Capítulo cuarenta y nueve.
Aceleré el paso al ver la casa de los padres de Jesse al final de la calle. Paré un segundo para acomodar la gran caja que tenía en mis manos y seguí trotando hacia allá, tratando de no tropezarme con las enormes botas que llevaba. Llegaba tarde y había prometido venir junto a los demás, pero calculé mal el tiempo y ya llego media hora tarde.
Al llegar a la puerta, dejé la bolsa de regalo en el suelo, sostuve con mi brazo la enorme caja y, cómo pude, toqué el timbre de la casa. Volví a coger la bolsa y esperé unos segundos hasta que Jesse me abrió con una enorme sonrisa en su rostro.
—¡Sienna! Venga, pasa —abrió aún más la puerta y se hizo a un lado—. Deja que te ayude —cogió la caja de mis manos, haciendo que yo soltara un suspiro al sentir, por fin, mis brazos.
—Gracias —reí por lo bajo y lo seguí por el pasillo, hasta llegar a la cocina. Me senté en uno de los taburetes y dejé la bolsa a mi lado mientras observaba cómo Jesse abría la caja que había traído—. Vaya, está genial —sacó cuidadosamente la tarta que había hecho mi madre y la puso encima de una bandeja—. Muchísimas gracias, de verdad, a Annie le va a encantar —pasó sus ojos por la enorme tarta de chocolate, la cual estaba decorada de color negro y amarillo, una combinación que la propia cumpleañera pidió.
—No tienes que agradecer —me levanté del taburete y posé mi mano en su hombro—. Ahora, dime dónde puedo dejar esto —levanté en el aire la bolsa que tenía en mi mano. Jesse me volvió a guiar por la casa, parando en la puerta que daba al patio.
Dejé la bolsa encima del sillón que tenía un montón de regalos encima, no sabía que traerle de regalo, así que le compré un oso de peluche de color gris, el cual olía a frambuesa.
Jesse abrió la puerta corrediza de cristal y se pudo escuchar el ruido de un montón de niños gritando, más la música punk que había de fondo.
—¿Sabes? Chantel dijo que iría al baño y lleva un buen rato ahí —comentó mientras caminábamos hacia una chica que hablaba con una niña, la cual supuse que era Annie.
—Qué raro, luego la buscaré.
—Está bien —me dedicó una rápida sonrisa y nos acercamos a ambas. La chica era morena, con unos grandes ojos azules que resaltaban con su piel y su oscuro cabello—. Amanda, ella es Sienna, la amiga de la que te hablé.
—Un gusto —se levantó de la silla de plástico y me saludó amablemente—. Soy Amanda, la madre de Annie.
—Y ella es la cumpleañera —Jesse interrumpió en la conversación, pasando sus manos por el cabello de su hija. Annie es realmente adorable, tiene los grandes ojos de su madre y su sonrisa es igual que la Jesse, con unos pequeños hoyuelos a cada lado.
—Hola, pequeña —me agaché a su lado, sin poder evitar sonreír cuando acomodó su trenza sobre su hombro.
—Hola —me saludó tímidamente, dejando un rápido beso en mi mejilla. Miró a su padre durante unos segundos y corrió hacia dónde estaban los otros niños.
Seguí hablando con Jesse y con Amanda, la cual me contó que estaba estudiando administración de empresas. Resultó ser una chica muy maja y, me parecía genial que ambos se llevaran tan bien.
A lo lejos visualicé el escenario improvisado que estaba al otro lado del patio, donde estaban cinco chicos colocando sus instrumentos. Me disculpé con Amanda y Jesse y caminé hacia ellos, estaban de espaldas a mi, así que ninguno me vio acercarme.
Fui sigilosamente hasta estar detrás de Izzy y me puse de puntillas para poder tapar sus ojos con mis manos—: Adivina quien soy —lo sentí reír cuando me escuchó, sacudiendo levemente sus hombros y dejando cuidadosamente la guitarra.
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Good to be bad ; Izzy Stradlin. (pausada)
Fanfiction«Te odio, odio tu actitud de chico malo, odio la manera en la que pasas de todo y odio la forma en la que me das falsas ilusiones. Pero lo que más odio, es que a pesar de todo eso, jamás dejarás de tener mi corazón. Entraste en el como nadie más lo...