La sala está oscura y no sé dónde estoy. Despierto con un horrible dolor de cabeza y sé que alguien ha golpeado allí para dejarme inconsciente. Mi mente intenta recordar todo lo que pasó.
Estaba en el departamento. Jimin y yo estábamos peleando. Jimin puso una navaja sobre mi cuello. Yo le golpeé. Yo iba a matarlo. Y la puerta se abre. Y... Y...
El dolor de cabeza se intensifica y llevó mis manos a ésta, gruñendo bajo por aquel dolor. Y una cara aparece en mis recuerdos.
Yoongi.
Era Yoongi. Nunca podría olvidar sus ojos oscuros, nunca podría olvidar la forma en que brillaban y menos podría olvidar la crueldad de ellos. Y sentí miedo, por mí, por Jimin, por todos los que estábamos rodeando a aquel ser. Pero yo era Kim Taehyung, a mí no se me permitía tener miedo. A mí no.
Observó la habitación en la que me encuentro. ¿Él me trajo aquí? ¿Dónde mierda estoy? Busco ventanas con mi mirada pero las encuentro tapadas con tablas. Suspiro irritado y me dejo salir de aquel colchón, levantándose, sintiendo un mareo apenas me pongo de pie y tengo que recargarme en la pared para no caerme. ¿Dónde está Jimin?
Me pongo en alerta apenas la puerta se abre y observo a una chica. La reconozco de inmediato y río, negando con la cabeza. Claro, donde está Yoongi... también está su preciosa hermana gemela, Yoonji.
—Ya te despertaste, animal.—Dice ella mientras se acerca a mí. Alza una pistola, apuntándome directamente y me señala la puerta.— Vamos, hay gente que quiere verte.
Aquello me hace fruncir el ceño pero aún así camino lentamente hacía la puerta, sintiendo como pone la punta de la pistola detrás de mi nuca por si intento hacer algún movimiento. Aún no, estúpida. Primero se observa el lugar en el que estás, analizas las salidas, organizas el plan de escape, asesinas a todos y... luego desapareces. Así funciona. Así debería funcionar para mí.
Voy observando los pasillos y un graffiti llama mi atención. Las palabras mejor dicho.
A LOS DÉBILES LOS HICIERON DÉBILES. A LOS FUERTES LOS HICIERON FUERTES, POR SUPUESTO, PORQUE SON FUERTES HACEN A LOS DÉBILES SUFRIR.
Me quedo unos segundos releyendo esa frase hasta que Yoonji vuelve a empujarme para que siga caminando y yo reprimo el darme vuelta, quitarle la maldita arma y pegarle un tiro justamente en su preciosa frente. Tomo aire lentamente y continuo caminando hasta que escucho su voz, diciendo que habíamos llegado.
Una puerta blanca se sitúa frente a mí y espero a que la abra, antes de entrar. Al principio quiero preguntarle qué se supone que haya en éste lugar pero entonces siento una presencia. No... Dos.
Mis ojos se dirigen sin evitarlo a la primera persona que noto. Observo que ésta sentado contra la pared. Su cabello marrón oscuro está algo despeinado y casi no lo reconocería hasta que vi la cicatriz de su mejilla, sabiendo perfectamente que se trata de Jungkook.
Pero el ambiente se hace pesado cuando la segunda persona se da vuelta y yo aguanto la respiración. No... No puede ser. Él no puede estar aquí. Siento mis piernas temblar y me odio por aquello. Odio todo lo que causa en mí. Odio absolutamente que mi corazón se acelere con tal solo su presencia. Odio reconocer aquel cabello rojo, odio reconocer sus ojos, odio reconocer sus mejillas, odio reconocer absolutamente todo de él. Y más odio cuando sonríe y sus malditos hoyuelos aparecen.
—Si pasa algo—escucho a Yoonji diciendo a mi espalda—, Hoseok, golpea tres veces ésta puerta y vendré.
Veo como Hoseok asiente sin quitar la mirada de mi. Puedo sentir como Jungkook se levanta del suelo y se acerca a Hoseok, ocultándose detrás de éste, pasando sus brazos por la cadera para abrazarlo por detrás.
Y la simple acción me hace enloquecer.
Siento mi sangre ardiendo en mi interior, mi estomago me duele por algo que no sentía hace años—celos— e intento ignorar aquel sentimiento, pero no puedo. ¡No puedo! Y peor se hace cuando Jungkook me observa por encima del hombro de Hoseok y éste no lo aleja. No quita las manos de Jungkook. ¿Por qué no lo aleja? ¡Aléjalo! Siento la ira crecer cada vez más y sé que es mucho peor, ésto es mucho peor que cuando eramos simples adolescentes, porque ésto ya no es un juego. Lo que pasó hace años me hace entender que odié completamente aquello. Odié el que seamos Jungkook, Hoseok y yo. Siempre yo... siendo su maldita segunda opción.
—Bienvenido, Taehyung.—Escuchó la voz de Hoseok y su voz se siente como si me hubieran tirado un balde de agua fría. Odio su voz. Extrañé su voz.
Hago puños con mis manos y me apoyo en la pared, queriendo alejarme de ellos. No... No puede estar pasando. Me dejo caer en el suelo y abrazo mis rodillas, ignorando sus dos presencias pero no puedo. Simplemente no puedo. Y menos cuando escucho a Jungkook hablar.
—Hoseok Hyung... No quiero que se quede con nosotros.
Muerdo mi labio reprimiendo las ganas de gritarle.
—No lo hará, Kookie.—La voz de Hoseok suena tan suave cuando se dirige a él y yo me siento arder.
Su voz me hace levantar la cabeza, aún cuando no debería haberlo hecho y siento un cuchillo enterrándose en mi pecho, haciendo que mi respiración se dificulte.
Hoseok me está dando la espalda y tiene abrazado a Jungkook de la cintura mientras éste tiene sus manos en las mejillas de mí Hyung, besando sus labios.
Y ardo.
Y ardo infinitamente.
Y mi corazón termina de romperse.
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» Y doy por iniciada la tercera parte.
» ¿Cómo están? Sé que me desaparecí por unos días pero quería darles un descanso antes de iniciar ésta parte, ya que por más que sea corta (10 capítulos) probablemente sea la parte más intensa que va a venir, por ahora.
» Also, estoy escribiendo también el 30 days OTP challenge YOONMIN y lo estoy haciendo super contrario a ésto, super fluff, así que si necesitan salirse de lo angst y leer algo fluff, tienen eso. (Y están de suerte, porque no suelo hacer muchas cosas fluff.)
» En fin... Dedicado a Chiara. Te amo, Soulmate. Te dedico a tú preciado Taehyung loco.
