We both are a mess

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Entró al bar y pudo sentir ese característico olor a alcohol y sudor que hace mucho tiempo quizá no le haya molestado, ahora era otra, había cambiado y quería pensar que fue para bien. Buscó entre enormes cuerpos velludos y apestosos a la única persona por la que vendría a un lugar como este. Lo encontró sentado, dándole el ltimo trago a su bebida, ahí estaba el famoso capitán James Conrad. 

En ese mismo instante en que sus miradas se conectaron sintió una opresión en el pecho, le faltaba el aire y se obligó a pensar que era por el ambiente cerrado y lleno de fumadores compulsivos. Avanzó unos cuanto pasos hasta quedar a la altura de quien alguna vez le sacó varias sonrisas. Se quedaron en silencio, si ella creía que él sería un caballero después de todo y quizá le correría el asiento estaba muy equivocada, él también había cambiado y se convencía de que había sido para bien cuando no era de ese modo. 

Se resignó a tomar asiento escuchando la silla crujir con su peso, se rompería en cualquier momento, tanto como el lugar. Puso su bolso sobre la mesa y sus manos sobre el dándole una vista clara del reluciente anillo adornando su dedo anular, reflejando la promesa que él nunca fue capaz de darle. Tragó saliva en cuanto vio cómo la mirada de James se posaba sobre sus dedos y entonces pudo ver como su mano iba hacia la de ella, tomándola y acariciando la pequeña joya alrededor de su dedo. 

- ¿quién tuvo el valor?- Preguntó logrando que ella frunciera el ceño, nuevamente conectaron miradas y el mundo pareció desaparecer por lo menos para ella, porque él seguía resistiendo al efecto que le causaba su presencia, su completa anatomía frente a él. 

No contestó, no quería dar información de más, no quería que él supiera sobre su nueva vida. 

- ¿tiene dinero? - Volvió a hacer preguntas que no tendrían respuesta.- tu silencio puede otorgarse como un sí linda - habló sarcásticamente, dejar que saliera ese apodo de sus labios solo lo llevó al pasado, regresando todo esos recuerdos que él se empeñaba por olvidar. 

- tenemos...- trató de hablar pero se vio interrumpida por un gesto de parte de él.

- ¿qué haces aquí? ¿qué quieres ahora? - Ambas preguntas iban acompañadas de desprecio, algo que se tardó en sentir por ella.

No dijo nada, solo se abstuvo a analizar cada faceta de James, tenía la barba crecida y el cabello desordenada, estaba hecho un caos, pero no era algo que no haya visto, lo que más la impactó fue el hecho de que la miseria sobresalía por sus poros. Él era miseria pura, pero seguía siendo extremadamente guapo. 

¿Qué le había pasado al James que ella conoció alguna vez?

¿Había sido su culpa?

Esas preguntas rondaban por la cabeza de ___, una joven que solo trataba de seguir con su vida con el constante recuerdo de los besos y caricias que Conrad alguna vez le dio.

- Solo dime algo...¿piensas en mí?- preguntó James apretando más el agarre de su mano. ___ no quería admitirlo, sí, había pensado en él cientos de veces, pero con cada recuerdo llegaba el dolor y las razones por las que se separaron, cada vez que pensaba en él recordaba todas las discusiones que tenían y las malas decisiones que él tomaba para salirse del problema. 

- pienso en cada momento que me hiciste sentir la peor persona del mundo - era un cincuenta por ciento verdad, el otro cincuenta se lo dejaba a los recuerdos en los que ella sonreía solo con verle el rostro o los besos desprevenidos que recibía de su parte.

James agachó la mirada, reconocía que ella tenía razón, fueron muchas las veces que le causó dolor hasta que hizo lo impensable, terminando así con lo mejor que una vez tuvo. 

One Shots thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora