Capítulo 55

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Jimin nunca había sido una persona imprudente. ¿Atropellado? Sí. ¿Despreocupado? Bastante. ¿Alocado? Tal vez, pero siempre tuvo cuidado con sus acciones. Sin embargo, en esos últimos días, aquella racha de prudencia se había roto por completo, mucho más esa mañana, cuando sintió la necesidad de pisar a fondo el acelerador de su coche, incluso en las calles más transitadas.

Hubo una especie de chispa que se había encendido en Jimin cuando el oficial le informó que algo le había sucedido a Yoongi. Después de aquello, todo se había vuelto nada. No había dudado ni siquiera por un segundo el hecho de conducir a toda prisa hasta llegar al lugar en donde todo había sucedido.

Fue cuestión de unos veinte minutos hasta que el chico pudo llegar al edificio en el que Yoongi y Jungkook trabajaban. Este último, quien se había enterado de lo sucedido por boca de unos compañeros, se encontraba a un lado de la puerta principal, sollozando en silencio. Jimin, al haberlo divisado, estacionó su coche como pudo, bajó y corrió a su encuentro. Tuvo que tomarlo con cuidado de ambos brazos para que este reaccionara y lo mirara a los ojos.


—¡Jungkookie! ¿Dónde está?

—Yo-- él-- —suspiró temblorosamente, negó con la cabeza— lo siento.

—No pasa nada, tranquilo.

—Lo están subiendo —señaló hacia adelante.


Jimin giró su cabeza y pudo ver a Yoongi, su adorado Yoongi, siendo subido a una ambulancia en una camilla. Apenas pudo ver una parte de él: sus manos, que estaban juntas sobre la sábana que cubría su cuerpo. A la vista, estaba el brazalete que él le había regalado años atrás. Inconscientemente, repasó el suyo con sus dedos.

Al haber estado tan preocupado, Jimin apenas había notado la presencia de los patrulleros y ambulancias cuando llegó. Sin pensarlo, corrió hasta el lugar en el que estaba su novio, pero un hombre lo detuvo. Era el oficial Kim, con quien había hablado por teléfono. El hombre soltó un suspiro al haber visto los ojos del menor empapados en lágrimas.


—Lo lamento, Jimin. No llegué a tiempo para detenerlo y lo apuñaló en el abdomen, justo como había hecho con tu amigo, Woo Shik. Por suerte, estuve aquí para detener a Young Cheol y socorrer a Yoongi. Él está a salvo, pero tendrá que ir urgentemente al hospital para que traten su herida.

—¿Puedo... acompañarlo? Quiero preguntar mil cosas, pero esta es mi prioridad, ahora. Solamente me importa saber cómo está.

—Por supuesto, Jimin. Sube con él, hablaremos después.

—Gracias... gracias por todo, de hecho.

—Gracias a ti también —dijo el policía y apretó amistosamente su hombro—. No lo habríamos atrapado sin ti.


Jimin sólo pudo asentir y marcharse junto con los médicos que iban asistiendo a Yoongi camino al hospital. No dijo palabra alguna ni soltó ni una lágrima sino hasta que hubieron llegado. Cuando se encontró por fin solo en la sala de espera, se deshizo en llanto. La imagen del pelinegro inconsciente en la camilla no se borraba de su mente. Sentía que todo eso era culpa suya. Si no se hubiera involucrado, pensó, nada de eso habría pasado.

Sin embargo, si no se hubiera involucrado, tal vez Yoongi no estaría bajo intervenciones médicas en ese momento, sino en un estado mucho peor y en el que el menor no quería ni pensar.

Las horas pasaron, y Yoongi ya se encontraba en una sala común. No tenía más que una vía intravenosa que le administraba un suero con medicamentos, y estaba dormido. Jimin, desde que lo habían llevado hasta allí, no se había movido de su lado, y pudo estar presente para verlo despertar.

Who are you, Park Jimin? [Yoonmin] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora