Online Gamer ~yoontae~

Capitulo 51

Paso saliva con dificultad y me acerco a la casa que solía ser mi hogar, aquella que casi está en ruinas, la puerta...o más bien donde estaba la puerta parece más un hueco a punto de caerse que un marco.

Siento una mano en mi hombro y volteo, es Hoseok, él sonríe y asiente con la cabeza intentando darme animos, yo hago lo mismo; entonces quita lentamente su mano de mi hombro y veo como camina hasta llegar frente a la ventana, aquella que esta casi a un lado del marco que solía ser de la puerta, por donde estoy a punto de pasar.

No entiendo por qué me siento tan inquieto.

Entonces camino hasta pasar por el marco, cuando entro un frío helado eriza la piel de mis brazos que al instante va poniendose de gallina, huele un poco a humedad y tierra, incluso puedo escuchar como un gotear de lo que solía ser la cocina, todo se ve turbio, oscuro...

Escucho algo en mis pisadas y volteo al piso, está totalmente lleno de escombro.

Mi estomago comienza a doler.

Entonces escucho desde el fondo del pasillo, no sé si de mi cuarto o el de mis padres, como si alguien esculcara algo, entonces mi corazón comienza a latir a una velocidad increible al pensar que puede tratarse de alguna persona que se metió a la casa a ver si encontraba algo.

Me armo de valor, puede que sea mi padre ya que hace poco vi que salía de aquí.

–¿Quién está ahí? –digo en voz alta, el nerviosismo me invade una y otra vez.

Entonces dejo de escuchar los ruidos, respiro pesadamente y oigo como pisadas de aquél lugar se dirigen hacia donde estoy, se escucha cada vez más cerca, se dirige al pasillo el cual tengo casi enfrente.

Paso saliva con dificultad sintiendo la sangre de mi cuerpo drenandose –¿Q-quién anda ahí? –es como si las palabras se me estancaran, hay una fuerte opresión en mi pecho pero intento forzar los pies sobre la tierra para no correr; a mi mente viene la imagen de Hoseok y eso me tranquiliza, no estoy solo.

Entonces es ahí cuando lo veo...a mi padre.

Nuestras miradas se ponen fijas por segundos y una nostalgia comienza a asaltarme, las ganas de llorar me invaden al verlo, no se ve borracho como otras veces y eso es algo que agradezco, no deja de mirarme, él va acercandose hasta donde estoy mientras pisa los pedazos de escombro y botellas quebradas en el corto corredor que conecta a lo que era la sala de estar, justamente donde me encuentro de pie.

Llega cerca de mí, es decir, a donde comienza el pasillo.

Pero derrepente me ignora cuando intento decir algo, él parece traer una bolsa o mochila en su mano; creo que es una mochila, entonces camina por la sala de estar estando a una corta distancia de donde me encuentro, pero él ni siquiera parece notarme.

–¿P-papá? –pregunto.

Incluso siento como las ganas de llorar reprimidas van quemando el interior de mi garganta.

Él se agacha en los escombros hasta dejar una rodilla flexionada en el suelo.

Busca entre los escombros cosas y las mete en la mochila.

–Papá –digo tranquilo, me quiero acercar a él pero al escuchar el sonido de escombro siendo pisado por mí él habla.

–No te acerques –espeta.

Me sigue dando la espalda.