King of Hearts

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Sonreí y vi mis mejillas tornarse de un color carmesí. Mi hermano estaba apoyado en la pared con una sonrisa de orgullo y yo me sentí la más ridícula de la habitación.

Guert me aplicó un poco mas de rubor y luego dejó la brocha en el tocador para poder ver su obra de arte. Después de estos veinte años había logrado obtener un cariño inexplicable por parte de toda la familia, y ver crecer a la única niña que tuvo a su cuidado hacia de este momento aun más especial.

Después de varios años y varias concepciones la casa del conde de Escocia estaba repleta de varones, sin embargo llegaría el glorioso día en el que su amada esposa, la condesa Fillis, le otorgara el honor de tener una niña en la familia, misma niña que ahora lleva un corset súper apretado y kilos de maquillaje.

El conde de Escocia- mi padre - tendría el honor de presentar a su única hija ante toda la alta sociedad de Europa si es que era posible albergar a todos en su enorme castillo.

Respiré hondo y salí del brazo de mi hermano para poder dar la cara ante tantos invitados. Mis otros cinco hermanos estaban en el pasillo esperando a mi salida, una vez con ellos todos me hicieron escolta hasta la planta baja.

Todos los presentes tenían la mirada fija en mi, los hombres solteros y potencialmente aceptables estaban perdidos en el escote de mi vestido y solo pocos se dignaban a ver el ridículo que hacia al intentar no tropezar.

-bienvenida querida- dijo mi padre tomando mi mano y separandome del grupo de chicos tras de mi. - es un honor para mi...- y empezó el parloteo, que se sentía orgulloso de la mujer que era y que estaba deleitado con todo lo que sabía hacer, entonces empezó a enumerar un sin fin de actividades que quizá hice una sola vez en mi vida, pero que lo dejó maravillado.

Él no tenía idea o a lo mejor si, pero ninguno de los hombres en la sala le interesaba si sabía o no leer o si manejaba muy bien el arte de la danza, menos si podía montar sola a caballo, a ellos les interesaba más el si sabía cocinar o quizá atenderlos bien, ellos quería a alguien que les aguantase todo el día sin refutar, y sobre todo que se dejara complacer en la cama, sin reprochar y preguntar antes de hablar - olvidaba lo mas escensial - a ellos solo les interesaba la dote que mi padre podría dar al casarnos. Estaban equivocados si creían que podrían tener a una muchacha servicial en todos sus sentidos y con una dote enorme, esa no era yo, para nada.

Mantenía mi sonrisa en el mismo estado que cuando entré a la sala, sentía la mirada de todos en todo mi cuerpo, pero solo una estaba dirigida a mis ojos...¿pero quien era? Entre tanta multitud era difícil distinguir al ser de capacidades superiores y con sentido común.

Buscaba con la mirada por todos lados, siempre encontrándome con ojos lujuriosos y sonrisas repuganates, cuando lo vi. Un par de ojos azules y una sonrisa algo picara. Ahí estaba.

Me había dicho que vendría pero no estaba segura de si era cierto. Me sonrió una ves más y empezó a avanzar, siempre con la mirada en mi.

-...es hora de empezar el baile- las palabras de mi padre dieron inicio a los músicos quienes tocaban una melodía suave. Los invitados tomaron a sus respectivas parejas -los que tenían- y se colocaron en medio del salón.

Lo vi acercarse pero uno de los miles de pretendientes desesperados intervino y se colocó en su camino.

-señorita Cailean ¿me consederia esta pieza? - no sabía muy bien si sus palabras iban dirigidas a mi o a mis pechos ya que los miraba como si tuvieran vida propia.

-disculpe, ella está apartada- la voz ronca de aquel Rey Inglés me hizo estremecer y sonreír.

- ella puede...- el tipo altanero se dio la vuelta y vio la temible torre de ojos azules que lo miraba con los ojos entrecerrados.-....mi rey, es toda suya, lamento el inconveniente- se disculpó casi enredandose con sus palabras y se fue.

