Luego de aquel reencuentro, Yoongi, Namjoon y Seokjin, se fueron, diciendo que me daban tiempo para pensar y recuperarme.
Estaba demasiado confundido. Y sobre todo, quería hablar con Taehyung. Quería sentarlo frente a mí y que me dijera todo, que se sincere. Era lo único que quería.
Me quedé observando el techo blanco, sin poder creer que había vuelto a ver a Yoongi. Había algo en él... que era diferente y es que se notaba demasiado que ya no era un adolescente; era todo un hombre. Su manera de pararse, su manera de hablar... cuidando sus palabras, sus manos, sus brazos, sus gestos... todo me parecía conocido pero a la vez extraño, como si lo volviera a conocer. O como si estuviera viendo como éstos dos últimos años sin trato alguno... hicieron su efecto.
Y yo me sentía el mismo tonto y patético de siempre. ¿Él habrá notado un cambio en mí... o me vería de la misma forma que hace años?
Abulté mis labios, mientras negaba con la cabeza. ¿Acaso cambiaría algo? No era tan estúpido como para creer que ahora solo seríamos felices, porque eso solo pasa en los cuentos de fantasía y ésto estaba lejos de ser éso. Pero... solo deseaba un momento de tranquilidad, junto a él.
Unos toques sonó desde la puerta y cuando observé el pomo ya se estaba girando, a lo que entró una chica con el cabello negro, un poco más de los hombros y su flequillo recto. La reconocí por sus ojos gatunos, igual a los que su gemelo. Me senté en la cama mientras observaba como ella cerraba la puerta y me dedicaba una sonrisa mientras se acercaba a mí.
—¿Puedo... Puedo darte un abrazo?—Susurró.
Asentí mientras abría mis brazos, invitándola a ellos.
No lo dudó ni un segundo, porque ya había pasado sus brazos por mi cuello mientras los míos abrazaban su pequeña cintura. El estar así con ella me recordó... aquel día.
Y pareció a ella también.
—Nunca pude agradecértelo...—Susurró contra la piel de mi cuello, haciendo que me dieran cosquillas.— Tampoco nunca pude devolverte tú chaqueta, lo siento...
—Me he olvidado completamente de la chaqueta.—Admití mientras soltaba una pequeña risa, mientras me separaba de ella.— Éstos dos años he esperado que estuvieras bien, Yoonji, y no me equivoqué. Sigues siendo hermosa.
Pude ver como sus mejillas se tornaban un poco rojas por decirle eso, cosa que me dio gracia, porque rara vez podías ver a los gemelos Min sonrojarse.
—Yo... A eso he venido, Jimin.—Murmuró.— Siempre me has importado y... sé el cariño que te tiene mi hermano.—Al escuchar aquello, mi corazón empezó a latir más rápido y ahora mis mejillas ardían, dándome a entender que me había sonrojado.— Y sé que tú también le tienes cariño.
—Sí...
—Por eso...—Pasó su lengua por sus labios y no pude evitar reconocer ése gesto, ya que Yoongi también lo hacía.— Por eso, Jimin, te pido que... si quieres tener sexo con mi hermano, hazlo. Es... cosa de ustedes. Pero por favor, no dudes en irte de aquí.
—Yoonji...
—Es un lugar peligroso.—Me interrumpió.— Yoongi no puede darse cuenta de éso, pero yo sí y estoy segura que me lo agradecerá cuando se entere que tú... no estás en éste lugar.
—Si es por Tae... Yo sé como arreglarlo...
—No es por Taehyung. Sí, él es peligroso. Pero hay alguien... alguien que te odia, Jimin. Que te ve como su enemigo y está aquí. Yoongi no se da cuenta pero yo sí.—Yoonji mordió su labio, negando con la cabeza.— Me duele pedirte ésto, porque sé que también dañaría a mi hermano el que te vayas... pero sería peor para él verte... muerto. Así que, por favor, aprovecha el tiempo con él, estos pocos días... pero vete, Jimin. Huye de aquí.
Ella se levantó pero la interrumpí, colocando mi mano sobre su muñeca, impidiendo que se levantara.
—¿Quién...?
—No lo conoces. Y no querrás conocerlo.—Ella murmuró, pero luego suspiró.— Le dicen J.Pearl.
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