Fifty Shades » Bangtan

12.

T A E H Y U N G.

Luego de que Yoongi se fuera, me quedé un poco más en la casa de Seokjin. Namjoon se encontraba al lado de Yoonji, observándola dormir. La chica me daba pena, no iba a negarlo. Pero me ponía nervioso que Namjoon la mire.

Antes no era así. Antes... No tenía problemas con mi amigo. Pero, desde que fui de los pocos que supo lo que le hizo a Jihyun, me hacía estar en alerta con él. Y era bastante triste, ya que era un buen amigo. Pero... No. Ya había cambiado mi perspectiva de él.

Hoseok se encontraba hablando con Seokjin, riendo de algún chiste que había dicho mi amigo. Suspiré y mordí mi labio, mientras tomaba mi mochila. Ya se estaba haciendo de noche y mi padre enloqueceria si seguía en la calle, y más sabiendo que no le avisé. Y hoy no tenía ganas de aguantarlo.

—Ya me voy.—Avisé a mi grupo de amigos.

Hoseok me miró y tomó su mochila. Fruncí un poco el ceño y cuando se acercó a mí, supe que me acompañaría a casa. Tuve ganas de decirle que no debía hacerlo, que no era un niño y que podía irme solo. Qué no lo necesitaba. No a él. Porque entre más se acercaba a mi, más asco me daba. Y no quería que sucediera eso, quería siempre tenerlo en un pedestal. Pero no era el caso, no podía.

Tomó mi muñeca mientras saludaba a mis amigos. Observé por última vez a Namjoon. No sé cómo le habré mirado, pero éste sólo se hizo más pequeño en su lugar.

Sí, Namjoonie. Yo se lo que hiciste.

¿Por qué no le había dicho nada a Jimin? Porque tenía la esperanza de que Namjoon se pusiera los pantalones y él mismo le dijera a Jimin. Que el es el culpable del porque Jihyun no respira más. Que por su culpa tiene pesadillas.

Quité mi muñeca del agarre de Hoseok una vez estuve afuera y me crucé de brazos, empezando a caminar lo más rápido que podía. La casa de Seokjin quedaba un poco lejos de la mía, así que debía apurarme si quería llegar antes que mi padre. Pero un nuevo agarre en mi cadera me hizo detener.

—¿Qué haces?—Dije molesto.— Ya, Hoseok. Suéltame. Debo llegar a casa.

—¿Por qué tanto apuro, Tae...? Podemos disfrutar juntos ahora.—Susurró en mi oído, haciendo que me estremeciera.— ¿No quieres...? Me tienes todo para ti. No está Jungkook. Podemos jugar solitos. Cómo tanto te gusta.—Sus manos empezaron a acariciar mi cadera, apretándome más contra él. Mordí mi labio fuertemente mientras negaba con la cabeza.

No. Por favor, no. Odio que solo me quieras cuando no está Jungkook.

Salí de su agarre mientras negaba con la cabeza. Basta, Hoseok. No me aferres más a ti. Lo miré y él dió un paso atrás, frunciendo el ceño.

—Hoy no, Hoseok.—Dije lo más lento para que lo entendiera.— Sabes la situación con mi padre. No puedo llegar tarde.

—¿Sigue jodiendote?—Hoseok se acercó una vez más pero esta vez puso su brazo sobre mis hombros, rodeandome mientras comenzabamos a caminar.— Te dije que me marcarás siempre que intentara herirte, Taehyung. Iría por ti.

—Puedo solo.—Dije mientras me cruzaba de brazos. ¡No era un niño indefenso! Ya tenía diecisiete y sabía defenderme. Quizás hasta mejor que él.