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» Maratón 2/3 «

J I M I N.

La lluvia caía en mi cabello rubio, cara y ropa, haciéndome sentir completamente húmedo. No me apuraba ni corría, simplemente caminaba hacía el departamento. Sabía que tenía que ir más rápido... pero era solo lluvia, ni que fuera ácido.

Además, me hacía recordar a ese día. Esa noche. Donde él me hizo finalmente suyo. Solo una noche bastó para hacer que yo cayera derecho a sus pies y a sus garras.

Él era peligroso, sin duda alguna. Y daría todo por volver a sentir esa clase de peligro a su lado.

Las gotas frías caían por mi espalda mandándome escalofríos por todo el cuerpo, pero poco me importó. Mi mente se encontraba en otro lugar, volviendo a recordar sus cálidas manos sobre mi fría piel. Odiaba tener que vivir de recuerdos. Yo quería volver a sentirlo nuevamente. Sentirlo real junto a mi. Que sus manos, con sus dedos largos y lleno de venas, tomarán fuertemente mi cadera. Tal como lo hizo aquel día, haciéndome entender que no me quería dejar ir.

Y sin embargo, lo hiciste, Yoongi.

La gente pasaba a mí alrededor con sus paraguas, mirándome extrañado porque yo no tenía uno. En realidad, si tenía. Y era color rosa pálido. Pero lo había dejado en el departamento porque me había despertado tarde y me olvidé de tomarlo. De igual modo, aquellas miradas feas también existían cuando llevaba mi paraguas rosa. Ya que según las personas, el rosa es color de chica.

Idiotas. El rosa es solo un color. No tienen género.

Crucé mis brazos mientras caminaba un poco más rápido, ya que... Sí, estaba apurado por alejarme de las miradas del mundo. Mordí mi labio inferior con bastante fuerza, necesitaba sentir algo. Lo estiré un poco con mis dientes y al segundo pude sentir el sabor metálico de la sangre, mandando algo de paz en mi interior, haciéndome sacar un suspiro aliviado.

Cuando el encargado me vio, hizo una reverencia que le devolví rápidamente antes de tomar el ascensor. Me observé en el espejo, dándome risa el hecho de que haya gotas en mi cara como si hubiera estado llorando. Peine un poco mis cabellos rubios con mis dedos, llevándolos para atrás y observé la camisa que se pegaba a mi pecho.

¿Estoy excitante ahora, Yoongi?

Ignorando mi pensamiento, salí del ascensor para insertar la llave en el departamento, abriéndola. Mi mirada conectó con la de Taehyung y ví su sonrisa. Algo dentro de mí se puso en alerta. ¿Qué estaba haciendo?

—Buenas tardes, Jiminnie.—Me saludó.

—Buenas tardes, Taehyung.—Le devolví el saludo mientras dejaba la mochila sobre uno de los taburetes y me dirigía hacia el refrigerador para sacar mi jugo de naranjas.

Últimamente Taehyung se estaba comportando muy extraño. Desde aquel día que me abrazó y me dijo que no iba a dejar que nada malo me pase, estaba muy... sobre protector. Me ponía bastante nervioso ya que a él nunca le había importado qué pasaba conmigo, al menos... En estos dos últimos años fue así. Así que no entendía su repentino cambio de actitud.

—Te tengo una sorpresa.—Comentó mientras se acercaba a mi. ¿Sorpresa?

—¿Qué es?—No pude evitar preguntar.

Fifty Shades » BangtanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora