Everybody want to be you

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Desperté frustrada por el bullicio fuera de mi casa. Ya era la quinta vez esta semana y las ganas de llorar no faltaron,  como todas las noches.

Salí de la habitación y abrí la puerta principal apenas y un líquido frío y biscoso logró caer en mi rostro, mojando parte de mi bata y mi cabello. Las risas se hicieron presentes y entonces abrí los ojos, eran las mismas chicas de siempre, las que venían a burlarse de mi y a insistir que dejará en paz al amor de sus vidas. 

Cerré de un portazo y apoyé la espalda a la madera que en estos momentos me resultaba la cosa más reconfortante. Las lágrimas salieron sin avisar y apoye mi cabeza instantáneamente en mis rodillas.

Esto no podía estar pasándome a mi. Siempre juré que no me convertiría en esas a quienes el mundo odia, pero estaba pasando, era yo en los zapatos de esas tipas.

El teléfono sonó y me sacó de mis lamentaciones, me arrastré hasta él y contesté tratando de que mi voz sonará normal.

-¿hola?

-¡____!- su voz hizo que el alma me regresara al cuerpo, lo extrañaba tanto y más en estos momentos.

-hola Tom- traté que mis palabras se oyeran normales, pero debido a su silencio parecía que ya sabia que ocurria.

-linda, dime que no pasó de nuevo- no contesté, lo oí suspirar y entonces me arrepentí de no haberlo negado.

El silencio se hizo y temí que él hubiera colgado de lo molesto que podía estar.

-___, necesito que seas honesta conmigo...¿te lastimaron?- pensé un rato la respuesta, miré mi ropa mojada y mi cabello empalagoso y suspiré.

-no Tom, no me han lastimado- aseguré.

-no te creo- las lágrimas volvieron a invadir mis ojos, volví a ocultar mi caveza entre mis piernas.

-créeme Tom- rogué y entonces lo escuché bufa molesto.

-no puedo creerte si estas toda empapada y llorosa- sus palabras me hicieron alzar mi cabeza, ahí de pie en la entrada estaba Tom con el celular pegado al oido, rapidamente puso fin a la llamada y colgue el teléfono. 

Nos quedamos mirándonos por unos segundos antes de que corriera a refugiarme en sus brazos largos y fuertes, lloraba desconsolada mientras me sobada la espalda tratando de calmarme.

-si no me dices quienes son me veré obligado a matar inocentes- dijo entre dientes.

Alzé mi cabeza y vi su barbilla con una capa de barba creciente,  su cabello estaba desordenado y más largo que antes,  sin duda lo habia extrañado demasiado.

- no importa ya Tom, enserio estoy bien.

-no puedes decir que estas bien si te encuentro llorando a mitad de la noche, cuando deberías estar esperándome en la cama, dormida...___ sé que alguien te está molestando, y necesito saber la razón y quienes son.- estaba serio, pero sin duda seguía siendo el mismo Tom de siempre.

-no es nadie, solo chicas que quieren hacer bromas- trate de persuadir la verdad, pero no sirvió de nada.

Tom me llevó al baño y tomó asiento sobre la tapa del retrete conmigo encima, estiró su brazo y alcanzó el paquete de toallas húmedas, tomó una y empezó a pasarla por mi rostro con cuidado.

- ellas no quieren jugar princesa...y si quieren jugar con mi chica van a tener que seguir algunas reglas- seguía limpiando mi rostro mientras yo trataba de buscar algo de maldad en él, pero no había nada, solo molestia y enfado.

Escondí mi rostro en su cuello y lo abracé muy fuerte, para que supiera que no aguantaría otro día sin él.

-me detestan Tom, siento que te le hago daño a tanta gente intentando ser feliz- no podía seguir ocultando esto. Desde que empezamos a salir, nada de lo que hacía le agradaba a las personas, los medios me criticaban por ser muy joven  para él y sus fans me mandaban mensajes amenazadores, que realmente me ponían los pelos de punta.

One Shots thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora