Sonrio a mi último cliente del día y me despido con un beso en la mejilla. Suspiro derrotada por el ajetreado laboreo y empiezo a guardar mis cosas con el intento de ordenar un poco.Guardo la ultima aguja y luego me dirijo al espejo, pego ambas manos a los extremos y lo acomodo en posición recta solo para encontrarme con el reflejo de ojos azules. Tiene los brazos cruzados y una ligera sonrisa en su rostro.
- ¿está abierto? - Pregunta con ese acento ingles hipnotizante, me resisto a titubear y evito pronunciar alguna palabra que delate mi estado interno.
Sigo pegada al espejo y él sigue apoyado en la puerta, ninguno piensa moverse y sabe el porqué, ninguno de los dos piensa perder esta batalla, ninguno de los dos piensa demostrar como lo hace sentir el otro.
- ¿qué desea? - hablo con cautela y entonces si veo una risa estampada en su rostro.
-¿ahora soy usted?- descruza sus brazos y empieza a dar algunos pasos adelante. Me pongo rígida y mis piernas empiezan a temblar.
Se detiene en el podio en medio de la habitación y acomoda su corbata.
- necesito un nuevo traje - comenta y me regala esa sonrisa que derrite a cada una de las mujeres en el planeta. -soy todo tuyo- esas últimas palabras tienen doble sentido y sabe que lo entiendo porque vuelve a sonreír y solo quiero tirarle un puñete en ese hermoso rostro.
Me dirijo con cautela hacia mi mesa de trabajo y busco los materiales que guardé hace unos minutos, la cinta métrica enrollada se vuelve a estirar para tomarla de los extremos. Respiro hondo y con mucho valor interno me coloco detrás de él.
Cierro los ojos un minuto y me concentro en lo que debo hacer, ser profesional y acabar con esto rápido. Paso mis manos a sus hombros y mis dedos atrapan el frente de su saco para empezar a deslizarlo hacia atrás, dejando sus hombros cubiertos por una camisa blanca ajustada a su ancha espalda.
Joder, esto será más difícil de lo que pensaba, quizá deba renunciar, decirle que no soy la indicada para componer un traje de miles de dólares y que busque otro lugar. Pero por más que intente escapar de mil maneras, en algún punto de la situación me veré regresando una y otra vez hacia él, queriendo mantenerlo cerca, porque me hace sentir viva y visible, me hace salir de mi zona de confort.
Dejo el saco doblado en la silla de al lado y estiro la cinta desde su hombro derecho al izquierdo, tomo nota mental de la medida y prosigo a medir el largo de su espalda, procuro no tocar nada más que el aire que lo rodea.
-necesito que este traje sea el mejor, lo necesito para mañana, como a esta hora.- asiento y trato de regalarle una ligera sonrisa sin apartar la vista de mi trabajo.- tendré una cita con una mujer increible- entonces si que alzo la mirada y me encuentro con su semblante divertido.
-que suerte tiene la señorita- respondo con educación y moderación, no pienso gritarle mil cosas a la cara, porque en algún momento la idea de un él y yo debía desaparecer, este es el momento de poner los pies en la tierra.
-la tendrá, si acepta salir conmigo, quiero decir, si acepta ir a una cita conmigo - su mirada no se aparta de mí, y me vuelve más incómoda sabiendo que hay alguna tía dudando de salir con semejante hombre, quisiera gritarle a la cara que si no lo hace ahora no tendrá más oportunidades.
-pues dudo que diga que no- ahora si evito mirarlo a toda costa, sé que mi decepción se nota en mis ojos, pero cuando ríe mi mirada vuelve a posarse en él y lo miro confusa.
¿A que viene tanta risa?
Se da la vuelta y me apartó un poco para evitar chocar con él, pongo mis manos atrás escondiendo el centímetro y actuo como si fuera la persona más cómoda y segura en esta situación.
- ¿entonces? - pregunta y no veo algún indicio del verdadero significado de su incógnita, me confunde aún más y atino a responder profesionalmente.
