Cap. 40 "Es él" (sin editar)

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  -Punto de vista de Harry-

Ella agarra mi mano de repente, bajo la cabeza para ver la suya escondida tras mi brazo. Intento parar para preguntarle que está pasando, pero ella me lo impide haciendo más fuerza en su agarre y tirando de mí hacia delante.

- ¿Qué pasa?

- Nada, no me encuentro bien, vámonos de aquí.- responde en voz baja.

- ¿Y eso?¿De qué?¿Quieres que te compre algo, agua, algo de comer?

- No, vámonos.

- Pero aún no hemos comprado el regalo y yo no quiero volver otro día, nos ha costado la vida aparcar.

- Harry, vámonos ya, por favor. Ya vendremos otro día, no me encuentro bien, de verdad. Vámonos, por favor.- la urgencia en su voz me preocupa, y noto como va mirando a nuestro alrededor, buscando algo.

- Jess, enserio, ¿qué te pasa?

- Harry...- yo me paro.- No, no.- dice ella gritándome en susurros, sus ojos viajando de un lado a otro, vigilando a nuestro alrededor.

- ¿Qué está pasando?- miro a mi alrededor sin saber que estoy buscando, sólo veo montones y montones de gente en su búsqueda desesperada de encontrar un regalo de navidad a tan solo días de la fiesta.

- Creo, creo que nos están siguiendo.- dice en un hilo de voz, sus ojos comienzan a aguarse.

- ¿Cómo?¿Quién?- giro la cabeza bruscamente en todas direcciones. Agarro a mi hermana por los brazos.- ¿Son ellos?¿Ellos están aquí?- ella simplemente asiente, veo el terror, el pánico en su mirada.- ¿Nos han visto?- niega con la cabeza.

- No lo sé, puede.- con la última palabra me mira a los ojos, mordiéndose el labio inferior.- Harry, sácame de aquí.- asiento, cojo su mano y acercándola lo máximo posible a mí intento salir del abarrotado centro comercial. 

En vista de que esto se está convirtiendo en misión imposible comienzo a apartar gente con los brazos, empujándolos, llevándome algunos insultos y empujones, me disculpo las primeras veces pero, cada vez más impaciente por sacarnos de aquí, empieza a importarme una mierda la gente, sólo busco una salida. 

Sigo apartando a todas las personas delante de mí, cada vez son más, cada vez la salida está más lejos. Con la mano que no abraza a Jess hago un puño con la chaqueta de un hombre y lo hago a un lado. Mi hermana suelta un grito ahogado al ver a la persona detrás de ese hombre, de frente a nosotros, mirándonos fijamente, manos dentro de sus bolsillos, nadie se choca con él, su figura sigue intacta, alto, grande, agacha la cabeza de lado, una sonrisa cínica aparece en su cara mientras observa con detenimiento a mi hermana. Ella se encoge y me abraza fuertemente, haciendo un puño en mi camiseta, esconde su cara en mi pecho y cierra los ojos con fuerza.

- Es él, es él.- susurra. Él hombre me mira, paralizándome al instante con su mirada, una mirada penetrante y aterradora. Sólo siento horror, quiero correr pero no puedo, no puedo moverme. 

Otro hombre aparece de la nada, sé que está ahí pero no puedo girar la cabeza para mirarle, todo lo que veo son los ojos de ese hombre, la gran cicatriz en su mejilla, una simple línea recta que cruza medio lado de su cara, desde el punto más alto del pómulo hasta poco antes de su barbilla. Las personas a su alrededor se han convertido en difuminados bultos de colores que se mueven sin prisa. 

Todo parece ir a cámara lenta.

Oigo un grito, mi hermana, y dejo de sentir su presencia a mi lado. Consigo mover la cabeza, pero no la encuentro. Sigo oyendo sus gritos, su voz exclamando mi nombre, reclamando mi ayuda, pero ella ha desaparecido. Una gran, profunda y ronca risa comienza a eclipsar los desesperados gritos de mi hermana, que continúan oyéndose de fondo. Esa risa cada vez se hace más fuerte, así como los gritos comienzan a desvanecerse, alejándose de mí, sé que sigue gritando, pero yo no puedo oírla, sólo esa risa. Aquellos bultos a mi alrededor se paran, y miles de risas inundan mis oídos. Un tortuoso sonido que aumenta, cada vez más risas, cada vez más gente, cada vez más alto. Mi mirada viaja de nuevo al hombre que sigue inmóvil enfrente de mí, mirándome sin ninguna expresión, frío, neutro, perturbador. Él no ríe, sólo me mira. Lentamente comienza a mover su mano dentro del bolsillo de su pantalón, sacándola muy despacio, me congelo cuando veo lo que lleva en ella. 

No me pidas que te ameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora