Saber que Hoseok se estaba dirigiendo a mí antiguo apartamento, seguramente, junto a Jungkook, me hacía sonreír. Mi plan estaba saliendo demasiado bien y la emoción no podía evitar mostrarse. También los nervios, ver a Hoseok de nuevo era algo que siempre me tendría impaciente y a la vez muy animado. Debíamos darnos el final que merecíamos, ambos.
Saqué mi teléfono para marcar rápido el número de Jihoon, que me atendió enseguida.
—Mantenlo entretenido hasta que te diga.
—¿Es Taehyung?—Escuché la voz de mi mejor amigo a través de la línea, haciendo que mi sonrisa se agrandara.— Si es Taehyung dile que le voy a matar cuando lo vea.
No si lo hago yo primero, mi Jimin.
—Está bien.—Murmuró Jihoon a través de la línea, haciendo que finalmente cortará.
Las calles por las que iba cada vez se estaban haciendo más conocidas para mí, pues las estaba reconociendo y aunque estaba emocionado, no entendía porque también sentía... miedo.
A la entrada, pude notar una chica con jeans rasgados, camiseta larga, chaqueta de cuero y su cabello negro estaba más largo. Sonreí mientras me acercaba a ella, que enseguida me vio con sus ojos gatunos, tan iguales a los de su hermano. Noté que abrió su boca, seguramente para gritar pero rápidamente le mostré una parte de mi pistola, y logré que se quedara quieta en el lugar.
—¿Cómo estás, Yoonji?—Me acerqué a ella y le di un abrazo, como si la conociera de toda la vida. Su cuerpo se tensó debajo del mío y yo acerqué mi boca a su oído, susurrando.— Necesito que llames a tu lindo hermanito y le digas que venga para aquí.
—Taehyung...
—Y más vale que cooperes, porque no me gustaría lastimar a más personas del que tengo pensado, hermosa.
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