado a la mesa frente a sus padres. Se sentía igual a aquellas veces en las cuales, de pequeño, iniciaba peleas con su hermano y lo llamaban para poder regañarlo, aunque era consciente de que esa situación era completamente diferente.

—Jimin —comenzó a hablar su papá—, ¿Por qué no nos contaste de las amenazas de Seung Ho?

El chico palideció y tartamudeó cosas sin sentido. Sacudió su cabeza.

—¿Cómo lo sabes?

—Bueno... tuve que arreglar un par de asuntos con la policía y nos contó que el sábado, antes de volver a su casa, Yoongi fue a contarles todo. Hablamos con él. Dijo que estaba muy preocupado, y que también lo había charlado contigo ese día, así que sólo lo hizo.

—Ya veo... —suspiró.

—Y, cariño... esta mañana nos llegó un telegrama —empezó a contar con voz suave su mamá—. Por alguna razón, se adelantó el juicio de tu caso. Pasado mañana tenemos que ir todos. Tú, nosotros, tus amigos, Yoongi... y los acusados.