- mi rey...- sonreí de lado mientras tomaba su larga mano con la mia y colocaba la otra en mi cintura.

- mi reina- susurró en mi oído haciéndome reír.

Comenzó con pasos suaves, de un lado al otro, llevándome como su fuera suya únicamente y disfrutando cada paso que dábamos. Su mano bajó sigilosamente y apretó mi trasero sin vergüenza. Nadie había notado su pequeño desliz de modales, porque ahora yo ya no importaba, porque si el rey de Inglaterra lo tenía era caso perdido, había ganado, siempre era así...y sí, me había ganado de alguna u otra manera, pero hace mucho tiempo, y nadie sabía eso, nadie más que nosotros dos y nuestra suave danza.

-Henry...habíamos quedado muy en claro este tema- dije suavemente en su oído mientras posaba mi cabeza en su hombro.

-no en publico...entendido mi reina- volví a reír, era tan diferente a cuando estaba frente a los demás monarcas, conmigo era simplemente Henry, un hombre divertido y relajado, amante del romance y la poesía, y una persona que me tenía a sus pies en todo momento.

La danza terminó y nos dirijimos fuera del salón, mi mano rozaba la suya mientras caminábamos por el gran jardín. Nadie hablaba, las luciérnagas alumbraban la noche y nos dejaba disfrutar de un momento agradable.

-¿no le has dicho a nadie aun? - preguntó arrancando un rosa de uno de los arbustos, la olió y luego me la ofreció con una mirada encantadora.

- ¿ la parte en la que estuvimos comprometidos? ...¿ o la parte en que ya nos casamos?- recibí la rosa roja que pronto terminaría marchita en algún lugar del castillo. 

Tiró de mi muñeca pegándome a su pecho, su mirada penetrante me ponía nerviosa pero no me haría nada, estaba segura de eso.

- la parte en la que juras ser mía y solo mía por siempre- susurró antes de besar mis labios con delicadeza. Mis manos dejaron de ser apretadas por las suyas y se posaron en su pecho subiendo hasta tener su cuello rodeado con ellas; mis dedos jugaron con su cabello sacándole una sonrisa, le gustaba que hiciera eso y me lo había dejado muy en claro la primera vez que lo hice.- te amo mi hermosa reina de Inglaterra- sonreí y mordí su labio en medio del beso, jugamos un rato con besos y caricias algo subidas de tono hasta que escuchamos la voz de mi padre.

- ¿____? - llamó, estaba buscándome en el inmenso jardín, de cualquiera hubiera pensado que podría perderse, pero no de mi padre, él sabía cada uno de los rincones del lugar de memoria. -ahí estas- anunció su presencia con aquellas palabras viéndome con preocupación.- ¿ qué haces aquí niña escurridiza? - antes de poder responder cualquier cosa notó al hombre que estaba a mi lado, apoyado en la fuente y con una sonrisa inocente. - mi rey...lamento tanto el importunio, ¿mi hija causó algún problema?- lo escuché reír y sentí como la excitación recorría mi cuerpo lentamente.

-...si, hay un problema con su hija...- ambos lo miramos expectantes a que continuara su respuesta. Henry se puso de pie y tomó mi mano desprevenidamente depositando un beso, y luego se dirigió a mi padre.-...su bella hija no le ah contado toda la verdad, y es que ella y yo...estamos casados- lo vi sonreír y luego vi a mi padre quien estaba estupefacto.

-vaya...¿con el Rey de Inglaterra?...creo que hice un buen trabajo contigo - hablo mi padre con la mirada perdida.

Esto había resultado más fácil de lo que pensaba. Después de todo nadie le negaba al Rey de Inglaterra, al Rey de Corazones, al Rey de mi corazón.


Inspiración al 100% GRACIAS VERANO ♡♡ disfruten a su rey de corazones chicas 💕💕💕

One Shots thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora