I love you girl

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Giró la mirada y la posó sobre su ventana por la cual se veía a su joven vecina de muchos años, sentada en el suelo, con ambas piernas cruzadas y respirando pesadamente. Se quedó observando, le intrigaba saber qué había sucedido esta vez. LAdeó la cabeza intentando observar más a fondo pero no pudo llegar más allá puesto que el padre de ella entró con brusquedad en la habitación. Suponía que era su padre porque se parecían bastante. 

El hombre la tomó con brusquedad del brazo y gritó algunas palabras que no se escucharon hasta su habitación. Empotró el delgado cuerpo de la chica contra la pared y se acercó más. Tom solo tragó saliva y un sabor amargo empezaba a sentirse en su garganta, estaba apretando los dientes y tenía las manos en puños inconscientemente. Se obligó a cerrar la cortina y evitar ver el acontecimiento desagradable que sucedida al lado de su hogar. 

No era la primera vez que pasaba, y no era la primera vez que él se guardaba las ganas de moler a golpes a ese hombre, si es que se le puede llamar así. Suspiró y bajó a la cocina en busca de algo fuerte que lo hiciera olvidar todo y que lo obligara a mantenerse en su lugar. Encontró una botella de Whisky media llena y vertió el contenido en un vaso para luego tomarlo de un solo trago; el líquido pasó por su garganta quemándolo.

Llevó consigo la botella hasta el salón, donde vio por la ventana la clara imagen de la chica saliendo de su casa, cerró la puerta y se deslizó por ella hasta caer sentada sobre el porche. Tom dio un trago más del líquido amargo y sintió el alcohol empezar a hacer efecto. Apoyó un brazo sobre el marco superior de la ventana, su cabeza poco a poco cayó sobre su brazo y cerró los ojos, se sentía mal y algo culpable por no haberse entrometido y evitar el daño en diversas ocasiones. 

Seguía con a mirada perdida en ella hasta que ambos par de ojos se conectaron, jamás había notado cuán profundos eran los de la chica, y ella jamás se había percatado del brillo azul que tenían los ojos de su vecino. 

Se levantó y caminó hasta quedar fuera del campo de visión de Hiddleston, quien en ese preciso momento escuchó el timbre resonando por toda su casa. Fue con pasos cortos hasta la puerta y la abrió para encontrarse con ella, de pie y con la mirada baja; traía colgando de su hombro una cámara instantánea, sus manos enredadas entre si mientras jalaban las mangas de su chaqueta ocultando algunas marcas en su piel. 

En silencio ella se adentró a la espaciosa casa y la invadió el olor de la colonia de Tom, un aroma agradable, muy diferente al de su padre. Giró y se encontró con él quien la seguía mirando intrigado, con dudas en su cabeza, dudas que seguramente esta noche se aclararían. 

Ninguno dijo nada, ella se acercó a él y le quitó la botella de las manos para darle un trago seco al licor que ya empezaba a agotarse. Eso lo sorprendió, pero entendió que en ese momento lo más probable era que quisiera olvidar al igual que él. 

___ era su nombre, lo había repetido tantas veces pidiéndole perdón por las noches, perdón por no atreverse a interferir cada vez que entraba su padre, perdón por no buscarla después demostrandole que tenía a alguien cuando necesitara escapar, cuando necesitara un abrazo. 

La vio detenidamente, se había apoyado en la isla de mármol que estaba en la cocina, tenía ambos codos sobre el frío material y seguía sosteniendo la botella en su mano derecha, dio otro trago y sus ojos empezaron a humedecerse, resaltando lo rojo que estaban. 

El silencio resultaba extrañamente reconfortante, algo que los aliviaba, algo que podían disfrutar un rato más. Tom caminó hasta el pequeño sofá frente a la chica y se sentó ahí, esperando que ella hiciera algo que le indicara que estaba lúcida, que el dolor no la había consumido por completo. 

One Shots thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora