| Once.

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Capítulo once.

Dos y media de la tarde. Dios, ¿Tanto he dormido? Me levanté con cuidado de la cama de Axl, dándome cuenta de que Chantel ya no estaba a mi lado, cogí la aspirina que estaba en la mesita de noche y caminé lentamente por el pasillo hasta llegar a la cocina. Luego de tomarme la aspirina, lavé el vaso que usé y fui al salón, encontrándome a Izzy sentado en el sillón.

—¿Y los demás? —pregunté sentándome a su lado y apoyando mi cabeza en su hombro. Levanté la mirada para poder verlo bien y, no pude evitar pensar en el beso de anoche, sintiendo como mis mejillas se sonrojaban.

Izzy estaba viendo televisión mientras fumaba un cigarro, llevaba sus pantalones negros ajustados, una camisa blanca y esos collares que siempre usa, y que tanto me gustan.

Izzy tiene una manera tan... maravillosa de fumar. Podría estar viendo todo el día la manera en la que el humo sale lentamente por sus labios.

—Han salido, creo que fueron a comprar el almuerzo —acercó el cigarro a su boca y le dio otra calada. No pude evitar bajar la mirada hasta sus labios, viendo cómo alejaba el cigarro de su boca. Izzy me pilló mirándolo y me dio una pequeña sonrisa. Esa sonrisa típica de Izzy, no mostraba los dientes, solo se elevaban un poco las comisuras de su labios de una manera muy coqueta.

Lentamente, se inclinó hacia la mesa –haciendo que yo tuviese que levantar mi cabeza– y apagó el medio cigarro que le quedaba, dejándolo apoyado en el cenicero. Me miró fijamente por unos segundos, como si pudiese leer mis pensamientos solo mirando mis ojos. Pasó su mirada a mis labios y sin pensárselo dos veces, se lanzó hacia ellos.

Colocó su mano en mi nuca, atrayendo mi cara hasta la suya, profundizando el beso y haciendo que fuegos artificiales explotaran por mi todo mi cuerpo. Sentí como se levantaba un poco y se acercaba más a mi, tomándome de la cintura y jugando con el dobladillo de mi camiseta.

Sin perder el tiempo, pasé mis manos hacia su pecho, desabotonando rápidamente su camisa. Se alejó unos segundos de mi para que yo pudiese quitarla por completo, la tiré al lado del sillón y el volvió a acercarme hacia el, uniéndonos en otro beso.

Pasé mis manos por su pecho, tocando su abdomen. Izzy se separó de mi, bajó la mirada y empezó a ver cómo se movían mis manos por su cuerpo. Empecé a acariciar lentamente sus pectorales levemente marcados, bajando hacia su abdomen, repasando todas las pequeñas líneas que me encontraba. Vi por debajo de mis pestañas cómo Izzy subió la mirada hacia mi cara, inspeccionándome otra vez. Podía sentir como su pecho subía y bajaba pausadamente.

Seguí bajando hasta llegar al comienzo de su pantalón, levanté la cabeza y junté mi mirada con la de el. Antes de que yo pudiese hacer algo, Izzy me agarró de las caderas, se colocó entre mis piernas y me acercó con fuerza hacia el, haciendo que perdiera el equilibrio y mi espalda golpeara contra el sillón. Se colocó encima de mi, apoyando sus manos a cada lado de mi cabeza y empezó a dejar besos por mi cuello.

Sentía como sus labios presionaban suavemente contra la piel de mi cuello, dejaba besos húmedos y de vez en cuando succionaba un poco. Bajó sus besos hasta mi hombro y, al ver que mi camisa estorbaba en su camino, me la quitó en menos de un segundo. Pasó una rápida mirada hacia mi sujetador y volvió a lo suyo, solo que esta vez empezó besando mis clavículas.

Había olvidado que estábamos en medio del salón acostados en el sofá. Si no fuese por la calentura del momento, seguramente estaríamos quejándonos de lo incómodo que era estar en esa posición en un sofá tan pequeño como era este.

Cuando Izzy bajó su cabeza y comenzó a besar mi pecho por encima del sujetador, sentí como la piel se me ponía de gallina y no pude evitar soltar un suave gemido. Sin poder aguantar más, lo cogí por cada lado de su cara y volví a acercarlo a mi boca, besándolo con fuerza.

Good to be bad ; Izzy Stradlin. (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora