| Veintiocho.

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Capítulo veintiocho.

Cantaba una melodía en voz baja  mientras me paseaba por la cocina. Hace unos minutos que me había despertado, Chantel aún dormía y me pareció bien dejarla descansar todo lo que necesitara. Izzy también durmió aquí anoche, y como su tía no durmió en casa –como casi siempre– me dejaron quedarme en su habitación.

Saqué el cereal de uno de los estantes y lo serví en un tazón junto con un poco de leche.

Moría de hambre.

No sabía que hacer después de haber comido y limpiado los platos. Los hermanos aún estaban dormidos, así que decidí limpiar un poco la casa.

No mucho después el timbre sonó, caminé rápidamente y me asomé por la perilla para ver quién era. Al ver la cabellera pelirroja de Axl, abrí sin dudar, recibiéndolo con un abrazo.

—Hey, ¿qué haces aquí? —dejé que pasara y cerré la puerta detrás de el.

—He venido por Chantel, la llevaré al parque de diversiones —se paseó por el salón y fue a la cocina—. Conozco a esa niña desde que tiene catorce años, y se que nada le gusta más que subirse en esas mierdas y ver a gente llorar al bajar —una risa salió con fuerza de mi garganta, podía imaginarme esa situación. Axl me miró divertido mientras se servía un vaso con jugo de manzana.

—Está bien —me apoyé en la pared que tenía más cerca y me crucé de brazos—. Solo que está dormida.

Axl negó con la cabeza y me hizo acompañarlo por el gran pasillo donde estaban las habitaciones. Al llegar a la de Chantel, abrió la puerta sin tocar mientras yo lo esperaba fuera.

—Estaba despierta —salió de la habitación, dejando la puerta abierta para que pudiese ver—. Mírala, estaba sentada leyendo algo —me asomé y pude ver que era cierto, ella me saludó con la mano y dijo que se cambiaría para salir.

—Dame, ahora lo lavo—dije al ver como Axl se terminaba lo que le quedaba de jugo. Regresé a la cocina mientras que el pelirrojo iba a despertar a Izzy.

—Deja de tocarte los huevos y despierta, sin vergüenza —pude escuchar a Axl gritar mientras abría con fuerza la puerta, haciendo que hiciera un fuerte ruido al chocar con la pared.

Solté una pequeña risa mientras terminaba de fregar el vaso. Axl volvió a la cocina y se sentó en uno de los taburetes. 

—Los conozco como la palma de mi mano —habló divertido—. Pensaba salir por la noche, luego de que vaya con Chantel al peque de diversiones.

—Me parece bien —sequé el vaso y lo dejé en su sitio—. Y no tengo que decirle nada a mi madre, pasaré la semana con Chantel.

Asintió con la cabeza y giró al ver que alguien entraba—: Buenos días —escuché a Axl saludar a Izzy, que iba entrando a la cocina mientras arrastraba los pies.

—Vete a la mierda —le contestó rápidamente, aún tenía la voz ronca.

Tenía el cabello despeinado e iba sin camiseta, llevando solo un pantalón. Se dio cuenta de que lo miraba y no pudo evitar la sonrisa que dejó escapar.

—¿Alguien quiere café? —giré sobre mis pies, evitando hacer contacto visual y que viese mis mejillas sonrojándose. Al ver que nadie respondió, empecé a calentar el agua para solo una taza.

Escuchaba atenta a Axl y a Izzy hablar sobre la banda cuando Chantel apareció en la cocina dando saltos.

—¡Buenos días! —pasó su brazo por encima de mis hombros—. Venga, vámonos ya. 

Good to be bad ; Izzy Stradlin. (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora