| Veintinueve.

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Capítulo veintinueve.

Izzy.

Sentí un movimiento a mi lado, haciendo que me despertara. Con cuidado, me siento en el borde de la cama y paso mis manos por mi cabello.

Miro por encima de mi hombro mi hombro, encontrándome a Sienna abrazando la almohada y tapándose con la fina manta. Respiraba lentamente, tenía la boca ligeramente abierta y el cabello totalmente despeinado, una pequeña risa apareció al verla de esa manera.

Me levanto lentamente de la cama y cojo mis pantalones del suelo, los mismos que usaba ayer, y salí lentamente de la habitación, tratando de no hacer ruido para despertarla.

Caminé hasta el salón y encendí la televisión mientras me sentaba en el sillón. Saqué de un bolsillo del pantalón la marihuana que me había dado Steven hace unos días, envuelta en papel aluminio.

Lo coloqué dentro de un papelillo, lo apreté con los dedos y enrolé el cigarrillo hacia arriba. Pasé el adherente por mi lengua, terminándolo por completo. Con ayuda del mechero lo encendí y di una larga calada, logrando que el humo llegara a mis pulmones. Lo mantuve ahí mientras pensaba en todo lo que sucedió antes.

No me preocupé más y me quedé embobado viendo plaza sésamo, ya que acababan de ponerlo. Cuando iba por la mitad del cigarrillo, relajado y con los ojos un poco pesados, escuché como abrían la puerta principal.

—Oh, ¡hola! —me saludó entusiasmada mi hermana mientras entraba detrás de Axl.

—¿Acaban de llegar del parque de diversiones? —pregunté pasando el dorso de mi mano por mis ojos.

—Si —me contestó Axl mientras se sentaba a mi lado, quitándome el canuto de mi mano y dándole una calada—. ¿Y Sienna?

—En la habitación —respondí sin ganas, aún estaba cansado.

—¡Iré a por ella! —dijo casi en un grito Chantel. No pasó mucho tiempo cuando volvió a gritar desde el pasillo—. No está en la habitación.

—En la mía —le grité de vuelta, ganándome una mirada confusa del pelirrojo.

Al ver que las chicas tardaban mucho en prepararse, Axl y yo decidimos esperarlas en el bar, donde también estarían los demás.

Al llegar a la puerta del lugar, una mano golpeó mi espalda amistosamente. Volteé, encontrándome con Josh, al cual no lo veía desde hacía meses.

—¡Izzy! —tenía los ojos perdidos, miraban de un lado a otro—. ¡Cuánto tiempo! ¿Qué tal?

—Todo bien —a mi lado, Axl me miraba expectante, le caía muy mal Josh.

—Bien, bien —sorbió con fuerza su nariz mientras se balanceaba sobre sus talones. Estaba ansioso—. No... no tendrás nada contigo, ¿verdad? —pasó su temblorosa mano por su nuca.

—¿Tú que crees? —pregunté desafiante. Saqué cuidadosamente una pequeña bolsita blanca de mi bolsillo, procurando que nadie me viera. Josh se movió rápidamente, como si fuese a arrancármelo de las manos—. Eh, tranquilo. El dinero primero —me entregó el dinero arrugado que sacó de su bolsillo trasero y me arrebató la bolsita.

Sin esperar más, Josh sacó un poco del polvo blanco con su meñique y lo aspiró con fuerza, cerrando los ojos y dejando escapar una sonrisa.

Good to be bad ; Izzy Stradlin. (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora