| Ocho.

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Capítulo ocho.

Iba a entrar al instituto cuando una mano tomó mi brazo con fuerza y me echó hacia atrás, impidiendo que entrara.

—¡Sorpresa! —Chantel soltó mi brazo. Me sentí aliviada al saber que era ella la que me tiró del brazo, y no otra persona que intentaba secuestrarme.

—¿No entras? —pregunté debido a lo que hizo antes.

—Hoy no me apetece ir —hizo puchero—. ¿Te vienes conmigo a pasar el día con los chicos? —juntó sus manos, suplicándome que la acompañara.

—No lo se, es que faltar... —hice una mueca. Nunca había faltado a clase solo para irme por ahí con amigos.

Porfis —agarró mi mano y empezó a moverla de arriba a abajo, como si eso ayudara a que yo aceptara hacer novillos.

—Está bien —suspiré, por una vez no sucedería nada, además, yo tampoco quería entrar a clase—. Eso si, tendrás que ayudarme luego a hacer un justificante de mi falta —le señalé con mi dedo índice, ella asintió y dio un pequeño salto, me tomó del brazo y caminamos rápidamente, para que nadie nos viese irnos.

( )

Estábamos frente a la puerta de la casa de Axl, llevábamos unos cuantos minutos tocando el timbre, pero nadie abría. Chantel estaba ya cansada de estar tocando tanto, levantó el puño y golpeó la puerta con mucha fuerza. Se escucharon unos pasos, así que paró de dar golpes.

—Eh, ya está —la cara de Axl y su voz ronca demostraban que se acababa de levantar. Llevaba solo unos bóxers blancos, bajé la mirada hacia su torso y, madre mía, que torso—. Son casi las ocho de la mañana, ¿qué hacen dando golpes a mi puerta? —entramos a la casa, y yo me apresuré a tirarme en el sillón y lanzar mi mochila al suelo.

—No queríamos ir a clase hoy —dijo Chantel, tirándose a mi lado—. Y es que Sienna es muy agresiva al tocar las puertas —abrí la boca y la miré divertida. Chantel soltó una carcajada y subió los pies en la pequeña mesita que había frente al sillón.

—Está bien, da igual —Axl pasó sus manos por su cara y se sentó en el sofá frente a nosotras—. Igualmente pronto me despertaría, Izzy tiene que salir temprano —no pude evitar poner los ojos en blanco a escuchar su nombre.

—¿A dónde va? —preguntó Chantel.

—No lo se, ya sabes cómo de raro es tu hermano —reí por la respuesta de Axl—. Por cierto, bonitos uniformes —dijo divertido.

—Si, geniales —respondí sarcástica—. Y muy incómodos —bajé la vista para poder ver mi uniforme. Zapatillas negras, medias blancas hasta las rodillas, una falda roja a cuadros y una camisa blanca. Iugh

—Coge alguna camiseta mía, estarás más cómoda —insistió Axl. Asentí y me levanté del sillón.

Caminé por el pequeño pasillo, entrando a su habitación. Estaba desordenada, pero aparte de eso, era muy bonita, me gustaba más que la de Izzy.

Abrí el gran armario que tenía y saqué del fondo una camiseta ancha de color blanco, con un tipo de estampado en medio. No me imaginaba a Axl con una camiseta tan ancha, las pocas veces que lo he visto era con ropa muy ajustada. Me puse la camiseta, que llegaba un poco más abajo de donde terminaba mi falda, y subí un poco más la falda para que fuese más cómodo. Al salir, me encontré a Izzy.

Good to be bad ; Izzy Stradlin. (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora