Cartas para Henry

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Las puertas de sus aposentos se abrieron dejando entrar un aire helado, sin embargo no le incomodaba en lo absoluto. Se alegró de ver las manos de su ama de llaves llena de cartas, tomó sus lentes de la mesilla a su lado y se preparó para leer la que sería quizá la octava carta de su tía abuela, quien entonces radicaba en Inglaterra. Se había vuelto costumbre que la anciana le escribiera cartas a su joven sobrina contándole sus aventuras más alocadas en un lugar tan diferente a Gales.

Recibió los sobres y empezó a buscar la letra curva y reconocible de su tía, pero algo más le llamó la atención, era un sello de lo que parecía ser oro. Le sorprendió tanto ver algo así, pero se imaginó que quizá la anciana haya atrapado a algún marqués en sus redes. Decidió quitar el sello y desdoblar el contenido, la letra era diferente, nada comparada a la femenina y curva letra de su tía, esta era más tosca y varonil, pero alguna otra excusa pasó por su cabeza y comenzó a leer.

" Con el debido respeto, me dirijo al Rey de Escocia, para proponerle un acuerdo que beneficiará tanto a su reino como al mio. Los términos del acuerdo incluyen la mano de su hija a cambio de protección frente a las próximas guerras, planteando también la posibilidad de ofrecerle mayor protección si a cambio me ofrece la cuarta parte de sus tierras. 

Haciéndole recordar que mi paciencia es limitada al igual que mis propuestas, me despido.

Cordialmente, Rey Henry V"

El ceño de la joven estaba fruncido y tenía una expresión confusa y molesta en el rostro, algo inusual para ella. Se sentía indignada de saber que alguien podría siquiera considerar aquel trato, y muy ofendida por aquellas palabras. Sabía bien que existía el matrimonio mediante acuerdo en la realeza, pero jamás se imaginó semejante aberración como la que acababa de leer. Jamás pensó que una chica serviría como objeto para intercambiar bienestares y terrenos.

Mordió su labio inferior con furia y fue a su escritorio con paso decidido, estaba hecho, le escribiría a ese tal Henry V lo que opinaba. 

___ se caracterizaba por tener un carácter fuerte, y por tener opiniones propias al resto, jamás fue halagada por ello pero tampoco humillada, sabía darse a respetar y a mostrar que tenía un lugar y era el más alto. 

Su mano no paró de escribir, y cuando lo hizo, se dispuso a cerrar el sobre y llevarlo a la entrada junto a las demás cartas. Había especificado bien el destinatario, "Para el Rey de Inglaterra".

Pasaron días, noches y la idea de aquel acuerdo seguía en su cabeza, pensando en cómo alguien podría ser capaz. Dió gracias a que la carta haya llegado a ella y no al rey de Escocia, porque sino hubiera sentenciado a aquella chica, a pasar el resto de su vida con un hombre repugnante y con poca gracia para tener que arreglarse un matrimonio. ¿Acaso estaba tan desesperado o es que era realmente feo?

Ya estaba lista para dormir, pero minutos antes de apagar la luz la puerta sonó, permitió el paso de la mucama quien traía en manos solo una carta. ___ estaba confundida, no era usual recibir estas a tantas horas de la noche. Giró el sobre y el sello de oro estaba ahí otra vez. Abrió la carta y desdobló el contenido nuevamente, antes de leerla buscó sus lentes por todas partes hasta encontrarlos entre las sábanas, se los colocó y se dispuso a leer. 

" Es de mala educación leer cosas ajenas a usted, y me disculpo si la persona que ha leído esto es una persona con falta de dinero para pagar una buena educación y saber que al rey de Inglaterra no se le habla de ese modo, y menos por una carta. Lamento haber ofendido sus creencias, pero no es asunto suyo con quien me caso o con quien no, es más debería de sentir vergüenza y miedo al haber escrito esa carta y habermela mandado, usted no es quien para opinar y le pido que si no quiere que lo maten, se meta en sus propios asuntos."

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