| Quince.

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Capítulo quince.

Chantel había saltado la valla después de matemáticas, diciendo que moriría si escuchaba al de historia hablar, pero, que vendría a la salida para acompañarme a casa. La clase, como siempre, fue muy aburrida y la voz suave y lenta del profesor no ayudaba. Historia era muy aburrido si Chantel no estaba.

Suelto un suspiro mientras abro el libro que nos mandaron para leer en lengua y literatura. Nos ha tocado leer Hamlet, un libro que, según nuestra profesora, todos deberían leerlo al menos una vez en su vida. Empecé a leer mientras caminaba lentamente, hoy salíamos una hora más tarde así que, no había mucha gente.

Mis palabras suben volando, mis pensamientos se quedan aquí abajo; palabras sin pensamientos nunca llegan al cielo —sentí un brazo pasar por encima de mis hombros cuando caminaba por el pasillo para poder irme ya a casa—. Hamlet, eh —dijo Jesse mientras levantaba el labio superior, moviendo el piercing que tenía en la nariz.

—Así es —reí por lo bajo, era raro que estuviese tan cerca de mi—, literatura —solté un bufido y cerré el libro para poder hablar con el—. Entonces, ¿te lo has leído ya?

—Si —asintió con la cabeza—, el año pasado tuve que leérmelo también —al salir del instituto, nos paramos a un lado de la puerta—. Esa es mi parte favorita. El Rey se da cuenta de sus pecados y, pide perdón al cielo. Pero, también se da cuenta de que su arrepentimiento no es del todo sincero, y de que no lo siente de corazón —levanté las cejas sorprendida al escucharlo. No me esperaba esto de Jesse, no es que pensara que era inculto pero, no parecía el tipo de chico que disfrutara de lo que escribía Shakespeare—. En fin, ¿hoy haces algo? —Jesse sacó un cigarrillo de la cajetilla que tenía en su mochila, lo encendió y dio una calada mientras esperaba mi respuesta.

—¡Sienna! —escuché el grito de Chantel mientras se acercaba corriendo a mi—. Lo siento, he tardado un poco —pasó su mirada a Jesse—. ¿De qué hablaban?

—Quería saber si Sienna podía quedar hoy —contestó Jesse antes que yo.

Mientras Jesse hablaba, noté que Steven se acercaba a nosotros, se había bajado de un auto. El rubio se colocó a mi lado, despeinándome mientras pasaba su mano por mi cabello de manera divertida.

—¿Has venido con los demás? —le pregunté al ver que Chantel y Jesse hablaban entre ellos.

Steven asintió y señaló el auto del que se había bajado—: Si, veníamos por Chantel, pero puedes venirte con nosotros si quieres.

Vi como Izzy bajaba del mismo auto del que bajó Steven, llevaba –como siempre– un cigarro entre sus labios. Sin una pizca vergüenza me quedé mirándolo, que más da que me pille.

—Eh, Jesse —el ojiazul volteó a mirarme al escuchar que lo llamaba—. Hoy no puedo, pero, otro día estaría bien.

Izzy se acercó a nosotros—: ¿Otro día qué? —preguntó sin quitar su mirada del brazo de Jesse, que aún seguía sobre mis hombros—. Tenemos que irnos —dijo sin darnos tiempo para responder a lo que había preguntado antes. Pasé mi mirada hacia el, fijándome en cómo daba las últimas caladas y tiraba el cigarro al suelo.

—Yo también me voy —Jesse se separó de mi al decir eso y, cuando iba a darme la vuelta para despedirme de Steven, me jaló del brazo para acercarme otra vez a él y dejó un beso en mi mejilla—. Adiós, nos vemos mañana —le sonreí de vuelta y miré como se alejaba de nosotros, sintiendo como mis mejillas empezaban a ruborizarse.

Good to be bad ; Izzy Stradlin. (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora