| Treinta y cuatro.

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Capítulo treinta y cuatro.

Izzy.

Llevaba toda la noche sentado en el sillón, viendo a Sienna bailar junto a Duff. Sabía que el rubio lo hacía a propósito, que lo hacía para molestarme, y Sienna parecía seguirle el maldito juego.

Duff la tomaba de la cadera, haciendo que se moviese de un lado a otro. Ella reía, reía mucho, ¿qué era eso tan divertido que le decía? No tiene sentido, los chistes de Duff son una mierda.

Volví a encender otro cigarro, como si fuese a arreglar todo esto. Me golpeaba mentalmente por enfadarme, porque, no hay ninguna razón para enfadarse.

Aparte de ver a Duff bailar con Sienna, claro.

La seguí con la mirada cuando se alejó de él, viendo cómo movía sus caderas al caminar a la cocina. Cuando salió y sus ojos empezaron a moverse por la casa, tuve que obligarme a quitar mi mirada de ella, fingiendo interés en lo que tenía delante.

Con el rabillo del ojo vi como se acercaba a mi—: Eh, ¿qué pasa? —se sentó a mi lado, inspeccionando mi cara—. Casi no has hablado desde que estábamos en la cena —mantuve mi mirada fija en la televisión apagada, esperando que así se fuera—. Vamos, Izzy, ¿ahora qué te pasa?

—¿Qué necesitas? —logré responder.

—Nada, solo quería hablar —movía su cabeza, intentando hacer contacto visual conmigo.

—Bueno, yo no —pude escuchar como suspiraba con fuerza a mi lado.

—Vaya, que amable —empezaba a sonar enfadada—. Yo...

—Está bien —me acomodé en mi sitio, girando para poder verla. Tenía los ojos abiertos y me miraba expectante—. ¿Quieres saber por qué no he hablado contigo? —por un momento pensé en decirle que me molestaba que estuviese tanto con Duff, pero no estaba lo suficientemente borracho como para admitirlo—. Porque no quería, no tengo que hablar contigo todos los putos días. Fui a comer a tu casa por educación y, antes de que preguntes por las flores, no te emociones, era para dar buena impresión —dije lo primero que se me ocurrió, arrepintiéndome apenas lo dije.

Mentira, esperaba a que ella me abriera la puerta de su casa para darle las flores pero, terminé dándoselas a su madre.

Sienna tragó con fuerza antes de hablar—: Estoy empezando a odiar tu estúpida actitud de chico malo —se levantó del sillón, dando un paso hacia atrás—, odio la manera en la que pasas de todo y odio la forma en la que me das falsas ilusiones —estuve apunto de levantarme, arrodillarme a su lado y pedirle disculpas cuando vi su labio empezando a temblar. Nunca la había visto así, apunto de llorar—. Pero lo que más odio es que a pesar de todo eso, jamás dejarás de tener mi corazón. Entraste en el como nadie más lo había hecho y lo tienes ahí, entre tus manos, y con cada cosa que veo que haces, lo rompes más —parecía haberse tranquilizado un poco, su ceño se había fruncido y pasaba su mirada de mis ojos hacia el suelo.

Mi mirada pasó rápidamente hacia Duff, que nos escuchaba desde lejos. Tenía los brazos cruzados y una pequeña sonrisa se asomaba.

Volví a ver a Sienna. Recordé las veces que se ponía celosa, cuando me esquivó a mi y a Axl para irse con Jesse, cuando se fue con Duff sin despedirse y que me había ignorado por completo cuando solo hablaba con Jessica en la cafetería del instituto. Y, claro, cuando hace unos segundos bailaba muy pegada a Duff. Desde que nos conoce va detrás de nosotros, siempre coqueteando con todos, y no creo que yo haya sido el único en tener algo con ella.

Apreté los puños a mi lado, ahora estaba más enfadado. ¿Por qué debería preocuparme por una chica que conozco de hace unos meses? Podría irme con otra en cualquier momento, no tengo que estar detrás de ella como un idiota.

—¿Y? —contesté rápidamente, viendo cómo su boca se abría al escucharme—. No te voy a mentir, tú rollo de niña buena que no rompe ni un plato me pone, y mucho. Pero solo quería estar contigo un rato, cosa que ya he hecho un par de veces. Así que, no necesito nada de ti —era verdad me ponía mucho su cara de niña buena pero, nunca la quise para un rato.

El recuerdo de las primeras veces que la conocí, cuando se había quedado dormida junto a mi en mi habitación y la eché apenas despertó, apareció por mi cabeza. Era la primera vez que dejaba que una chica se quedara a dormir en mi habitación y me entró pánico, pensando que se encapricharía conmigo, no que sería al revés. 

En ese momento debí haberme alejado. Tampoco debí haberla invitado a comer para decirle que no quería una relación seria, esperando que me suplicara que ella si quería algo serio, pero me dijo que pensaba igual que yo.

Nunca le hubiese dicho nada cuando rompió el cigarro que tenía en mi mano, la primera vez que la vi, cuando me dijo su nombre antes de cruzar la maldita calle. No, no lo hubiera hecho si supiera que me iba a enganchar tanto a ella.

Ahora Duff no era único que nos escuchaba, la música había bajado y todos nos veían confusos. 

Sienna se acercó lentamente a mi, sin quitar su mirada de mis ojos. Cuando menos me lo esperaba, su rodilla se elevó con fuerza, dándome un golpe en mi entrepierna. Tuve que tomar una  bocanada de aire cuando el que estaba en mis pulmones salió al sentir el golpe, había dolido, y mucho. La miré asombrado, no me esperaba esto.

Chantel apareció empujando a la multitud que nos observaba—: Sienna... —no pudo terminar de hablar, ya que Sienna se apresuró.

—Da igual —le sonrió a mi hermana—. Que tengas una bonita noche, Izzy —dio media vuelta y cogió una botella de la mesa que había al lado de la entrada. Seguía arqueado, sujetando la zona en la que me había golpeado, mientras la veía salir dando un fuerte portazo.

—Vale, la fiesta se ha acabado —Chantel empezó a echar a la gente de casa, casi empujándolos por la puerta.

—Tu —señalé con mi dedo a Duff—. ¿Por qué coño te reías, eh? ¿Tanta gracia te hacía que estuviese discutiendo con ella?

—A mi no me metas en tus mierdas, Izzy —Duff dio un paso hacia mi—. Creí que iban a discutir y luego a arreglarse, como siempre. No que ibas a decir todas esas mierdas sobre ella. 

Estuve apunto de tirarme sobre el, ¡era su culpa! ¿Era su culpa?

Di un paso hacia atrás cuando mi hermana se acercó a paso rápido y me dio una fuerte bofetada antes de que le hiciera algo a Duff—: Eres un gilipollas —pasé mi mano por mi mejilla, ya era la segunda vez que me golpeaban hoy—. No te entiendo, de verdad, eres imbécil.

Los chicos estaban en silencio, negando lentamente con la cabeza.

La había cagado, y mucho.






aaaaaa se que fue aburrido pero, quería quería mostrar el punto de vista de izzy jskansjs.

–mucho love,
sam.

Good to be bad ; Izzy Stradlin. (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora