No me pidas que te ame

Cap. 24 "Miedo de ti"

  -Punto de vista de Hannah-

- Lo siento- susurra-. 

Con la cara aun enterrada en las palmas de sus manos. Su voz rota.

- No... tampoco ha sido mi intención. Yo tampoco buscaba esto, no te esperaba en mi vida. Que aparecieras de la forma en la que lo has hecho, y... no sé, no sé que pensar de esto, de ti, de mí, pero no quiero...

Se queda callado, su silencio me está matando, una lágrima que estaba intentando retener cae por mi mejilla.

- ¿No quieres qué?- digo con la voz entrecortada-. 

Barajo todas las respuestas posibles. Me muerdo el labio en un intento de no empezar a llorar como acabo de hacer, demasiadas lágrimas por hoy.

- Harry- susurro-.

- No quiero que te vayas- responde finalmente-.

- ¿Qué?

- Pregúntame lo que quieras.

- No. 

Niego con la cabeza. No puedo forzarle a hablar de esta manera después de ver su reacción. No puedo ser tan hipócrita. A mí tampoco me gusta hablar de mí. Pero con él no puedo evitarlo. Es él, él me hace olvidar que me molesta hacerlo, que no me puedo fiar de nadie. Pero si a él no le pasa lo mismo yo no puedo obligarle. Suspira.

- Mi padre murió.

Levanta la cabeza y mira a la ventana

- Hace tres años. Desde entonces mi madre va cambiando de casa cada dos por tres, no sé que mierdas intenta con eso pero... no puedo dejarla sola. Supongo que es su manera de intentar olvidarle, pero no sé da cuenta de que no funciona. Al final todo acaba recordándole a él... eso me dice cada vez que quiere mudarse a otro barrio. Cada vez es más lejos. Las dos últimas veces cambiamos de ciudad directamente. Y yo...yo no lo soporto más, no puedo aguantar esto.

Baja la cabeza y hunde los dedos en su pelo, tirando ligeramente de él.

- Y no hablo de mí porque tengo miedo, miedo de ti. 

Me mira directamente a los ojos.

- Miedo a... coger confianza contigo, a querer estar contigo, a... querer más de ti... y que a mi madre se le vaya la cabeza otra vez y quiera irse fuera del país.

Cada vez me cuesta más respirar.

- Siempre he evitado relacionarme con la gente, por esto precisamente, ignorando a toda la gente que quería hablar conmigo, conocerme, saber algo del chico nuevo. Pero tú, la persona que menos interés ha mostrado por mí, la chica más... arisca, borde, irritante, antisocial de toda la maldita Inglaterra. Tú, entras en mi vida y no sales, y yo no soy capaz de echarte. No quiero echarte, y no me preguntes por qué, porque sinceramente, no lo sé. No quiero que te vayas ni cuando me gritas que me odias.

Silencio. 

Me siento ligeramente aliviada de que él esté tan confundido como yo.

- No quiero irme- logro decir al fin-. 

Él levanta la cabeza mirándome sorprendido.

- Sí, iba a irme, pero ahora... ahora no quiero, tampoco quería antes, creo.

Levanto la cabeza para mirarle y tiene esa maravillosa sonrisa que ilumina su cara. No puedo evitar sonreír yo también. Se mueve hacia un lado en la cama y palmea el espacio a su lado invitándome a sentarme, a lo que acepto.

- ¿Me sigues odiando?

Hay humor en su voz, pero sé que, de alguna manera, lo dice en serio. 

- Sí.

Lo odio por todo lo que provoca en mí, por no entender porque aun así no puedo odiarle. Suspiro.

- No.

Reconozco negando con la cabeza. Él se ríe. Me quedo en silencio deleitándome con ese sonido, su risa, mi sonido favorito. Hasta que otro me saca de mi pequeño paraíso, mi móvil. Me acerco a la mesita de noche donde lo había dejado. Seguro que si me hubiera llegado a ir me habría olvidado de cogerlo. Mi corazón da un vuelco cuando veo el nombre en la pantalla, Zayn, ¿le ha pasado algo a él?¿A algunos de los chicos?

- ¿Zayn?¿Pasa algo?- digo alterada-.

- ¿Qué? No. ¿Estás bien?

- Sí, sí. Es sólo que hace como dos días que no me llamas y pensé que era porque había pasado algo.

- Ya, lo siento- suena arrepentido-. 

Lo vi ayer, y he estado con ellos toda la semana, pero sólo en las clases, y no estoy muy acostumbrada a eso. No estoy nada acostumbrada.  

- ¿Pasa algo? Quiero decir, estáis un poco distantes esta semana.

- No, no. Estamos en mi casa, vente.

- ¿Cómo?

- Que te traiga Harry- dice otra voz al otro lado del teléfono, Louis-.

 Zayn le dice algo que no logro entender y le manda callar. 

- ¿Harry?

Harry me mira, preguntándose por qué estoy hablando de él con Zayn. 

- Sí. Estaría bien que se quedara también.

- Pero yo no...
- Vale, os esperamos aquí- me interrumpe Zayn y corta la llamada-. 

¿Qué acaba de pasar? Dejo el teléfono de nuevo sobre la mesita de noche y miro a Harry. No sé cómo decirle, ni siquiera yo sé que pasa. Él me mira esperando a que hable y cualquier suma de palabras que haya podido recoger en mi mente para intentar explicarle se disuelve en aquellos ojos. 

- ¿Hannah?

Puedo ver como Harry empieza a preocuparse, esperándose lo peor.

- E...era Zayn, están en su casa.
- ¿Y?¿Hannah pasa algo?

Harry se levanta y se acerca a mí. Doy unos pasos hacia atrás y él se para frunciendo el ceño. Mierda. ¿Por qué he hecho eso?

- No, no.

Sigo el camino de sus ojos, mira mis muñecas. Otra vez estoy frotándomelas sin darme cuenta.

- Emm... ¿Puedes... puedes llevarme?
- Sí, claro- dice no muy convencido-. 

Doy unos pasos hacia delante para intentar suavizar la tensión que hay en el momento, no era mi intención "huir" de él.

- ¿Seguro que está todo bien?

Asiento con la cabeza.

- Eso creo.

Me encojo de hombros. 

Es la verdad, Zayn estaba muy raro, y la aparición de Louis no me ha tranquilizado nada. Harry asiente, se acerca a la silla y coge su chaqueta.

- ¿Lo llevas todo? Si quieres dejar algo aquí...

Se gira rápidamente hacia mí y puedo decir que se arrepiente de haber dicho eso.

- Vámonos.

Asiento incapaz de decir nada más. Cuando llegamos a la puerta principal alarga su mano al mueble que hay al lado de ésta y coge las llaves de la moto.

- Nada de clase al final- dice mientras gira el pomo de la puerta-.

La abre y se gira a verme con una sonrisa bromista. Se aparta dejándome salir a mí primero, él me sigue y cierra la puerta con llave.

- No, nada de clase al final.

Suspiro. Voy a suspender. 

- ¿Es muy importante para ti?- pregunta mientras nos acercamos a la moto-.

- Sí- murmuro-. 

Realmente lo es. 

- ¿Por qué?

Me da el casco.

- Porque necesito salir de aquí- contesto antes de ponerme el casco y subirme en la moto-.