| Cuarenta y tres.

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Capítulo cuarenta y tres.

Izzy.

Tenía una cosa clara y era que, por alguna razón, no sentía mi brazo y que mataría a quien estuviese haciendo tanto ruido. Acomodé mi cabeza en la almohada e intenté seguir durmiendo pero, aún había muchos ruido y mi brazo no quería reaccionar.

En ese momento fui consciente del cuerpo que estaba a mi lado. Intenté moverme pero, su cabeza estaba encima de mi brazo, impidiendo que la sangre pasara. Con cuidado, quité mi brazo y me paralicé al verla removerse. Al ver que seguía durmiendo, me levanté de la cama y me quité los molestos pantalones, eran muy apretados y había dormido toda la noche con ellos. Me cambié por unos más sueltos y no me molesté en ponerme una camiseta.

Salí lentamente de la habitación, cerré la puerta con cuidado y caminé con pasos lentos hacia dónde provenía el molesto ruido.

Axl estaba acostado en el sillón con una fina sábana blanca encima de él. A su lado, sentados en el suelo, estaban Slash y Duff tocando mi guitarra.

—Eh, con esto no se juega —les quité con cuidado la guitarra de las manos y la dejé donde estaba antes.

—No estábamos jugando —dijo Slash—, estábamos haciendo arte.

—Ajá, si —comenté sarcástico y me coloqué al lado del sillón, observando a Axl. Tenía su brazo sobre su cabeza, tapándose los ojos—. ¿Y a ti qué te pasa? —con mi rodilla le di un empujón para que supiese que hablaba con el.

—Déjame —gruñó y se acomodó en el sillón, aún tapándose los ojos.

—Está muertísimo —se burló Duff, riendo junto a Slash.

—Entonces déjenme descansar en paz —puse los ojos en blanco al escuchar su estúpido comentario.

—¿Cómo puedes dormir con estos dos idiotas molestando a tu lado? —pregunté divertido, sintiendo las miradas de Slash y de Duff.

—Estoy acostumbrado a estar rodeado de idiotas —esta vez, una pequeña sonrisa apareció en su rostro al hablar.

—Como si tú no fueses un idiota —dijo Slash, levantándose del suelo y sentándose en el otro sillón.

—¿Por qué no me dejan dormir en paz? —el pelirrojo por fin quitó su brazo de sus cara y se restregó los ojos antes de abrirlos—. No me merezco esto —hizo un leve puchero.

—Según tu, ¿qué te mereces? —le pregunté.

—Me merezco estar en una tranquila playa, rodeado de hermosas mujeres —suspiró por lo bajo y pasó su mirada hacia nosotros—. Aunque, si entrecierro los ojos al verlos, casi que puedo ver unas mujeres poco atractivas.

—¿Sabes? A veces eres bastante molesto y, al verte así —me agaché a su lado, mirándole fijamente—, pienso en lo fácil que sería asfixiarte con una almohada —en un rápido movimiento le quité el cojín que tenía debajo, haciendo que su cabeza golpeara el sillón.

—Hijo de puta —me arrebató el cojín de la mano y me lo lanzó con fuerza a la cara. Se acomodó en el sillón y pasó sus manos por su cabello.

—Eh, cuidado con lo que dices de mi madre —le apunté desafiante con mi dedo índice. Era obvio que no lo decía en serio, pero, es divertido hacerle enfadar. Parecía un chihuahua alterado.

—¿Y si no qué? —dijo a la defensiva.

—Esto —con la misma mano con la que le señalaba, le di un rápido golpe en la mejilla. De un salto, me eché hacia atrás y tomé el otro cojín del sillón para protegerme. Empecé a reírme y, Duff y Slash no tardaron en unirse a mi.

Good to be bad ; Izzy Stradlin. (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora