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Min Yoongi estiró su brazo buscando un cálido cuerpo.

Como la vez que se habían quedado dormidos la primera vez, luego de hacer el amor, hace dos casi dos años. Pero sin abrir los ojos, supo que estaba completamente solo y más cuando el lado izquierdo de la cama se encontraba fría, como si nunca hubiera sido ocupado por nadie.

Su ceño fruncido comenzó a pasar a una mueca de tristeza al darse cuenta que no había nada de Jimin en la habitación y cuando se sentó en la cama—teniendo una ligera esperanza que por alguna casualidad el chico volviera a abrir la puerta para aparecer—, notó que había un papel en la mesa de luz.

Lo tomó—ignorando el hecho de que sus dedos temblaron al agarrar aquel papel—esperando que sea uno de los tantos juegos de Park Jimin. Respiró hondo, queriendo mentalizarse muchísimas cosas para no terminar decepcionado, pero aún así sabía que aquello pasaría. Pasó su lengua por sus labios, como era costumbre cuando algo le ponía nervioso y abrió el papel encontrando la letra de Jimin.

Querido Yoongi:

Seguramente ahora mismo te gustaría tenerme entre tus brazos, como la primera vez que hicimos el amor, ¿recuerdas? Porque yo lo recuerdo todos los días. He esperado muchas veces que aquello volviera a repetirse y no puedo creer que cuando lo hace... Tenga que ser yo el que se vaya.

No me malinterpretes, Yoongi Hyung, por favor, me encanta estar contigo. Pero creo que hoy... Ahora... No es nuestro momento.

Quiero creer que llegará un momento en donde tú y yo seremos el uno para el otro; pero sé que tendremos que tropezarnos varias veces en el camino. Vamos a cometer muchas estupideces y seguro habrán cosas que hagas que no me gusten... ¡Pero no me importa!

Seré estúpido, pero realmente creo que sí dos personas están destinadas... Terminarán por reunirse, tarde o temprano. Y realmente espero poder reunirme contigo en su debido tiempo.

Tu tienes cosas de las que encargarte y yo también, Hyung. Así que, por favor... Sé que estás queriendo hacerlo, pero no me busques. Deja que el destino se encargue de juntarnos de nuevo; de la manera que sea.

Seguiré pensando en ti, a donde sea que vaya, Yoonie.

Sigue pensando en mi.

Jimin.

Yoongi pestañó varias veces mientras releía la carta, queriendo encontrar algún sentido de lo que decía Jimin.

—¡Yoongi!—Una voz, que el mayor sabía bien, le interrumpió el pensamiento. Éste tomó aire y dobló la carta para ponerse de pie, dándose cuenta que aún seguía desnudo.

Soltó un suspiro bastante irritable mientras se acercaba hacia sus ropas para empezar a colocarselas. Logró guardar el papel en el bolsillo trasero de su jeans y mientras se estaba abrochando éste, la puerta se abrió.

Un chico con rasgos finos apareció. Yoongi simplemente se dio la vuelta mientras rodaba sus ojos, pensando en porque él tenía que haber aparecido.

—¿Qué quieres, Yijeong?

—Por favor, Hyung, aquí soy J-Pearl.—Dijo el chico. Yoongi asintió mientras se cruzaba de brazos y lo veía por encima de su hombro.— No quiero alarmarte pero... Taehyung escapó.—Yijeong echó un vistazo a la habitación antes de carraspear.— Y se ve que Jimin también.

Yoongi bajó la cabeza, reprimiendo una risa. Estaba claro que si Jimin se iba, Taehyung se iría con él. Al fin y al cabo; eran mejores amigos y nadie podría cambiar eso; no con dos personas que son almas gemelas.

—¿Qué hacemos, Yoongi? ¿Damos aviso para que los busquen?

—No.—Yoongi giró para enfrentarse a Yijeong, negando con la cabeza.

—Pero...

—Déjalos que crean que están a salvo.—Yoongi hizo una media sonrisa, pero ya no era una sonrisa amable. Aquellas sonrisas habían acabado.— Déjalos que crean que puedan ser felices... Luego se van a arrepentir de haberse ido.

 Luego se van a arrepentir de haberse ido

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Fifty Shades » BangtanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora