Aquel día estaba nublado, se notaba que estaba por llover. Había quedado con Yoonji, ya que ella quería contarme algo que había descubierto pero aún no llegaba, ya habían pasado más de media hora y ella aún no aparecía.
Suspiré frustrado, mientras mis dientes se dirigían a mi lado para morderlo. No me gustaba pasar tanto tiempo afuera y ella lo sabía.
Saqué mi teléfono para llamarla, lo había hecho varias veces pero siempre me decía que no estaba disponible.
Supuse que se quedó sin batería.
Me acomodé mejor la gorra negra que tapaba mis cabellos oscuros y me crucé de brazos. Las personas que pasaban no se detenían ni un segundo a mirarme y al menos agradecía eso.
Un tono agudo me desconcertó, dándome cuenta que me estaban llamando. Podía ver que era Yoonji, así que contesté de inmediato.
—¿Dónde estás?—Murmuré, mi voz dejaba en claro que estaba molesto.— Estoy esperándote durante media hora.
—Yoon... ¿puedes venir al departamento de T?—Me dijo ella sin embargo, mis cejas se fruncieron un poco pero aún así suspiré.
—Está bien.—Comenté, luego de eso la llamada se cortó. Yoonji había actuado raro, lo sabía.
Aún así, empecé a caminar hacía el antiguo apartamento de Taehyung y Jimin.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
J I M I N.
Jihoon me daba mala espina, no me caía para nada bien. Sabía que aquella llamada que había tenido había sido Taehyung, por más que había tratado de disimular. Me preguntaba qué mierda quería ahora hacer Taehyung. Seguro nada bueno.
Solté un suspiro, mientras negaba con la cabeza.
—Me voy.—Dije, volvió su mirada hacía mí.— Si Taehyung vuelve a llamarte dile que se vaya a la mierda.
Comencé a caminar pero una mano me detuvo del brazo, notando que había sido Jihoon. Jalé de mi brazo queriendo zafarme pero no podía.
—Suéltame de una maldita vez.
—No puedo.—Jihoon negó con la cabeza. Mierda, Taehyung, voy a matarme.
Mi mano libre se dirigió hacía la mejilla de Jihoon, dándole una cachetada. Cerró los ojos debido al impacto pero aún no me soltaba, apretó más mi brazo y me empujó contra una pared, lastimando mi espalda.
—Quería que fuera a las buenas, pero creo que no será así.—Murmuró.
Sus manos tomaron mi cabeza y aunque le estaba pegando no me soltaba, sentí un dolor en la parte de atrás de mi cabeza, notando que había golpeado la pared con ésta, dejándome aturdido.
Negro. Todo se puso negro.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.