-¿El nombre de quién?- preguntó una vocecita familiar.
Alexei miró curioso hacia su lado izquierdo. Una joven estaba recostada en la misma pared que él, a un par de pasos, comiendo chicle y vistiendo el uniforme escolar todo desarreglado, lleno de pins.
A Alexei le dio un vuelco el corazón.
Era ella.
La chica... tan parecida... a Katrina.
Quedó tieso. No sabía qué decir. Instintivamente se sacó los auriculares y los anteojos de sol. Y la observó. Habían pasado años y años, pero aún recordaba cómo era su hermana cuando... se fue. Y ella era idéntica a Katrina.
-Tú eres...- comenzó, hablando muy lentamente, con los ojos bien abiertos. A pesar de todo, su aspecto no denotaba malas intenciones-... la chica... del tren, la que me dio el pin.
-Ajá- asintió ella sonriendo. A Alexei le estaba por reventar algo-. Oye, ¿y el pin que te regalé? No lo tienes puesto...- su expresión cambió de alegre a triste-. No te gustó, ¿verdad?
Alexei cayó en cuenta.
-Al contrario- reveló con un tono de voz, exageradamente confiado-. Me encantó pero, si te digo lo que pasó con él no me creerías.
-Pruébame.
Alexei sonrió.
-Sucedió hace poco, la verdad- mejor no decir cuándo exactamente-. Yo estaba caminando tranquilamente, volviendo para mi casa, y de la nada aparece una chica algo extraña, con el uniforme de tu escuela- la chica arqueó las cejas. A partir de ahora, Alexei omitiría algunos detalles.
>>Me observó como si fuera un robot, y me arrancó el pin que me diste de un manotazo. Como vi su uniforme, decidí ir a buscarla para pedirle que me lo devolviera.
"Bueno, tal vez esta no sea la pura verdad- meditó-, pero no puedo decirle que la estuve buscando desde siempre".
-Genial- se maravilló-. Sí, ya me hago una idea de quién fue. Es una amiga algo posesiva. Pero no te preocupes, hablaré con ella y le diré que te devuelva el pin.
-Ah... gracias- respondió.
Los dos se quedaron mirando por unos segundos. Él no lo podía creer. Después de tanto buscar y buscar, por fin la había encontrado...
-¡Ups!- se llevó una mano a los labios-. No me he presentado. Soy Suga.
"Suga- repitió para sus adentros-... que nombre más extraño... Me agrada".
-Yo soy Alexei- le estrechó la mano.
Luego de eso, no supo que hacer. Finalmente, había encontrado a Suga. Pero... ¿ahora qué? ¿Era eso todo, o aún quedaba algo por hacer? ¿Ya que cumplió su objetivo podría regresar a su triste y vacía vi...?
-Oye... oyeee- llamó Suga, sacudiendo su mano en frente de Alexei-. ¿Me puedes acompañar a tomar algo a "Moodies Smothies"?
Moodies Smothies era un local de comida rápida, ambientado en lo mejor de los años ochenta, con imágenes de famosos de la época, películas taquilleras del momento, y con comida típica de esos años. Era más famoso por los platos dulces que por los salados. En una tarde de viernes, podía haber incluso fila para entrar. Pero por suerte, era jueves al mediodía.
Alexei asintió con la cabeza. No estaba acostumbrado a no ser la mente maestra que dominara el plan. Pero esto no estaba tan mal, después de todo.
Afortunadamente, Moodies Smoothies quedaba a pocas cuadras del Winchester High School. Durante el trayecto, mantuvieron una conversación básica de personas que se acababan de conocer.
-Álex... ¿te puedo llamar Álex, verdad?- preguntó tras un momento de silencio.
-Sí, por supuesto.
-Hay algo que no te dije...- miró hacia otra parte-. La verdad es que estoy yendo a comer aquí contigo porque anoche me peleé con mi padre. Y no tengo nada de dinero- hizo contacto visual con Alexei. Se veía triste-. Discúlpame... te estoy usando y eso no está bien.
Alexei creyó que iba a salir corriendo como lo hizo Katrina aquella vez. Pero, en lugar de eso, Suga se lanzó hacia él, abrazándolo.
-...discúlpame, ¿sí?...
-¡Aren!- aulló Frederick en la guarida.
-Dime.
Estaban ellos dos solos. Aren se encontraba jugando, resolviendo unos laberintos impresos.
-Sabes que esta misión es muy importante. Quedan cinco días para que sea la fecha. Y tú estás ahí flojeando en vez de maquinar nuestro próximo plan- reprochó Frederick.
-Eso es porque tú aún no me consigues al Master Mind- se levantó y se acercó al fornido. Demasiado-. Creo que el que flojea eres tú, Fred.
Chocaron cabezas a pesar de la diferencia de tamaño.
-¿Bromeas? Yo ya tengo a un candidato.
-¿Ah, sí?- preguntó el otro, sorprendido-. ¿Es un puro músculos/ cero cerebro de los tuyos? ¿O realmente es un Master Mind?
-Tú dime.
Lanzó una foto como si fuera una carta. Cayó al piso, casi a su lado. Tal vez esperaba que cayera en la mesa, de algún modo épico. Decepcionado consigo mismo, la levantó y la colocó en la mesa, sin decir palabra. Estaba algo apenado.
-Este es "Mantis"- explicó el Frederick. En la foto se veía a un joven con un buzo verde con capucha que le cubría parte del rostro, y unas antenas que se asimilaban a la de la mantis religiosa-. Actualmente trabaja para una pandilla pequeña, pertenece a una subpandilla de nuestros rivales, los Koda. Pero creo que podría ser toda una joyita con nosotros.
-No se ve mal- concedió Aren-. Pero es muy rebuscado. Mejor mira esto.
De una forma mucho más poética que la de su compañero, dejó una fotografía en la mesa. No era ni más ni menos que Alexei.
-Olvídalo.
-Escucha, sé que no es...
Frederick, en un arrebato de ira, lo tomó del cuello de la camisa con las dos manos, levantándolo del suelo.
-¡Es mi hermano!
-Puede ser muy bueno- alcanzó a decir Aren-. Tiene el potencial para ser nuestro mejor Master Mind hasta la fecha.
-¡Es mi hermano!- repitió-. ¡Si tú no permites que tu hermana esté en esto entonces el mío no tiene por qué estar aquí!
-No la metas a ella en esto- le pegó un rodillazo en el estómago. Logró liberarse-. Nos llevaría tan arriba como ambos soñamos.
-No lo sé... es mi familia...- dijo Frederick, más calmado.
-Dale la oportunidad. Sabes que lo que digo es cierto. Además, él necesita un objetivo en la vida. No puede ir lamentándose por todo.
-¿Cómo sabes eso?
-Pst, soy yo, ¿te acuerdas?- presumió-. Tranquilo, tú solo dale la chance de que vea cómo es nuestro mundo. El mundo de Los Dragones De Berlín.
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Alexei
Teen FictionLa vida de Alexei no fue muy plena, ni muy alegre. Con una depresión severa desde la trágica muerte de su hermana de pequeño, Alexei vivió prácticamente toda su vida en una burbuja, en la que solamente se comunicaba con su hermano mayor, Frederick. ...