My Englishman #3

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Ahí estaba ella, consumida en un profundo sueño y aun así adueñándose de los pensamientos del inglés.

Tom HIddleston había ido a la ciudad de Madrid por negocios turbios, los cuales le faltaban concluir. La misma tarde en que arribó decidió - por alguna razón inexplicable - visitar uno de sus museos favoritos. Se sabía de memoria cada rincón y cada pintura del lugar, conocía todo menos a la linda morena de ojos penetrantes, cuya sonrisa lo sacó de sus cabales.

Era algo inusual que aquel hombre de treinta y cinco años estuviera considerando la posibilidad de un enamoramiento a primera vista, siempre había creído que solo se daban en los libros, pero resulta que el mismísimo Shakespeare estaba jugando con él y había creado a un personaje que le resultaría difícil sacar de su cabeza. Shakespeare le había dado a su propia Julieta, y procuraría no terminar en la muerte.

Su simpleza era el rasgo que más le atraía. Había estado con miles de chicas, se había enamorado o quizá enganchado con alguien, pero jamás había sentido nada parecido. Desde la primera vez que la vio solo quería tenerla cerca y alejarla de todo peligro, incluso de él mismo; creía que con solo un toque ella sería capaz de romperse en mil pedazos, pero que también sería capaz de demoler miles de montañas con solo una mirada.

Pasó la lengua sobre su labio inferior tomando asiento al lado de ella en la cama, la respiración de ____ era el único ruido que se escuchaba en la habitación. Tom levantó su mano y la dirigió hasta ella dejándola elevada a unos milímetros de su piel, nuevamente la idea de quebrarla con su toque lo invadió, así que retiró la mano. Ella se movió dándole la espalda al inglés, quien bajó la mirada y luego la alzó dándose valor para salir de la habitación.

Maldijo mentalmente cuando la escuchó gemir, cerró los ojos y botó aire para luego darse la vuelta; ____ estaba teniendo una pesadilla, tenía el ceño fruncido y los labios apretados. Pasó su mano por el brazo de la chica lentamente para no despertarla, pero ella abrió los ojos apenas y sonrió.

- gracias por ser tan lindo- susurró acomodándose un poco.

- ¿lindo? - preguntó sonriendo de lado. ___ abrió los ojos completamente y volvió a hechizar a Tom dejándolo con la mirada perdida.

- si...cualquiera se hubiera aprovechado...excuse me, are you understand? - sus palabras lo hicieron sonreír con todos los dientes.

- si entiendo...- acarició su mejilla y ella volvió a cerrar los ojos.-...nadie se va a aprovechar de ti...no lo permitiría jamás- sus palabras salieron sin pensar pero ya no había vuelta atrás. Estaba preparado para que ella saliera corriendo por lo raro que había sonado aquello, pero no lo hizo, en cambio solo se acurrucó más en el colchón, se había quedado dormida y eso lo tranquilizó, sin embargo ella lo había escuchado y lo sentía todo menos raro.

Tom suspiró y dio una ultima caricia para luego depositar un beso en la frente de la chica, salió de la habitación para sentarse en el sofá. Pasó ambas manos por su cabello y suspiró.

¿Qué le estaba pasando? ¿ Por qué después de tanto tiempo tenía que ser con ella?

Tiró todo su cuerpo para atrás apoyándolo en el respaldar, desabrochó los primeros botones de su camisa y aflojó el nudo de la corbata. Cerró los ojos y se relajó para poder conciliar el sueño apenas. Pasaron alrededor de diez minutos cuando escuchó pasos acercarse, abrió los ojos rápidamente y sacó de debajo del sofá un arma, apuntando directo en la cara de la persona.

Solo vió la cara de susto que tenía la chica, y bajó el arma.

-no hagas eso-susurró él tomando asiento en el sofá.

-¿por qué tienes un arma?- preguntó ella olvidando lo anterior, se puso frente a él y se cruzó de brazos.

Tom volvió a pasar la mano por su cabello y suspiró, su cabeza volvió a la posición anterior y cerró los ojos pensando en una buena respuesta para ella. Confesarle todo no estaba dentro de sus planes, pero algo le impedía mentirle.

-seguridad yo...-no continuó su frase porque sintió el peso de la chica sobre él. Levantó su cabeza y arqueó una ceja, ella se había sentado sobre él con ambas piernas a los lados, su cercanía lo estaba poniendo inusualmente nervioso.

-...¿tú?- susurró ella, sus manos subieron por su pecho hasta llegar a la abertura de su camisa, jugando con los pliegues de esta.

-...yo...no sé qué tienes que me encanta...

La luz de la ciudad era lo único que los alumbraba y les permitía verse uno al otro. La mirada de Tom bajó a los labios de ella mientras pasaba la lengua por su labio inferior.

____ acortó la distancia besandolo de una manera suave y provocadora, las manos de Tom dejaron de reprimir sus impulsos y la tomaron de la cintura pegandola más a su cuerpo.

Los besos aumentaron la intensidad y sus lenguas empezaron una danza infinita que pronto les reclamaría por aire. Se separaron unos milímetros conectando sus miradas.

Si algo andaba mal con él a ella le pasaba el doble. Algo inexplicable le recorría el cuerpo insitandola a tenerlo con ella, a seducirlo y encantarlo.

Sus delgados dedos siguieron desabrochando la camisa de Tom mientras él besaba su cuello. Tiró la cabeza para atrás y sintió sus labios dejar marca en cada rincón de su piel. Las manos largas de él quitaron el vestido de la chica poco a poco liberando sus pechos y deleitandose con la vista.

- pensé que estaría dormida ahora...y que jamás tendría la oportunidad de hacer esto- susurró contra su piel entre besos y gemidos.

- no podía dormir- ella se levantó apenas separando sus intimidades y se dejó caer sobre el miembro erecto y duro de Hiddleston.

Ambos gimieron al contacto, ella empezó a besar el cuello de él mordiendo y quizá succionando de más algunas partes. Bajo sus manos y desabrochó el pantalón, Tom la sostuvo de los muslos y la cargó para dejarla acostada en el mueble mientras él se posicionaba arriba. Bajó sus pantalones en su totalidad y quitó su camisa, el vestido ya no era impedimento para él, sus manos quitaron las bragas y la tuvo a su total dispocisión.

Ella gemía y él disfrutaba de su sabor, le abrió las piernas ligeramente y la penetró sin pedir permiso, ambos se deleitaban con los gemidos del otro y con sus intimidades juntas. Penetraba una y otra vez queriendo cada vez más sentirla toda completa, las uñas de la chica se clavaban en la espalda ancha del inglés quien se encargaba de besarla y quererla en cada beso y en cada toque.

Ambas manos estaban entrelazadas con la del otro sobre la cabeza de la chica, el sudor le daba un color perla a la piel de la chica cosa que le fascinaba a Tom. Toda ella le fascinaba.

El orgasmo no tardó en llegar y recorrer sus cuerpos por completo, ambos gimieron y recobraron la respiración. Ahora sentian que ya nada les faltaba, y era extraño, porque jamás habían tenido esa necesidad con otra persona.

Eran solo ellos dos, besándose, amándose, y necesitandose para toda la vida.




Enjoy it 💕💕

One Shots thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora