Not good enough

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Toc...Toc...Toc...Ese fue el sonido que cambió mi vida, y me atrevo a decir que para siempre. 

Me levanté de mi cama arrastrando conmigo las sábanas, eran las cuatro de la mañana y aun seguía oscuro...¿quién diablos irrumpe a las cuatro de la mañana? 

Froté mis ojos y con todo el cansancio del mundo giré la perilla abriendo la puerta. Unos brazos delgados me envolvieron, solo pude ver un montón de cabello rubio y unos ojos azules frente a mi. 

No eran los de ella.

¿Quien era entonces? Esa pregunta me la hice hasta ver la sonrisa de Taylor, era tan grande y sus dientes tan blancos que mi vista dolía. Vi su boca moverse y explicarme algunas cosas, pero no presté mucha atención, debía entenderme, ella me había despertado en plena madrugada, estaba cansada y apenas tenía mis cinco sentidos despiertos. Alcancé a escuchar que no estaba sola en ese momento, y entonces se movió a un lado para ver nuevamente aquellos ojos azules de hace unos minutos. 

"Tom", alcancé a escuchar y supuse que ese era su nombre. Era alto y muy guapo, aunque algo mayor para ella.

Tragué saliva. ¿Me habrá escuchado?, supuse que si porque sonrió de manera divertida, entonces busqué a Taylor con la mirada y ya no la encontré. Había entrado como si fuera su casa y ahora estaba buscando algo de beber, quizá un whisky o tal vez vino, lo que encontrase primero. No podía culparla, en este momento yo también necesitaba un trago. 

- ¿puedo pasar?- preguntó, y obviamente debía preguntar después de haberlo tenido algo de veinte minutos parado en la puerta. 

-claro- fue lo único que pude decir sin meter la pata con alguna burrada. Lo vi caminar y mi vista me traicionó dirigiéndose a una parte que usualmente no vería en los novios de mis amigas, pero vaya que Taylor se había sacado la lotería, era perfecto en todo sentido. 

Quitó su chaqueta y la dobló perfectamente dejándola en el lugar adecuado para no desordenar nada. Disfruté de la vista un rato más hasta que unas piernas largas se cruzaron en mi camino y se colocaron sobre las de él. 

Claro...su novio, no mio. <<Grábatelo>> me repetía eso miles de veces hasta que fui capaz de separarme de la puerta. 

-voy por un poco de café- dije a punto de atragantarme con mi saliva. No notaron cuando me fui puesto que ella estaba llenándolo de besos, y claro...es Taylor Swift, debería sentirse afortunado de tenerla...o tal vez no.

Busqué con ansiedad los granos de café y la cafetera, no sabía bien la razón de mi nerviosismo, de lo único que estaba segura era de que necesitaba que ambos se fueran lo más pronto posible. 

Traté de abrir la bolsa de café pero mi primer intento fue en vano, una segunda vez y seguía igual...¿Con qué rayos hacían estas bolsas? Volví a tratar y seguía sin conseguir nada, la mordía, rasgué y hasta golpeé pero no se abría...Ultimo intento, para entonces ya estaba sobre la isla de mármol jalando la bolsa con ambas manos de un lado y con mis dientes del otro, tiré dos veces y la bolsa estalló haciendo que todos los granos de café volaran y se esparcieron alrededor de mi cocina. 

-no, no, no...mierda...- me tiré a recoger el café, estiré mis brazos atrayendo la mayor cantidad, pero estos se volvieron a escapar.

-¿así se hace el café aquí? - su voz me puso en pausa instantáneamente, tenía la mirada abajo y no pensaba alzarla por nada del mundo.

- no...- contesté por lo bajo, vi sus rodillas tocar el suelo y luego sus ojos se toparon con los mío, había colocado la cabeza debajo de la mía para ver mi expresión ridícula y asustada. 

One Shots thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora