Capítulo nueve. (1/2)
Seguía el camino que siempre tomaba con Chantel para poder ir a casa de los chicos, tratando de no perderme. Esta mañana, en el instituto, insistió en que quedara con ellos, ya que hoy habría una fiesta o algo así. Mi madre aceptó con gusto, incluso me dio un poco de dinero pensando que sería para cenar con Chantel.
Cuando estaba cerca, pude ver que un chico que iba entrando al edificio, así que apresuré el paso y entré detrás de el. Entramos juntos al ascensor, rodeados de un silencio incómodo.
—¿Qué piso? —me preguntó el chico. Tuve que levantar la cabeza un poco para poder mirarle a los ojos, era muy alto. Tenía el cabello rubio con las raíces un poco castañas, iba un tanto despeinado y tenía los ojos claros.
—Cuarto —había un fuerte olor a cerveza en el ascensor, o lo más seguro era el.
—Igual que yo —una pequeña sonrisa apareció en su rostro, me pareció un tanto adorable. Mientras subía el ascensor, podía sentir la mirada del chico sobre mi, de vez en cuando volteaba y le dedicaba una tímida sonrisa—. Soy Duff.
—Sienna, un gusto —cuando llegamos al cuarto, me despedí de él y caminé por el pequeño pasillo. Fue bastante incómodo, ya que el chico caminaba detrás de mi. Paré frente a la puerta de Axl y Duff también paró a mi lado, volteé a verle y no pude aguantar la risa—. ¿Vienes a ver a los chicos?
—¿Los conoces? —tocó el timbre y yo asentí—. Vaya, no me dijeron que tenían una amiga tan guapa.
Rodé los ojos divertida y le di un leve golpe en el brazo—: No inventes —en ese momento, Axl abrió la puerta y se sorprendió al vernos ahí.
—¿Venías con Duff? —me preguntó Axl mientras nos daba paso. Duff caminó hacia el salón y se sentó al lado de Izzy
—Nos encontramos en la puerta —reí levemente y me senté en el último sitio que había, entre Duff y Steven.
Estuvimos un par de horas hablando, hasta que ya todos empezábamos a tener mucha hambre y Axl e Izzy, por alguna razón, nunca tienen comida en casa. Decidimos ir al supermercado a comprar algunas cosas, solo que Steven, Chantel y Axl prefirieron quedarse en casa ya que les daba mucha pereza.
Duff, Izzy y yo bajamos y nos fuimos en el coche de Duff a comprar. Cada uno pondría un poco de dinero, así podríamos comprar más cosas. En menos de cinco minutos, llegamos al supermercado más cercano.
—Sienna, agarra un carrito —asentí en forma de respuesta a la petición de Duff. Fui casi corriendo y agarré uno, tomé un poco de impulso y me monté en el carrito, llegando rápidamente al lado de los chicos—. Entonces, ¿qué llevamos?
—Coca-Cola —respondió rápidamente Izzy.
Duff asintió y se colocó a mi lado—: ¿Te llevo? —me preguntó divertido. Asentí emocionada y volví a montarme en la parte trasera del carrito, Duff se puso detrás de mi, colocando sus manos a cada lado y empujaba el carrito conmigo encima.
Pasamos por el pasillo de los refrescos y cogí una botella de Coca-Cola y otra de 7up. Decidimos comprar unos muffins, así que Duff volvió a impulsarme por toda la tienda hasta llegar a la parte de los dulces, Izzy caminaba detrás de nosotros.
—¿Cuál quieren? —pregunté con el paquete de muffins de chocolate en una mano, y en la otra la de vainilla.—. La verdad, creo que de chocolate sería mejor.
—Pues nos llevaremos los de vainilla —dijo Duff, quitándome en un rápido movimiento los de chocolate.
—¡Eh! ¡Dame eso! —Duff levantó el brazo, haciendo imposible que yo pudiera agarrarlos. No importaba cuantos saltos daba, no lograba llegar—. ¡Duff! Dámelos, porfis —hice puchero y me abracé a su torso, ambos empezamos a reír por la escena que estábamos haciendo.
—Hemos venido a comprar, no a jugar —habló Izzy detrás de nosotros. Bufé y volví al carrito, esperando a que Duff pusiera los muffins y siguiéramos comprando.
Luego de casi media hora en el supermercado, por la larga línea que había para pagar, por fin nos íbamos.
—¿Qué crees que haces? —me dijo Izzy al ver que me iba a sentar en el asiento delantero.
—¿Sentarme? —dije obvia—. Cuando veníamos tú te sentaste delante, así que es mi turno —intenté sentarme otra vez, pero Izzy me cogió del brazo.
—No, yo voy delante —me crucé de brazos frente a la puerta, impidiéndole el paso.
—Ya, ambos siéntense atrás —interrumpió Duff en nuestra pequeña discusión, harto de nuestro comportamiento.
—Ves lo que haces —susurré mientras me sentaba en el asiento trasero, me puse el cinturón y me crucé de brazos.
Si, estaba exagerando. Pero, ¿por qué tenía que molestarle a Izzy que yo me sentara delante?
Le lancé una mirada furiosa al ver que se sentaba en el asiento del medio—: ¿En serio? —resoplé—. Tienes un asiento al otro lado y, te pones aquí, a mi lado —empecé a moverme en el sitio, demostrándole que estábamos apretados los dos aquí atrás.
Izzy me ignoró por completo y empezó a hablar con Duff. Me limité a ver por la ventana, viendo a los perros y haciendo una lista en mi cabeza del más adorable, al menos.
Empecé a sentir un cosquilleo en mi pierna, bajé la mirada y me encontré la mano de Izzy apoyada en ella. Le di un manotazo, quitándola, y volví a mirar por la ventana.
Bufé con fastidio al sentirla otra vez en mi muslo—: Basta —agarré su mano y la moví a su pierna—. Ahí la puedes dejar —Izzy me miró divertido y rió por lo bajo.
Idiota, ¡se estaba estaba riendo de mi!
Volvió a poner su mano, con intención de molestarme. Lo miré fijamente por unos segundos, le dediqué una sonrisa claramente falsa y volví a mirar por la ventana, ignorándolo. Empezó a a mover sus dedos, como si estuviese escribiendo o dibujando algo en mi pierna, haciendo que mis ojos se fueran cerrando poco a poco.
Di un pequeño salto al sentir como su mano iba subiendo, le miré incrédula y lo empujé lejos de mi. Levanté la mirada y me encontré a Duff mirándome divertido por el retrovisor, haciendo que mis mejillas empezaran a sonrojarse. Nos había visto.
Bueno, había visto lo que hacía Izzy, yo no hice nada.
me acabo de fumar un peta del tamaño de mi cabeza, así que me entraron altas ganas de escribir aquí ahora mismo.
espero que les haya gustado y, si no les ha gustado, lloraré.
–mucho love,
sam.
ESTÁS LEYENDO
Good to be bad ; Izzy Stradlin. (pausada)
Fanfic«Te odio, odio tu actitud de chico malo, odio la manera en la que pasas de todo y odio la forma en la que me das falsas ilusiones. Pero lo que más odio, es que a pesar de todo eso, jamás dejarás de tener mi corazón. Entraste en el como nadie más lo...