-¡Eo!- gritó ella desde la puerta de la habitación de su hermano menor. Alexei se encontraba en medio de un partido de ajedrez, contra él mismo. Solía jugar así para estar mejor preparado a la hora de jugar contra un adulto.
-¿Qué quieres, Katrina?- preguntó Alexei sin desviar la mirada del rey blanco, que estaba en jaque.
-Nada del otro mundo, tontito- le respondió ella simpáticamente-. Solo quería ir a jugar con mi hermanito. Sacarte un rato a la calle.
Alexei miró a su hermana con recelo. Algo en la escena le sonaba sospechoso.
-¿Estás segura de que eso es lo que quieres?
-Hey, con ocho años no es normal que te pases la tarde jugando solo al ajedrez. Al menos sal a jugar al parque conmigo, o juega algún videojuego- reprochó Katrina.
-¿Cuáles son tus verdaderas intenciones, Katrina?- sospechó Alexei entornando los ojos.
Katrina no se dio a esperar más y se encaminó hacia donde estaba jugando su hermano. Lo tomó de la muñeca y lo llevó por la fuerza hacia afuera.
-¡Eh, ¿Qué estás haciendo, loca?!- a Alexei se la había caído su "Libro De Estrategias", donde anotaba cada jugada nueva que descubría.
-No le faltes el respeto a tus mayores- reprendió Katrina, riéndose.
-Pero si solo me llevas cinco años.
-Entonces soy la mayor- le sacó la lengua a su hermano. Katrina era la mayor de los tres hermanos. El segundo, Frederick, era menor a ella por un año de diferencia. Ahora se encontraba de gira en un campeonato de football. A Katrina le encantaba presumir que era la mayor, a pesar de su comportamiento infantil.
"A veces no estoy tan seguro de eso- pensó Alexei irónico".
Siguió tirándolo de la muñeca hasta que llegaron a la puerta. Ahí se detuvieron.
-Mamá, salimos a jugar- gritó Katrina. En la mente de Alexei la pregunta "¿Por qué a mí?" se formulaba una y otra vez.
-Vuelvan antes de las 8:00.
Genial. Ya tenían permiso de irse. Katrina miró la hora. Eran las 4:30 de la tarde. Tenían todo el tiempo del mundo para ir a jugar.
Una vez en el parque que estaba cerca de su casa, a Alexei se le ocurrió volver a preguntar.
-¿Estás segura de que no me vas a dejar tirado para irte a jugar con tus amigas?
Alexei no hizo esa pregunta con la intención de herirla, o algo similar. Pero haber escuchado esas frías palabras de su hermano menor, la hirió. El problema era que Alexei era un chico al que, para la edad en la que estaba, le costaba mucho dialogar con otros niños. Por eso no medía muy bien su tacto a la hora de decir las cosas. Mientras que Katrina, recientemente había sufrido por sus dos mejores amigas, que la abandonaron porque "ya no la necesitaban más".
A Katrina se le escapó una lágrima y, sin saber qué hacer, se fue corriendo. Dejando a Alexei solo, y gritando que era un idiota. El chico se quedó pasmado. No entendía qué pasó.
"¿Acaso... dije algo malo?- se preguntó. Se recostó contra un árbol a ver el cielo-. Tal vez... ella no sea como una pieza de ajedrez... quizá, no tenía ninguna intención oculta y solo quería pasar tiempo conmigo... porque...".
Ese era el problema de Alexei. Todo debía de tener una explicación lógica. Algo pasaba porque otra cosa debía pasar. Pero él se estaba dando cuenta de que este no era el caso.
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Alexei
Teen FictionLa vida de Alexei no fue muy plena, ni muy alegre. Con una depresión severa desde la trágica muerte de su hermana de pequeño, Alexei vivió prácticamente toda su vida en una burbuja, en la que solamente se comunicaba con su hermano mayor, Frederick. ...