- estará listo para mañana a esta hora, no se preocupe señor Hiddleston - decir su nombre me quema la garganta y aceptar que estoy tranquila con su última declaración de ir a una cita solo me vuelve más patética.
Soy como Pinocho, un patético pedazo de madera con una nariz extra grande que refleja cuán mentirosa soy.
Avanza unos pasos más y me hace retroceder, me siento cada vez más pequeña y temblorosa.
- no entiendo como puedes ser tan cabezota aveces - sigue avanzando y muerdo mi labio con nerviosismo de su siguiente movimiento
¿Acaso no ve el descaro que tiene diciendo que va a salir con alguien para luego venir a acorralarme contra mi escritorio?
- ¿la niña quiere que se lo explique con manzanas? - alza su mano y recoge un mechón de cabello rebelde para luego ponerlo tras mi oreja, todo mientras aguanto la respiración e intento sobrevivir.
- no me gustan las manzanas - la tontería que sale de mi boca solo es evidencia de cuán estupida me pone su presencia y esos ojos malditos que solo me examinan internamente.
Vuelve a sonreír, y yo vuelvo a agradecerle a alguna deidad por ello.
-vale, no le gustan las manzanas...intentemos algo más novedoso- agacha la cabeza y su rostro queda a milímetros del mío- intentemos con besos- su aliento fresco y mentolado choca contra mis labios para luego recibir los suyos gustosamente.
Dejo que presione su boca contra la mía mientras me debato mentalmente si debo o no seguirle el juego, y llego a la conclusión de que tal vez esta será la única forma de disfrutarlo antes de su dichosa cita de mañana.
Su mano va a mi cintura, me apreta y jala hacia su cuerpo, me pega a él y me acorrala aún más. Su otra mano está apoyada en el escritorio y yo sigo sin abrir mi boca. Pero cuando su lengua roza mi labio inferior todo termina y me encuentro cediendo a sus encantos.
Me aferro a sus hombros y dejo que me devore la boca, muerde mis labios y mi lengua lucha con la suya, arrugo la tela de su camisa y él la de mi vestido.
Se separa apenas y va dejando pequeños besos sobre mis labios y por toda mi cara, tengo la respiración agitada y el corazón latiendo rápido.
- me gusta tu vestido - susurra en mi oído y deja un beso en mi mejilla para luego regresar y pegar nuestras frentes.
Me siento cómoda entre sus brazos por extraño que parezca, apenas y nos conocemos y siento esta extraña conexión que tarda en desaparecer.
- no voy a parar hasta que digas que sí - y entonces lo comprendo todo.
¿Soy la chica que debe aceptar su cita?
Y si lo soy, ¿por qué cojones tardo tanto?
- ¿qué diga si a qué?- pregunto aún sosteniéndome de sus hombros, si los suelto temo caer.
- a una cita, o a una vida conmigo - sus palabras me resuenan en la cabeza mil veces.
"Una cita", ¿por qué no?
"Una vida con él", joder sí.
No deja que piense mucho para hablar ya que empieza a darme besos por toda la cara, me río y trato de voltear a todos lados para que se detenga.
-vale para ya- digo entre risas y el se detiene, vuelve a buscar mis ojos con los suyos.
- ¿eso es un si?
Asiento y sonríe pero luego deja de hacerlo y me mira intrigado.
-¿sí a qué?
Suspiro y me preparo para lo que vaya a venir con mi respuesta, me preparo para meterme en terreno peligroso, me preparo para una vida con él.
-a todo.
Lamento haber tardado, no me maten, seguiré escribiendo.
Espero les haya gustado.
Voten y comenten que tal chicas. Las quiero, besos.
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One Shots th
Fanfiction¿Te imaginas caminar de su mano, sentir sus labios en tu mejilla mientras revives alguna escena romántica de aquella película que viste hace unos días? ¿Te imaginas ser ESA chica? Pues estás invitada a introducirte en este mundo donde la única chica...